viernes, 7 de enero de 2011

La carta


Mi querida Rosa:
Te sorprenderá recibir esta carta -escrita desde la clínica donde me encuentro desde hace dos semanas-, porque cuando la recibas yo ya no estaré entre los vivos... quién sabe dónde mi alma se encuentre... quizás al lado de tus padres. Espero que así sea. El motivo de mi carta no es para preocuparte, sino, más bien, para alegrarte aunque  tu corazón se sienta muy triste, por el momento.

Tú bien sabes que soy la mejor amiga de tu abuela Carla y que quise mucho a tu madre, Liliana, ya que la conocía desde que nació. Yo fuí su madrina de bautizo. Y estuve presente para casi todos sus cumpleños, para su graduación de colegio, de la universidad, para su matrimonio (tus padres hacían una linda pareja) y si bien cuando tú naciste, yo me encontraba en el extranjero con mi esposo, cuando regresamos siempre estuve pendiente de tus avances y llamaba o visitaba a tu madre para disfrutar de su compañía, de ti y también de tu padre. Quiero que sepas que tanto tus padres como tú, tus abuelos Carla y Vicente eran parte de mi  vida. Y todos ustedes (tú tenías cinco) estuvieron a mi lado junto con mis dos hijos mellizos Enrique y  Eduardo (tenían 25 años) cuando murió su padre y yo quedé viuda. Tu abuela, sobre todo,  y también tu madre me apoyaron mucho con su inmenso cariño. Y, por ello, ahora que sé que me voy a morir, quiero retribuir ese cariño a ti y a tus abuelos maternos.  A tus abuelos paternos nunca los conocí. Murieron también en un accidente automovilísitico como tus padres (qué causalidad) cuando conocí a tu padre, recién casado con tu madre.

Rosa, quiero que sepas que he decidido (mis dos hijos están de acuerdo) en dejarte una parte de mi fortuna. Así como tú recibes esta carta mía, tus abuelos han recibido también otra carta donde les hago saber de todas las formalidades a seguir y ellos como tus apoderados,  ya que tú por tener solamente 14 años eres menor de edad, sabrán los pasos que tienen que dar. 

Cuando tú vayas con tus abuelos al notario, te enterarás de la suma que te dejo en herencia. Te ayudará a cubrir tus gastos de escuela y de universidad. Con parte del dinero puedes comprarte un departamento cuando seas mayor de edad como para tener una inversión, si quieres. 

Quiero que sepas, Rosa, que para mí tú siempre fuiste como mi nieta. Tus abuelos, estoy segura,  se sentirán muy aliviados de saber que dejo asegurado tu futuro, en vista que ellos no cuentan con suficiente dinero aunque su amor por ti sea incondicional e inmenso. A ellos también les dejo un dinero, y aunque no puedo aliviarles la pérdida de su única hija y yerno, sí puedo ayudarles en sus gastos económicos. Parte de ese dinero lo recibirás también en herencia cuando tú seas mayor de edad.

Y si bien tampoco puedo aliviar tu corazón por haber perdido a tus padres hace solamente dos meses atrás, quiero ayudarte a que tú salgas adelante. Mis hijos me han prometido que estarán pendientes tanto de ti como de tus abuelos. Te pido que no llores por mí. Tú sabes que siempre fuí una persona positiva y quiero seguirlo siendo hasta mi último suspiro.
Te quiere y abraza tu otra abuela,
Rosa


P.D. Como tu madre te dió mi nombre, una parte de mí seguirá viviendo en ti.Y esto me consuela, saberlo. Te quiero mucho; nunca lo olvides.




Rosa Planas viuda de Ripollo murió en una clínica exclusiva en el extranjero, sus dos hijos trajeron a los pocos días las cenizas de su madre a su país de origen y las esparcieron entre los rosales de su mansión. Luego, sus hijos enviaron invitaciones a todos los amigos y parientes de su madre para asistir no a una misa de difuntos, sino a una fiesta ofrecida en su honor. La pequeña Rosa dió muestras de ser grande; cantó y bailó junto con los demás invitados. Sus abuelos también presentes conversaron animadamente con otra gente. Después de terminada la fiesta la pequeña Rosa se abrazó a sus abuelos y lloró. Ellos también lloraron, pero sabían que a pesar de haber perdido a su única hija y yerno, tenían que mantenerse fuertes para sacar adelante a su pequeña nieta con la ayuda generosa de su querida amiga, recién fallecida. 
Marisol