jueves, 26 de abril de 2012

El búho y la estrella


- ¡Qué linda eres! -escuché suspirar a mi amigo Uhu, que vive en un árbol de mi jardín, mientras yo lo observaba como se quedaba mirando a una estrella, en especial.
- No sueñes con conquistarla- le dije. Es imposible. Tú sabes bien por qué.
-  Lo sé -me respondió mi amigo, el búho. Pero aun así, me gustaría poder llegar a ella aunque sea una sola vez para contemplarla de cerca y decirle que...
- ... ¿que la quieres? - le interrumpí. ¡Ja, Ja! Mejor no lo hagas. Ojalá, tu estrella no te rompa el corazón. No quisiera verte sufrir. 
Uhu me miró molesto. Y salió volando sin decirme adónde iba. 
Entré a mi casa pensando en que debía disculparme con él. Después de un rato lo fuí a buscar, pero la rama del árbol seguía vacía. Me quedé a esperar su regreso. El tiempo pasaba. Y ya cuando yo estaba por entrar a mi casa, porque sentía frío, llegó Uhu a mi lado. 
- Quiero disculparme contigo - le dije a mi amigo, el búho.
- Está bien. Acepto tus disculpas. Y ahora te quiero contar algo...
- ¿Fuiste a ver a tu estrella?  - le interrumpí. Mala costumbre la mía.
- Sí - respondió Uhu. Fué muy bonito el habernos visto. Pero tanto ella como yo sabemos que nuestro amor es y será solamente platónico. 
- Y ¿te parece suficiente? - le pregunté a Uhu.
- No - me contestó. Pero es la realidad en la que nos toca vivir. Y mientras mi corazón le siga hablando a la distancia y ella me siga escuchando, soy feliz.
- Mira, - le dije a Uhu y continué hablando- tú  eres introvertido, romántico y un tanto inseguro, pero tienes una gran riqueza interior intelectual y emocional. Yo espero que te enamores, algún día, de un búho-hembra.  Si bien el amor platónico, hasta cierto punto, es saludable, no es bueno cuando uno se pasa toda la vida amando de esta manera. En todo caso, el amor platónico nos puede ayudar a conocernos más a nosotros mismos y porque también nos hace ver qué es lo que deseamos del ser amado.
- Gracias por tus palabras, pero, aunque consiga enamorarme de otro búho como yo, mi estrella será para siempre mi amor platónico. La estrella al escuchar estas palabras, empezó a brillar más. 

Hoy día le he enseñado a cantar a Uhu una canción infantil en inglés que se llama "Twinkle twinkle little star" y trata sobre una estrellita. Le conté que yo de niña la aprendí en mi colegio. A Uhu le gustó tanto que está pensando en cantársela a su querida estrella.


Marisol

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Uhu (palabra alemana) significa Búho

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Twinkle Twinkle Little Star
Jane Taylor
Twinkle, twinkle, little star,
How I wonder what you are.
Up above the world so like a diamond in the sky.

Twinkle, twinkle, little star,
How I wonder what you are!
 
When the blazing sun is gone,
When there's nothing he shines upon,
Then you show your little light,
Twinkle, twinkle, through the night.

Twinkle, twinkle, little star,
How I wonder what you are!
 
In the dark blue sky so deep
Through my curtains often peep
For you never close your eyes
Til the morning sun does rise

Twinkle, twinkle, little star
How I wonder what you are

Twinkle, twinkle, little star
How I wonder what you are

lunes, 23 de abril de 2012

A solas

Mientras Roxana, de 27 años, tomaba a solas una taza de té en un café cercano a su trabajo, unos recuerdos llegaron a su lado y se sentaron junto a ella para contarle de esa  otra época de su vida que no volvería más... Es así como los recuerdos la observaban como esperando a que Roxana empezara a llorar. Pero no. Ella ya no tenía más lágrimas para derramar. Era un hecho que Carlos no volvería a ser su novio y que nunca se casarían. Por lo menos, con ella, no. Dolía todavía la herida aunque ella ya lo hubiera perdonado.

Pocos días antes de la boda (solamente en civil), Carlos le dijo que no se sentía seguro de sus sentimientos y ella se vió obligada a cancelarla. Por suerte, ella no había pensado en celebrar ninguna boda en grande; todo lo contrario, solamente pensaba invitar a sus cuatro mejores amigas, a sus padres, hermana menor con su novio y a un par de colegas de su trabajo (Roxana trabajaba como peluquera en una peluquería pequeña). Carlos, por su lado, había pensado en invitar a dos amigos nada más. Familia no tenía. Y si bien él se había criado en un orfanato, había salido adelante en la vida. Trabajaba como arquitecto para una empresa conocida de la ciudad. 

