martes, 11 de agosto de 2015

La verdad desnuda

 


Allí está la verdad mostrando su desnudez en todo su esplendor. Vergüenza no tiene. Todos sabemos que ella existe porque el que la niega, conoce que la verdad existe. Y aunque parezca contradictorio lo que acá digo, la verdad ni se puede exagerar ni en ella pueden haber distintos matices. La verdad es una y punto. Antes de que la verdad saltara a la piscina, yo me sobresalté, cuando escuché como ella gritaba:
- ¡Tén esto presente: es mejor que no me ignores!
Me sorprendí porque no era a mí a quien se dirigía, sino a alguien que yo no había invitado a mi casa, mejor dicho, a mi piscina.
La mentira, habiéndose colado sin mi permiso, molesta le contestó con una pregunta:
- ¿Y si soy yo engañada sólo por tu apariencia, qué hago? 
Al escuchar la verdad lo que le había dicho la mentira, la verdad le dijo seriamente:
- Yo siempre digo la verdad para no tener que acordarme de nada mientras que tú deberías avergonzarte. ¡Sal de aquí, cuánto antes!
La mirada de la verdad traspasó el alma de la mentira. La verdad ha tenido el valor de decirle en su cara lo que ella realmente piensa. La mentira quiere entender a la verdad, pero no puede porque compromete su idelogía. Ambas son completamente diferentes. 
La verdad sabe que la mentira es una expresión que resulta contraria a lo que se sabe, se piensa o se cree. O sea, implica una falsedad.
La mentira para no tener que gritar, acercándose a la verdad, le hizo saber lo siguiente:
- Tú serás la verdad, pero yo también represento a la mentira piadosa porque aunque ésta resulte falsa, no te olvides, que tiene una intención benevolente.
- Pero esta práctica tuya no es bien vista por mí - dijo la verdad mirándola fijamente a los ojos. Desafiaba a la mentira con su mirada. Yo diría que la verdad sentía asco de la mentira mientras las observaba con  mis prismáticos desde mi dormitorio, ubicado en un segundo piso de mi casa.
La mentira sostuvo la mirada de la verdad y le hizo saber que una mentira piadosa puede evitar una herida en situaciones en las cuales las palabras vestidas de verdad no tienen un gran peso. 
"A propo" peso  al decirle la mentira a la verdad que no tiene un cuerpo bien proporcionado porque de la cintura para arriba es delgada, pero de la cintura para abajo es de caderas y piernas bien anchas, la verdad para no seguir escuchando a la mentira, se tiró a las aguas cristalinas de la piscina,  con lágrimas en los ojos.
La mentira sabe que a la verdad le hubiera gustado escuchar, en su lugar, una mentira piadosa. Hummm...  ¿será verdad que una verdad mal intencionada es peor que cualquier mentira? Lo único que sé es que la verdad aunque padezca, con lo que acaba de escuchar de boca de la mentira, no perecerá en las aguas de mi piscina. Y después de decir estas palabras, la mentira salió de mi propiedad sin mirar hacia atrás. A la verdad la dejó llorando y a mí me dejó perplejo. Después de dejar los binoculares de lado, salí corriendo escaleras abajo.

Para mí la verdad no será delgada del todo, pero bella es. Espero que ella siga mostrándose desnuda ante mí como siempre y que nunca se oculte de mis ojos, que la siguen a todas partes porque en mi soledad no sólo tengo sed de ella, sino que quiero tocar su piel con su sabor agridulce para hacerla mía no sólo ahora, sino siempre. Y para estar más cerca de ella y consolarla, me saqué la ropa. Al quedar desnudo igual que la verdad, nadé hacia ella. La verdad sin oponer resistencia a mis caricias, permitió que yo también le secara sus lágrimas con mis besos. Yo sé que si accedo a ella, a la verdad, sólo será a través del amor que siento por ella. Y ella sabe que yo no le miento. Confía en mí. Espero yo nunca serle infiel con la mentira aunque ella sea más hermosa que mi verdad. 


MARiSOL







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