viernes, 16 de noviembre de 2018

La mirada de Carlota



Dentro del hueco de las manos de Carlota vive una auténtica agonía. ¡Quién iba a decirlo! No hablo de ese período de transición entre la vida y la muerte; aquel que se caracteriza por la subsistencia de algunas funciones vitales como la respiratoria, circulatoria y nerviosa y por la desaparición de las funciones intelectuales. ¡No! Se trata de este otro tipo de agonía; aquella agonía insatisfecha de toda alma afligida e intranquila. La verdad que este tipo de agonía, llamado a secas, "Angustia", me intimida por tratarse de un estado afectivo que implica un cierto malestar psicológico, acompañado, que yo sepa, por cambios en nuestro cuerpo como temblores, taquicardia, sudoración excesiva o falta de aire.

¡Vaya! Después de dar un hondo suspiro la agonía de Carlota me miró; estaba temblando mientras se encontraba frente a mí. La verdad que yo ya no sé qué más decirle para calmarla. Y mientras yo escuchaba pacientemente como ella exclamaba y reclamaba lo dura que es la vida, yo tengo la fuerte convicción que si ella me hiciera caso, ella podría vivir mejor aunque su vida sea imperfecta. A la larga, la perfección, es una pulida colección de errores, ¿no crees?

Al ver que la Angustia quería salir, a toda costa, del hueco de las manos de Carlota, ella me hizo saber que ella no estaba sola. Estaba rodeada de mala compañía. El miedo, la tristeza, el nerviosismo, la irritabilidad, los dolores de cabeza, el insomnio y la ansiedad se encontraban con ella en ese pequeño espacio. La verdad que las manos de Carlota no son grandes para darle cabida a todos ellos. En cuanto las manos de Carlota empezaron a sudar, le dije a ella que las sacudiera fuertemente, que las abriera y que extendiera sus brazos hacia mí aunque yo no sea perfectamente completa. Te preguntarás quién soy yo. Me presento; soy la FE. 

Seguidamente, después de mantener a Carlota en mis brazos por un rato, le hice saber que si bien los sueños y la angustia nos unen, ella nunca debe olvidar que no se puede vivir sin fe ya que ésta es el conocimiento del significado de la vida humana. Además, yo, la fe, soy la fuerza de la vida, de la de Carlota, de la tuya, de la de todos porque si el hombre vive es porque cree en algo y aunque creas que yo, de alguna manera, te puedo engañar, no te olvides que le doy brillo a tu mirada, esa mirada que es nada menos que el lenguaje de tu corazón. Después de decir estas palabras, la mirada de Carlota me sonrió. ¿Y sabes por qué? Porque ella entendió que toda aquella persona que tenga fe, nunca está sola así la mano amiga extendida no se encuentre siempre físicamente cerca de ella.


MARiSOL







sábado, 3 de noviembre de 2018

A bocajarro


Mientras una maraña de sensaciones se entrecruzaban de manera que no se pueden separar los sentimientos de los pensamientos, por más que yo quiera, una falsa petición de ayuda, vestida de excusas, llegaba de lejos cual disparo a bocajarro.
- ¡Auxilio! - gritó ella desesperada, pero su voz no sonaba humilde. (¡Lástima! porque porque cuando no hay humildad, uno termina por degradarse).
Bien, después de escucharla, yo le hice saber que su voz me sonaba como a un disparo tirado de su necia soberbia y es que cuando la soberbia nunca baja de donde sube es porque siempre cae de donde subió.
 - ¡Cállate, estúpida! - me retó alterada una vez más. ¡No sabes lo que dices! ¡Estás loca de remate! ¡Estás en la obligación de ayudarme te guste o no y bajo mis condiciones!

Mmmmm .... mientras yo sopesaba las exigencias de la petición de ayuda de manera discreta, antes de decir algo incoveniente, yo hice un par de averiguaciones ... aquéllas donde no es realmente importante escuchar lo que ella dice, sino, más bien, lo que yo pienso le guste o no.

Y aunque ciertamente mis propuestas sean, del todo,  inocuas y no conlleven ningún riesgo, yo sospecho que lo imposible he de poner en práctica aunque no quiera. Ya no me defiendo como antes, ahora callo, quizá para no hacerme más esclava no sólo de mis propias palabras, sino de las suyas, vestidas de desprecio y arrogancia. ¿Qué he de hacer ahora? Procurar que mi alma no caiga muerta al asfalto de esta dura realidad  que me toca vivir. De pie sigo y así será aunque, por momentos, dude de mi propia fortaleza. ¿Será cierto que la fortaleza crece en proporción a la carga que yo llevo sobre mis hombros? No sé, pero pienso que así es. 
¡Ay! lo único que yo sí sé, a ciencia cierta, es que mientras una limitada disposición de cambio exista de parte de la falsa petición de ayuda, sobre todo, por no hablar con la verdad (con la mentira suele ir uno más lejos, pero sin esperanzas de volver), una naturalidad impostada yo dejo ver aunque resulte patente que mi alma quede carente, de inspiración y alegría sólo por momentos .... esos momentos donde la audacia es necesaria para así poder defenderme por encima del nivel de cualquier miedo mientras desenredo esta maraña que se ha venido a instalar en mi vida cual presencia estable y no quiero porque yo deseo seguir obrando según mi libre eleccción y, sobre todo, sin ninguna coacción externa. 
¿Y sabes por qué no quiero, por ningún motivo, que ella, la falsa petición de ayuda, me siga manipulando? Pues, porque yo soy la dignidad ya que me comporto con responsabilidad, respeto y seriedad no sólo hacía mí misma, sino hacia los demás y no permito que no sólo se me mienta, sino que se me humille o degrade. 
¡Pum, pum!