Los dos se conocieron hace dos años atrás cuando Carlos llegó a la peluquería -donde Roxana trabaja- para hacerse cortar el pelo.  Y desde entonces fueron pareja. Roxana era extrovertida, Carlos no. Él era de caracter tranquilo, casi flemático, por momentos. Un día Roxana fué quien le hizo la propuesta matrimonial a Carlos. Y es que ella quería no solamente casarse, sino quedar también embarazada. Ella tenía prisa. Él dudó por un momento y luego le dijo que sí.  ¡Ay! Carlos era tan simpático, guapo y adinerado que con él, Roxana dejaría de ser una simple peluquera. Ella quería tener dos hijos con Carlos, además quería una casita y tener su propio auto. Carlos a todos sus deseos le dijo que sí. Roxana sentía que era feliz...

Pero un día la inseguridad de Carlos la pilló de sorpresa. Otra mujer no había, según él. Pero igualmente, dolía el hecho que Carlos no quisiera casarse con ella. Esto la llevó a dudar de sí misma. Dos días se la pasó llorando y llorando. Su madre no pudiendo soportar más el dolor y angustia de su hija, le dijo:
-¡Deja ya de sufrir y lamentarte! Claro que duele que Carlos no se quiera casar contigo, pero es problema de él, no tuyo. Tal vez tiene alma de aventurero y le teme al matrimonio.
- Motivos poderosos tiene él para no quererse casar conmigo, en todo caso - argumentó Roxana entre lágrimas. Me suena a excusa el hecho que me diga que se siente inseguro.
- Mmmm. La madre de Roxana quedó pensativa. Y luego continuó hablando -Un día antes que Carlos  te dijera que él no se casaba contigo me lo encontré saliendo del cine junto con un amigo de él.  Carlos se puso rojo como un tomate como se sintiera pillado por algo... Y lo más raro fué que no me presentó a su amigo. Más bien, Carlos se despidió rápido de mí. Algo inusual, porque él siempre me pareció una persona de buenos modales. Tuve la impresión que él no quería hablar conmigo. Luego ví que su amigo lo tomó del brazo cuando ya estaban en la calle. Ellos pensarían que  yo ya no los veía.
- Mamá, ¿estás pensando lo mismo que yo? A Roxana se le había caído la venda de los ojos. Carlos le había dicho la verdad, otra no había, pero otro, sí.

Sé por Roxana que ella habló ayer con Carlos. Él le dijo la verdad entre lágrimas. Roxana, antes de despedirse de él, le aconsejó que  buscara un buen piscólogo para que así aprendiera a no reprimir más, por miedo al qué dirán y a la presión social, su verdadera identidad.

Marisol



viernes, 20 de abril de 2012

Tiempo de lluvia



Es tiempo de lluvia... por fuera y por dentro. Y mientras un frío de dudas me envuelve de pies a cabeza, acá sigo yo en esta estación solitaria esperando entre la duda y la esperanza por mi tren de vida. ¡Ay! ¿Por qué no llega? ¡Qué importa hacia dónde me lleve! Lo que más deseo es volver a tener las fuerzas para poder subirme a éste y seguir escribiendo mis cuentos mientras viajo.


Desde hacía medio año que Myriam escucha frases de aliento como: "Ya verás como superarás el cáncer", "Saldrás fuerte de esta experiencia", "Te sanarás por completo", etc. Sin embargo, estas frases carecen de consistencia; no son del todo 100% seguras.  Nadie puede decirle a ella cuánto tiempo más seguirá viajando en el tren de la vida. Ni los mismos médicos pueden darle una respuesta perfectamente precisa. Solamente le toca a Myriam seguir esperando por lo inesperado. No solamente siente un poco de temor sino también cansancio... hasta para escribir sus cuentos. 


Por suerte, tanto el cansancio como la lluvia no duran eternamente. Y si bien esto a Myriam no tengo necesidad de hacérselo saber, tampoco pienso decirle que el sol volverá a brillar en sus pupilas y con su luz ella volverá a escribir sus cuentos... Y si bien ella esto lo sabe (no me cabe la menor duda), si pienso animarla para que se esfuerce en subir nuevamente al tren de la vida. Ya lo veo llegar... ¡Vamos, Myriam, subámos ya! Yo te ayudo.

Marisol



"Leaving in the rain" del pintor realista
estadounidense Steve Hanks (1949)
Imagen sacada de