jueves, 24 de abril de 2014

La niña y el ganso

Érase una vez una niña que soñaba con alejarse del mundo que la rodeaba. Como a ella nada le gustaba del mundo donde vivía, le preguntó a un ganso grande blanco si la podía llevar a otro lugar, a otro mundo donde ella se sintiera más a gusto. El ganso aceptó transportarla a donde ella quisiera.
- ¿A dónde te gustaría que te lleve? - le preguntó el ganso.
- A un lugar donde no haya pobreza - le respondió la niña.
- Muy bien - le respondió el ganso y luego le preguntó si ella tenía algún otro deseo más.
- Sí, por supuesto. Me gustaría un lugar donde no hayan  ni voces chillonas ni gritos ni pleitos - le dijo la niña con rabia.
- ¿Qué más?  El ganso esperaba más deseos de la niña. ¿Acaso no parecía una niña mimada?
- Me gustaría vivir en un lugar ¡muy limpio! - agregó la niña de manera enfática.
- ¿Y qué van a decir tus padres cuando no te encuentren por ninguna parte? El ganso la miraba con ojos críticos.
- No me interesa volverlos a ver - respondió la niña desafiante.
El ganso se quedó sorprendido ante la respuesta de la niña.Y después de escucharla, se dirigió al lugar ideal donde ella podía ser feliz. Después de aterrizar el ganso le dijo:
- Acá te puedes quedar. Creo que te gustará.
La niña no podía dar crédito a lo que estaba mirando. Una playa limpia, de arena blanca, un mar de aguas color azul turquesa. Muchas palmeras, pero nada más.
- Pero, acá no hay nadie - le contestó la niña horrorizada. Sola no se quería quedar por nada del mundo.
- Sólo cumplo tus deseos - respondió el ganso. Tú querías un lugar limpio, sin ruidos desagradables. Y tener una isla para ti sola es de lujo. ¿No te parece?
- No me has entendido - le dijo la niña llorando. Cuando te dije que no quería escuchar voces chillonas es porque mi mamá grita mucho. No sólo ella le grita a papá, sino a mí también. No soporto sus peleas, sobre todo, cuando no sólo mi papá está borracho, sino también mi mamá. El departamento donde ellos viven siempre está sucio. Yo lo limpiaba de manera voluntaria o la fuerza. Y no es nada agradable limpiar vómitos, ¿no crees? 
El ganso arrepentido de haber pensado mal de la niña se disculpó ante ella y luego seguido le dijo que la llevaría de regreso a su mundo pero no a su casa, sino a la policía. Allí se encargarían de ayudarla. Seguramente la pondrían en manos de una asistenta social y le buscarían una familia que la acogiese con cariño. Cabía la esperanza que sus padres cambiaran de actitud.

La niña, a través del ganso, había aprendido una lección: la de no huir de sus problemas, sino de enfrentarlos.
El ganso, a su vez, había aprendido, a través de la niña, otra lección: la de no juzgar de manera equivocada. 
Y yo he aprendido con el tiempo que siempre aprendemos algo nuevo unos de otros. ¿Tú que dices? ¿Te gusta el mundo donde tú vives?

MARISOL

 


Imagen sacada de bing