MARiSOL

 

viernes, 19 de octubre de 2018

La enfermedad de un sueño mío

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Tengo un sueño que ha enfermedado de pura pena. La verdad que la fuerza de mis palabras ya no lo reaniman para nada. Es como si mi sueño se encontrara prisionero entre muros de piedra húmedos que no pueden dejar de llorar. Y yo, por más que quiero derribarlos, no puedo. No me interesa lo que la opinión pública diga de mí o de mi sueño ... de ése que no puedo cumplir por más que así lo desee. La verdad que hay sueños que son más grandes que la propia vida que por este motivo no se pueden cumplir. Y no por ser negativa.

- ¡Ayúdame! - gritó desesperado mi sueño. ¡Sácame de acá!
Mi sueño está cabalmente consciente que a la intemperie de mi propia realidad, él tiene un precio alto por pagar. Por este motivo él desea que lo saque de este horroroso lugar parecido a una mazmorra. Esta situación se ha convertido en una verdadera pesadilla. Me pregunto si para el resto de mis días lo dejaré allí. Mi sueño me mira resignado a su suerte. Yo no puedo hacer nada por él. Lo lamento.

- ¡Siento una impotencia gigante! - le hice saber a mi querido sueño en voz alta. La verdad que soy una persona decente pero toda esta situación me ha tomado por sorpresa, de manera desprevenida y no sé a ciencia cierta como resolverla. 

- ¡No! yo creo que no hiciste nada por impedir que esta situación sucediera - me dijo mi sueño con voz temblorosa y vestida de una gran desesperación. Acaso, ¿no se apodera de ti un sentimiento de culpa porque tú ves como me voy apagando de a pocos? Me voy quedando sin luz; estoy sumido en una gran oscuridad. ¡Auxilio!

¡Dios! este agudo poder de observación no me ayuda en nada. Mi fuente de inspiración más grande: mi imaginación se ha quedado sin alas. Es como si un viento huracanado me la hubiera arrancado de mis manos y hubiera, de paso, arrojado a mi querido sueño lejos de mí. 

Y mientras escucho como mi querido sueño llora desconsoladamente, le pido encarecidamente que duerma. Sí, le pido que no despierte hasta que yo venga a sacarlo de este lugar donde él se encuentra. Sólo me queda prometerle que vendré a sacarlo, algún día, de su forzado encierro.  Espero poder cumplir mi promesa porque, muchas veces, pasa que cuando prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores, esto sí que es una gran decepción. Y es que, querido lector, aunque las decepciones nos maten, las esperanzas nos hacen vivir. Tercamente me aferro a este pensamiento para darle alas de positivismo a mi querido sueño para que confíe en mí aunque yo no sepa si yo  puedo confiar en mi promesa dada.


MARiSOL







miércoles, 19 de septiembre de 2018

A primera vista


Con un cierto respingo Elsa se detiene ante mí por inercia pero con pasmosa tranquilidad ... esa tranquilidad que le pide a ella estar alerta y abierta a la vida y a no dejarse enredar más ni en situaciones poco claras ni en todo tipo de lindeces ofensivas o humillantes. ¡Ya no más! 

De alguna manera Elsa aprende cada día algo nuevo mientras ella se acostumbra, poco a poco, a celebrar la vida a pesar de todo ... ese todo que es la suma de todo o, mejor dicho, de ese momento glorioso que  avanza sin aprehensión alguna y lentamente antes de lo previsto hacia lo imprevisto (ese hecho que no puede conocerse de manera anticipada) mientras ella aprende también a aceptar las consecuencias porque en la vida no hay premios ni castigos, sino, más bien, consecuencias, creo yo.

Veo con admiración que Elsa se está dejando llevar por ese asombro impecable que casi siempre, por suerte, tiene algo bueno que decir. Y aunque Elsa no pueda dejar de pensar en lo que fue y ahora es (quizá porque ella no tiene algo mejor que hacer), ella ha conseguido esconder ese grito contenido que, a primera vista, elevaba antes al cielo mientras ella se preguntaba de manera rabiosa: "¡Dios, ¿y quién me sostiene a mí?!"

Antes de terminar, te hago saber, querido lector, que más nada nuevo he de agregar. Prefiero, más bien, ver a Elsa avanzar lo más cerca posible a ese nivel de proximidad que le advierte que demasiado tiempo ella no tiene para encontrar esa hermosa sabiduría del alma, que por nada debe ser turbada, para adentrarse, de mejor manera,  en mi reino. Ese reino que, a primera vista, parece lejanamente utópico, pero si a nada Elsa teme ni nada ella desea de nadie, ella misma podrá adentrarse, sin dificultad alguna, en mi reino llamado Paz interior ... el signo más evidente de todos, visto, sin lugar a dudas, a primera vista desde dentro porque de nada sirve buscarla fuera. ¿No lo crees?

