viernes, 9 de enero de 2015

La escalera mágica

Luisa es una mujer de éxito, pues ha logrado en el lapso de diez años amasar buena cantidad de dinero vendiendo casas y  departamentos caros. Pues bien, Luisa siente que lo tiene todo y se siente afortunada, por momentos ... Vive en un penthouse de lujo, tiene un auto descapotable, su esposo (abogado; se llama Juan, tiene también otro auto de lujo), viste  linda ropa de diseño, y tienen una hija en su último año de colegio, por cierto, en un internado ubicado en el extranjero. Todo parece indicar que la vida le sonríe no sólo a Luisa, sino también a Juan. Pero ¿es cierto? Tanta perfección suele ser sospechosa, a la larga, ¿verdad? Y no lo digo por envidiosa o mala. La vida está llena de imperfecciones y nadie se salva de ellas. Lo importante es saber vivir con ellas ...

Pues bien, sé que Luisa, quien fuma mucho desde hace dos meses, tiene un amante desde hace siete meses; con su hija, Laura, no se entiende porque ella (su hija)  dice que ella (Luisa) es fría y materialista; se entiende mejor con su papá. Bien, sigamos ... Juan, quien  no ignora que su esposa tiene un amante, vive una doble vida desde hace dos años también y siente que está bien así, pero sólo por momentos ... Es un pacto establecido por ellos dos para poder defender su "status quo". Pero, ¿por cuánto tiempo más?

Un buen día que Luisa llegó veinte minutos antes de la hora indicada a una casa en venta (un matrimonio estaba interesado en comprarla), aprovechó para descansar un rato sobre un peldaño de la escalera, ubicada en el vestíbulo. Es así, como la escalera le habló:
- Ha llegado el momento de darle un cambio a tu vida, ¿no crees?
Luisa se paró del susto, porque la voz de la escalera, sonaba como la voz de su concienca.  Asintió. Sabía que tenía razón.
La escalera le volvió a hablar:
- Luisa, tú vives sólo de las apariencias, también Juan, tu esposo. Y ellas son el obstáculo más grande que les impide a ustedes ser felices del todo, ¿no crees?   
Luisa no tenía fuerzas para hablar. Se agarró la cabeza con sus manos. Sentía que le explotaba. Llorar quería, pero no podía ya que sus clientes estaban por llegar. Y ella no podía ni cancelar la cita ni abrir la puerta de esa hermosa casa con los ojos llorosos. No causaría buena impresión. Se mordió los labios y escuchó atentamente lo que le seguía diciendo la escalera.
- Yo, en tu lugar no sólo me divorciaría de tu esposo para que él viva su sexualidad realmente como él la desea, como mujer, sino que lo ayudaría a dar la noticia de su homosexualidad ante la familia, amigos y ante Laura, también. Ante su trabajo tendrá que hacerlo él solo. No permitas que el temor de Juan de ser rechazado por todos, los paralice a ambos. Tú tienes que ayudarlo a que él dé ese paso. Sólo que tienes que ver la forma de cómo hacerlo para apoyarle.
Laura asintió. Antes de pedir una cita donde su psicóloga, traería lo más pronto posible a su esposo a esta casa para que él hablara con la escalera.  
Luego que terminara de hablar la escalera con Luisa, sonó el timbre. Afuera se encontraba el matrimonio interesado en comprar la casa. Cuando Luisa abrió la puerta, ellos le sonrieron al ver que ella era una mujer guapa, simpática, elocuente ... en fin, una mujer de éxito.

MARiSOL
 
 Imagen sacada de Bing