Elsa está aprendiendo que para adentrarse en mi reino, ella tiene que dejar de lado, por fuerza mayor, a cinco grandes enemigos de la paz: el miedo, la avaricia, la envidia, el odio y el orgullo. Y tú, querido lector, ¿estás preparado para hacerme una visita? A primera vista diría que sí o ¿me equivoco?


MARiSOL




martes, 11 de septiembre de 2018

La lámina del silencio





Mientras una lámina de silencio permanece callada, por fuerza mayor, mis deudas afectivas ponen en marcha una falsa protección. Sin embargo, resignarme no quiero porque no debo. Y aunque, finalmente, desengañada y dolida decida aceptar esta bruma densa, que cual pálpito, me ha colocado en una situación incómoda, prisa ya no tengo que contrariedades inesperadas hagan su nido en mí quitándome toda esperanza. Será que esta milagrosa palabra y, por momentos, lejana de mí, me desafía y me recalca que es en la adversidad donde puedo ser salvada de tanta preocupación. Y aunque horas de inquietud se mantengan impasibles ante tanta incertidumbre malsana, sólo me queda la opción de una falsa cortesía (esa cortesía que unas veces conquista y otras lamentablemente empalaga). Y mientras sopeso las palabras de mis propias reflexiones, no consiento más ser el muro de contención de nadie. Ya no más. Más bien, exijo respuestas coherentes mientras concentro mi atención entre mi propia cordura y dignidad. Y mientras el silencio me mira en silencio, yo procuro que mis palabras sean mejor que éste aunque, por momentos, resulte más difícil manejarlo que mis propias palabras. Quizá no sólo no deba yo romper esta lámina de silencio si no es para mejorarla, sino tampoco prestarle  a ésta demasiada atención para no brindar testimonio contra mí misma.  ¿Me hago entender? La lámina de silencio me mira largamente. Es así como decido mantenerme silenciosa hasta encontrar la paz deseada.  A por ella yo no voy porque me encuentro ya en el camino ... ese camino que me conduce hacia mí misma aunque, por momentos, sienta yo que cojeo y no logre avanzar a grandes pasos como desearía. Pero es mejor equivocarme una y mil veces a tener que tener razón siguiendo el camino de otro. ¿No crees?  

Y mientras la lámina de silencio, con sus ojos de aguas cristalinas, me sigue observando, ella y yo sabemos que el camino escogido no es fácil a seguir, pero a paso lento pero seguro voy y con ella por compañera y aliada. Ella me conmina o bien a callar o a decir algo que sea mejor que callar. Opto por ese amigo que jamás traiciona.  Callo y sigo por ese camino de reflexión forzada pero que, tarde o temprano, me llevará hacia el Nirvana. Lo otro sería sólo el camino hacia la muerte emocional e intelectual. 

Es así como el Nirvana espera por mí con su lámina de silencio mientras me hace recordar que él es el estado transcendente libre de sufrimiento donde las llamas del odio, el apego y la ignorancia se extinguen con el tiempo. Tomo conciencia que éste es el mejor camino a seguir porque el Nirvana es en realidad indescriptible y sólo éste puede conocerse desde su experiencia. Callo y sigo adelante porque mi camino no tiene ni principio ni fin. ¡Ay! El tiempo medible ha quedado en desuso. No está condicionado a nada ... esa nada que con su lámina de silencio me hace saber que hacemos de la eternidad una nada y de la nada una eternidad. Más bien callo. ¿Para siempre? Por un tiempo .... Hago una pausa. Y mientras mi lámina de silencio aprueba mi decisión, ella bien sabe que en cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto y luego lo incorrecto porque lo peor es no hacer nada. Yo ya no hablo, sólo actúo con mi lámina de silencio como testigo, fiscal y juez.

MARiSOL

lunes, 20 de agosto de 2018

Realidades



Aristóteles en algún momento me comentó que la realidad es la única verdad. Pero, ¿será verdad? Raquel es una mujer que miente mucho, que se inventa su propia realidad porque no se quiere ajustar a la realidad que existe. Y es porque, según ella, la realidad objetiva acaba por evaporarse. Pero es más que esto. ¿No será que la realidad es el alma de cada persona? Sea como sea, yo pienso que aunque Raquel deje de creer en la realidad, ésta sigue existiendo y no desaparece le guste o no le guste a ella. Yo podría hacerme aliada de Raquel porque soy la Mentira, pero ya ni puedo ni quiero porque yo veo que Raquel lo que le pide a los demás no son críticas, sino que ella quiere sólo halagos para soportar la realidad que la envuelve en este momento. Mas ésta no es la solución. Pienso que Raquel, por momentos, está ciega. Ella tiene que despertar del sueño irreal en el que vive desde hace años. Vivir sólo de apariencias ni es saludable ni tampoco va de la mano con la realidad. Sin embargo, la conducta de Raquel es una mentira continua. Y, siento vergüenza que esto sea así porque ni siquiera ella tiene talento para mentir bien. Algo que yo le increpo porque yo como la Mentira defiendo mis propios intereses y Raquel sólo me degrada con su mal actuar. Y es que para mentir hay que tener talento y ella no lo tiene de ningún modo, sobre todo, cuando sus mentiras me dan rabia porque sé, que ella tarde o temprano, sucumbirá a las consecuencias. ¡Ay! Ella se engaña a sí misma y esto en sí es mucho más doloroso que engañar a los demás. Es que la realidad es aquello que acontece de manera verdadera o cierta. Todo lo contrario al terreno de la fantasía, la imaginación o ilusión. Pero, ¿cuesta tanto entender que la realidad supone un problema filosófico? La verdad que la realidad ha sido motivo de análisis y también de debate durante toda la historia de la humanidad. ¿No será que la fantasía ha sido, del mismo modo, parte de la realidad? No sé, ni tampoco me interesa. Quizá porque Dios es real aunque no haya forma empírica de demostrar su existencia. Pero si me sumerjo en el lenguaje cotidiano, puedo entender que la realidad es como el conjunto de factores y situaciones que uno vive a diario. ¿Será que el término de realidad es sinónimo de vida? La verdad que no sé si mi realidad es capturada a través del lente de la vida o si yo vivo en una gran  mentira para darme la sensación que yo vivo en  universos paralelos que coexisten aunque siga sin entenderme porque los sentimientos y emociones son también reales aunque yo no quiera o tú no quieras entender la realidad en la que vivo, tan distinta a la tuya, ¿verdad? Mejor dejo de escribir porque la realidad en la que vivo ya no la entiendo y tú menos que yo.

MARiSOL




martes, 14 de agosto de 2018

El paradigma de Piscis







Mientras la felicidad es un viaje mas no un destino, el sueño de Piscis se prende como una chispa de vida en lo más hondo de su alma porque este nuevo paradigma le pide tomarlo como ejemplo a seguir en su vida cotidiana para no morir de pena o hasta de hastío y aburrimiento.

Y mientras Piscis descubre el propósito de las grandes victorias no libradas con plenitud, decide, más bien, dar un vuelco en este tiempo malgastado al mismo tiempo que se brinda la oportunidad de esquivar con elegancia ese sinuoso sendero que sólo le lleva al mismo punto de partida.

Piscis no renunciará ni a su paz interior ni a las pequeñas cosas que le conceden enormes momentos de felicidad porque ha aprendido a cambiar de un paradigma a otro aunque un vacío de hermosas sensaciones se quiera hacer presente cual maleficio predeterminado en su vida.

Es así como Piscis emplea sus experiencias, creencias, vivencias, costumbres y valores morales, que repercuten y condicionan el modo como él actúa y ve la realidad, para entender mejor no sólo el mundo en el que habita desde que nació, sino para tratar de enfocar y solucionar los problemas lo mejor que puede aunque ni tú ni yo no aceptemos sus propias reglas de comportamiento.


MARiSOL

viernes, 10 de agosto de 2018

Los secretos del lago




El sentido de la armonía interna se traduce en momentos de tranquilidad y de una apacibilidad latente, creo yo. El lago me mira largamente. No hay secretos entre los dos. Sólo lo que conversamos lo guarda él como un tesoro y yo también callo porque nadie podría creerme que yo puedo comunicarme con el lago. En esta realidad tan objetiva a la que vivo expuesta no hay cupo para diálogos imaginarios, según los demás. ¡Pero que saben ellos con quién yo realmente converso!

Me siento agradecida de llegar indefensa pero convencida que la indeclinable voluntad del lago me ayudará a superarme a mi misma. O como bien el lago me repite una y otra vez yo debo invertir más tiempo en mí, debo deshacerme de los malos hábitos y aprender a traducir cada acontecimiento que me sucede, sea éste bueno o malo, en serenidad palpable. Debo aprender a deshacerme de los pensamientos negativos y más bien debo oxigenar mis ideas, ser capaz de renovarme en los momentos más difíciles. 

El lago no desea que otros pensamientos me distraigan mientras conversamos sobre el propósito de vida que yo tengo, porque éste (el propósito en sí) es también un objetivo, algo que se quiere conseguir y que requiere de esfuerzo y de ciertos o muchos sacrificios para mi propio beneficio ... ese bien que se hace o se recibe sin esperar nada a cambio de los demás. 

Mientras en silencio contemplo al lago, él me hace saber que depende de mí la actitud que yo pueda tener ante las obligaciones reales y hasta de los problemas que se me presenten en mi vida. Razón tiene este lago. Entre sus secretos seculares y los míos nos consolamos y, lo más importante, nos apreciamos y respetamos. 

La verdad que todo el mundo tiene secretos, pero la única cuestión es encontrar donde éstos se encuentran. Por lo pronto, yo sé dónde los míos habitan ... en el fondo de ese lago ... allí  donde él sólo me escucha porque el lago no es un lago cualquiera: es mi propia conciencia porque en ésta no sólo habita la presencia de Dios, sino también porque la conciencia sólo puede existir simplemente de una sola manera, y es teniendo conciencia de que ésta realmente existe como este lago por el cual me encuentro caminando a orillas de mi propia vida desde hace muchos años.

MARiSOL
 


viernes, 1 de junio de 2018

Lo indescriptible



Lo indescriptible me tomó de la mano aunque yo no quiera ya que, la verdad, es tan grande, intenso e impresionante que no puede ser expresado o descrito con simples palabras quizá porque mis palabras (igual como las arrugas de mi piel) son ese indescriptible que procede de mi alma, ese alma por lo que vivo, siento y pienso. 

La verdad que lo indescriptible genera una gran fascinación  porque no sólo porque éste no se puede fácilmente describir, sino porque aunque esta palabra sea un adjetivo, tenga cinco sílabas, tenga un acento prosódico (sin tilde) en la sílaba: ti, posea un total de cinco vocales: i e i i e y un total de nueve consonantes: n d s  r p t b l y al revés la puedas leer como "elbitpircsedni",  es también indecible, inenarrable, inefable e inexplicable.

Bien, como mis palabras se han quedado sin voz porque se encuentran tragadas por lo indescriptible, yo prefiero no forzar nada. Dejo, más bien, que lo indescriptible me tome de la mano, una vez más, me mire a los ojos y me diga en silencio qué es lo que debo hacer o dejar de hacer aunque este adjetivo no tenga ninguna descripción alguna porque la descripción, al fin y al cabo,  es la acción y efecto de describir. Es decir, la descripción no sólo aporta información sobre alguien o algo, sino que es una representación de alguien o algo a través de la palabra. 

Quizá lo más importante es tener en cuenta que toda descripción resulta, a la larga, inevitablemente subjetiva ya que se encarga de representar mediante el lenguaje oral o escrito los aspectos parciales de cómo una persona observa e interpreta la realidad, esa realidad que nos hace saber que el cuerpo humano no es más que pura apariencia mientras que nuestra alma esconde nuestra realidad. Por lo menos la mía, no sé si la tuya también. 


MARiSOL 

viernes, 18 de mayo de 2018

Degustando las palabras




Mis palabras se fueron colocando, una a una, en fila delante mío. Unas me miraban por primera vez de manera tímida u osada, otras abrían la boca para repetirse tercamente y retumbar alegremente o tristemente en los oídos de otros y también en los míos. Y "last but not least" habían esas otras palabras mías que sólo querían aparecer por última vez entre las líneas de mis cuadernos porque deseaban solamente cerrar capítulos en mi vida, esa vida, que por momentos, me parece una mala película como esa película que ves y olvidas rápidamente porque no te gustó o porque simplemente no la entendiste del todo porque te quedaste dormido (a).

¡Ay, Dios! La verdad que mis palabras no sólo me recordaron de seguirle sonriendo a la vida a pesar de todo, ese todo que por quererlo todo, todo lo ha perdido aunque yo diga lo contrario. Pero, ¿qué he perdido yo en el camino de mi vida?  le pregunté a mis queridas palabras aunque yo no tuviera el deseo de hurgar más entre mis tres tiempos para definir la persona que ahora soy porque hablar de la persona que fuí o seré es sólo perder el tiempo, ese tiempo que me recuerda que no hubo tiempo alguno en que no hubiese tiempo para hacer lo que quería o debía hacer.

- Todos cambiamos para bien o para mal - me dijeron a coro mis palabras con tono autoritario camuflado en una sonrisa que hizo temblar a mi alma, ese alma que deja ver mi realidad aunque yo pretenda, por momentos, querer romper con las reglas del juego en que me encuentro jugando casi de manera impuesta desde hace dos años. O, acaso ¿es más tiempo? Y ¡qué importa! porque aunque el tiempo físico nos sea extraño por uno u otro motivo, el tiempo interior radica, más que todo, en nosotros mismos aunque tú no me creas ni mis queridas palabras tampoco.

- ¡Nooooo! ¡Te entendemos, mejor de lo que te imaginas! - gritaron febrilmente mis queridas palabras.
- ¿De veras? - les pregunté de manera dubitativa.

Probablemente ya no hay nada más que me perturbe porque mis palabras saben interpretar de buena manera el valor que yo a éstas les doy. Pues bien, cuando yo terminaba de decir esta frase mis palabras se me quedaron mirando con la boca abierta. ¿No será que yo guardo secretos que mis palabras no deben pronunciar para no dañar mi vida? Tal vez... sin embargo, mis palabras son conscientes que ellas no me dejarán nunca de lado ni tampoco se olvidarán de mí, de ningún modo. Todo lo contrario. Ellas se encuentran a mi lado para lanzarse junto conmigo al vacío para solamente llenarlo de amor, ese amor que ha aprendido a dar sin esperar nada a cambio porque, sin temor a equivocarme puedo decir que a mis palabras y a mí nos da bastante satisfacción saber que al amor le basta sólo con el amor porque éste es la única fuerza y la única verdad que motiva a que mis palabras sigan existiendo dentro de mí aunque tú creas que mis palabras se las lleva el viento porque no muestran sabiduría alguna. 

Pues ¿sabes, querido lector? Lo único que yo pretendo de manera sincera y desinteresada es poderte acariciar con mis palabras. Nada más. Es así como al decir esta última frase, mis palabras sonrieron agradecidas de saber que ellas y yo formamos, finalmente, una sola unidad  porque en la unidad radica la variedad, esa variedad que se convierte en la ley suprema del universo, ese universo donde yo existo junto a mis queridas palabras mientras las degusto, las paladeo y me deleito en ellas porque me muestran los diferentes sabores como dulce y amargo que nos ofrece la vida.


MARiSOL





jueves, 3 de mayo de 2018

Todo se transforma



¿Será cierto que todo se transforma? Helena piensa que sí. Si transformamos las cosas, podemos transformar nuestros mundos y si es para bien, mejor.  Quizás el verdadero heroísmo de cada uno de nosotros está en transformar nuestros deseos en realidad y nuestras ideas en hechos. Fácil no siempre es, pero si cambiamos, nos transformamos no sólo físicamente, sino también a nivel de pensamiento o de conducta.

Helena sabía que era hora de cambiar. Ella estaba aprendiendo a no vivir del qué dirán o de la aprobación de otros. No quería hacerse dependiente de nada ni de nadie.  Helena había aprendido que el término transformar es de origen latino: "transformare". El sufijo "trans" significa "a través", "más allá de" o "de un lado a otro" y "formare" significa "cambiar de forma". 

¡Ay! si bien este verbo no sólo es infinitivo, también es un verbo transitivo y un verbo pronominal. Pero si a ti, querido lector, te crea estrés el no saber lo que es un verbo transitivo o pronominal, entonces es el momento de cambiar para tomar el idioma español más en serio, porque éste es aniquilado de manera constante a través de las redes sociales, sobre todo, cuando se le resta la importancia de saberlo dominar de manera correcta.  La verdad que Helena ignora por qué mucha gente acentúa el "ti". Es falso hacerlo. El acento aprócrifo se da, más bien, en "mí" para diferenciarlo del "mi" y en "sí" del "si".

Bien, transformemos lo que se puede cambiar y lo que no, pues no es más nuestro asunto. Así piensa Helena como yo porque lo que no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud. Y, sin embargo, Helena, no desea que la debilidad de actitud se vuelva en debilidad de carácter porque las pequeñas acciones de cada día es la que hacen o deshacen el carácter de cada uno de nosotros.  Y tal vez sea el resultado que la fuerza del carácter (sea el tuyo o el mío) a menudo sea no más que la debilidad de sentimientos.

Tal vez mejor no pensar  en sentimientos porque son nuestros pensamientos más importantes así los contradigan pero es lo que éstos hacen que todo se transforme. ¿Y sabes por qué?, porque los grandes pensamientos nacen del corazón. Algo habrá de verdad cuando todo el amor pertenece a los pensamientos. La verdad que pensar como sabios, no es tan importante, Más importante es hablar como la gente sencilla pero sin perder la mira en que todo se transforma si así lo deseamos así sea para mejorar nuestros errores gramaticales. Esto es lo que, por el momento, yo te puedo dar.



MARiSOL 

miércoles, 25 de abril de 2018

Premoniciones



Mientras toda premonición suele entenderse como la facultad de conocer algo con antelación a que suceda, Doña Clotilde se pregunta si esta capacidad suya se debe a la posibilidad de deducción o inducción o simplemente se debe sólo a sus locas ideas vestidas no sólo de falsas ilusiones, sino de recuerdos nostálgicos que le sonríen de manera forzada al futuro, a ese futuro que ya dejó de ser lo que ella se imaginó, sobre todo, cuando se le está acabando el tiempo, no sólo porque el tiempo ella lo malgastó, sino porque ahora el tiempo la malgasta a ella, sobre todo, cuando no cuenta con dinero propio para gastar a manos llenas. 

La verdad que Doña Clotilde ya no sabe qué pretende al observar desde otro ángulo a su propia realidad. "Mejor no saberlo todo con gran exactitud" - se dice a sí misma por simple cobardía. Pero, ¿es mejor sacar a la luz sus lamentos, exabruptos e irritaciones acumulados de manera desordenada en la inmensidad de su dolor mientras mis premoniciones se cumplen a pie juntillas? ¡Ay! este dolor, sin embargo, no guarda rencor alguno en mi alma (¿y en el de Doña Clotilde?), quiza porque el dolor siempre cumple lo que promete aunque ella ni yo así no lo desemos ni ahora ni nunca. Mas si yo empezara a hablar ... ¡Dios! tu propia integridad está en juego, querida Clotilde. No quiero verte ni perdida ni desamparada, mas estas premoniciones mías se hacen presentes una y otra vez. Son como deudas pendientes que se encuentran más en contacto con el hemisferio derecho de tu cerebro, ése que rige lo simbólico, intuitivo y creativo de tu alma. ¿No será que tu alma anda perdida y por este motivo, ya no tienes como antes más facilidad de conectarte con tu realidad invisible y no tangible? ¿Quién desvaría? ¿Tú o yo? Doña Clotilde no sabe qué responder mientras cuenta sus arrugas una a una en el espejo de su baño. De tanto ella mirarse (no por dentro, lamentablemente) no puede a mí verme y por esta razón mi voz se desvanece en sus oídos casi vacíos no haciendo caso a lo que yo le vengo diciendo desde hace tiempo. 

Yo pienso que, a veces, es difícil ponerle palabras a eso que uno intuye, quedando como una vaga sensación que sólo después, toma sentido a la luz de los acontecimientos que están por venir en el porvenir o en nuestro actual presente, sobre todo, cuando uno duerme, ocurren fenómenos relacionados con aspectos desconocidos, que de algún modo nos facilitan la entrada a otras realidades o estados. Pero, ¿será cierto que la mayoría de premoniciones están interconectadas con los sueños? ¿Será cierto que el lenguaje de los mismos está sujeto a un código personal que es metafórico y complicado de interpretar? Muchas veces no sé si se trata de un sueño corriente o de algo que va a suceder. En todo caso, Doña Clotilde ignoró mis señales. Lo que no me queda claro si es que fue de una manera premeditada o premonitoria. Pues, desde hace años un augurio o un vaticinio jugaba a ser una advertencia ... esa advertencia vestida de muchas monedas que tintineaban sin ton ni son y que pondría las barbas en remojo a cualquier mortal cuando vé que éstas se van reduciendo día a día. ¿Y qué hizo Doña Clotilde? Hizo lo que quizo con su vida sin hacer caso de mis premoniciones y, más bien, le cedió las riendas a su propia irresponsabilidad, que al final la inmovilizó y paralizó de miedo por más que ella a los otros les eche la culpa de la situación en la que se encuentra desde hace tiempo. 

Mi sentido común me dice que la pose forzada ante los otros de Doña Clotilde es lo que no le permite salir de su ensimismamiento. Aún así, mi voz guarda un canto a la compasión por más que yo sepa que debe haber un cambio radical en la vida de Doña Clotilde por el bien de ella misma y de todos aquellos que la conocemos. En especial, yo, puesto que soy su conciencia, esa conciencia que le sirve, por momentos, de almohada. Sólo espero que, tú, Clotilde, tomes conciencia de la realidad en la que te encuentras; sólo así habrás despertado a la vida sin premoniciones o con ellas de por medio. 

MARiSOL 


 

miércoles, 11 de abril de 2018

Pompa de jabón

Cuento de la vida real


Con paso vacilante caminas, hoy día, a mi lado y en silencio, mi querida pompa de jabón. Siempre temiste que hasta un simple soplo o sonido te destruyera en mil pedazos. Y así fue, al final de tus días. Y yo, en este momento, no puedo dejar de invertir unos segundos interminables y no sin cierto sosiego para simular alguien quien no soy ante ti, mi querida pompa de jabón. Y es que tú tenías miedo de explotar en cualquier momento.

Cuando pienso en ti, siento una punzada en el corazón. Es como si fuera un sinsentido que me apretara la garganta con absoluta firmeza una y otra vez. Tal vez existe en alguna parte de mi mente la posibilidad factible de nada ... esa nada que resulta demasiada llamativa mientras se intensifica mi vulnerabilidad a flor de piel bajo una triste perspectiva. Aquélla que sabe que tú, mi querida pompa de jabón en cualquier momento dejarás de existir. Ya lo has hecho desde que ya no te encuentras más en este mundo desde hace pocos días, sino en otro ...

Y mientras salimos ambas retratadas en unas pocas fotografías, ellas nunca quisieron saber de nefastas consecuencias. Y es que la idea de desaparecer del todo me asusta un poco. Quizá mis inquietudes no han tenido tiempo para reubicar los innumerables recuerdos compartidos contigo, querida pompa de jabón. Y mientras tú me preguntas con timidez desde tu mundo invisible si yo quiero comunicarme medianamente en una larga conversación con esos recuerdos de colores vestidos de un sentimiento auténtico llamado Amor, te digo que sí porque este sentimiento es fuente inagotable de reflexiones tan profundas como la misma eternidad, tan altas como el cielo infinito y tan grandiosas como el universo... ese universo que se convierte en caos cuando uno pierde, sin querer o a propósito, la fe y termina de reventar cual pompa de jabón ante los pies de nuestras vidas  como tú lo has hecho ante mi vida.

¡Ay! Querida Jolanta te recordaré siempre. Cual pompa de jabón frágil, única y vestida de sueños e ilusiones como la vida misma, tú reventaste ante mí, hace pocos días, y ante todos los que te quisimos. Yo aquí quedo triste con un ramo hermoso de flores que mañana depositaré en tu tumba mientras siento tu voz y tu risa a mi lado en este momento mientras te dedico estas palabras como señal de mi inmenso cariño y respeto hacia tu memoria.


MARiSOL


domingo, 8 de abril de 2018

Las malas lenguas

 



Las malas lenguas están totalmente alborotadas. Éstas se han reúnido una vez más no sólo para hacer intercambios verbales con cierta crueldad vengativa mientras inventan chismes, sino que éstas se entretienen no sólo en lanzar municiones a diestra y siniesta, sino que se dedican a criticar y hablar mal de otras personas (podrías ser tú, querido lector o yo). ¡Ay! Pero cuando sus argumentos no son consistentes, las malas lenguas se vuelven en personajes patéticos ante mis ojos y me imagino que ante los tuyos también. ¿O no? Al menos que tú dejes que la rabia te consuma y tu sed de venganza crezca minuto a minuto por culpa de ellas. En mi caso no es aí.

En el fondo, las malas lenguas sólo se dedican a descargar sus frustraciones y carencias en otras personas (seas tú o yo) porque nos quieren destruir a como dé lugar. ¡Ay! Las malas lenguas no lo pueden evitar; sus insultos no dejan de ser totalmente aberrantes; por no decir que ellas son bastante insensatas e inmaduras. Para ser sincera ellas son campeonas en soltar bufidos ruidosos carentes de toda cordura y de verdadera dignidad. La verdad que no vale la pena ni responderles. Yo te pregunto si tú eres capaz de quedarte mudo o muda como yo ¿o te da por gritar e insultarlas?

Créeme que lo mejor es ignorarlas. No sé si yo esté errada de pensar así pero pienso que mi silencio siente que se va a quedar sin pudor si cae en ser vulgar y chabacana. Yo prefiero no ponerme a discutir con las malas lenguas, no porque me crea superior. ¡No, nada que ver! Más bien me paro en seco y emprendo la retirada. Y no por cobardía, sino por sentido común porque éste me pide tener un poco de razón y compasión ya que si me pongo a hablar pestes sin ton ni son sobre otros (los conozca o no) como si esos otros fueran unos apestados, es bastante lamentable, ¿no lo crees?

Yo soy de la opinión que me sentiría pobre espiritualmente porque si yo sólo abriera la boca para injuriar a esas otras personas conocidas o desconocidas, la que terminaría realmente apestando soy yo porque ese veneno vendría de las mismas entrañas de mi alma enferma. Y de nada vale tener un alma llena de odio y rencor puesto que si bien es cierto que un cuerpo sano es algo bueno, un alma sana es más lo que toda persona, en su sano juicio, puede desear. ¿Y sabes por qué? Porque cuando hacemos nuestro cielo interno algo hermoso, las malas lenguas quedan fuera de éste ya que no allí tienen cabida alguna porque no pueden volar en éste. Por este motivo, dejemos a las malas lenguas volar por otros parajes que no sean los nuestros.

No sé cuántas malas lenguas me observan milimétricamente en este momento. ¡Qué importa! Lo más importante es no dejarse envolver por ellas, ¿no crees? Pues dejarse envenenar el alma y hacerse dependientes de ellas no es nada saludable. ¿Sabes? No me importa si nadie me entiende y tú tampoco pero buscar excusas no quiero. Simplemente deseo que me dejen en paz de hincharme con injurias, chismes y malas vibras. Me rebelo a envenenar mi alma y no por ser ingenua, sino porque quiero liberar mi alma de tanto bla, bla, bla barato y de bajo calibre.

Las malas lenguas se me quedan mirando. ¿Que debo hacer? ¿Actuar como ellas? ¡No, no puedo! Podré estar molesta con ellas pero prefiero tener otro lenguaje ya que caer en toda clase de desbarres y dislates o acogerme a una manera simplista o carecer de eficaz énfasis retórico sería lamentable. Las malas lenguas piensan así aunque yo misma no lo crea del todo quizá porque el mal uso de las buenas palabras nos muestran la ausencia de lógica con matices de una infeliz ignorancia cuando se trata no sólo de faltas de ortografía no sólo sobre el papel, sino sobre nuestra propia inteligencia cognitiva.
Las malas lenguas me miran nuevamente con rabia porque ellas saben que podemos pecar de arrogantes. Pero bien saben ellas que es todo lo contrario como yo pienso. En un momento de arrebato me gritan a coro:
- ¡Es el internet que por su pereza intelectual y cultural ha hecho perder un mejor lenguaje entre tú y yo!

¡Ay! así ellas escriban bien o no, prefiero no caer yo en el error de tener que tener que corregirlas ortográficamente, sino, más bien, prefiero que no piensen mal de mí aunque yo ya no tenga más ganas de hacerme cómplice de las malas lenguas porque ellas me hacen perder el verdadero significado de las palabras: Barbarismos, desbarres, redundancias, sinsentidos y demás barrabasadas. ¿O acaso tú sabes lo que estas significan? Las malas lenguas dicen que sí aunque yo diga lo contrario.


MARiSOL

martes, 9 de enero de 2018

La novia del mar

 


Llegó ella de puntillas y en silencio a besarle los recuerdos inolvidables del mar ... ese mar de sentimientos profundos, anclados en la memoria, de la novia del mar.
El mar dejándose besar por ella le recuerda que tampoco él se olvida de ella. No importa que la distancia los separe porque ambos bien saben que ninguno de los dos ha extraviado la ruta que los une ... esa ruta donde cada uno de ellos ha contraído un compromiso con la vida ... esa vida que les obliga a aceptar la diferencia entre el rumbo y la meta. Ambos saben hacia adónde van aunque sus caminos de vida sean totalmente distintos porque los dos han abandonado todo lazo de dependencia.
¡Ay! El amor que se tienen se nutre no sólo de recuerdos porque la novia del mar ha aprendido a no confundirse con el mar desde tiempos inmemoriales. Él hace lo mismo pues ambos saben que tanto ella como él no están en este mundo para ni satisfacer los deseos ni del uno ni del otro ni tampoco para llenarse de falsas expectativas.
Luego después de besar la novia del mar a su querido mar se fue sin mirar hacia atrás. Ellos sabían que se volverían a ver algún día. Por lo pronto, la novia del mar se lleva al mar en su corazón... ese corazón que no sabe ni de distancias ni de ningún tiempo impuesto por tiempos idos.


MARiSOL