viernes, 24 de junio de 2016

¡Viva la vida!



¿Será que la vida que no llevamos es la verdadera vida? O acaso, ¿la vida es tan sólo un cuento? Porque lo que relatamos de nosotros mismos, no sólo está lleno de puro bla, bla, bla, sino que lo peor de todo, es que no tiene ningún sentido? ¿Será que soy una idiota por pensar así? ¿Será que no sé valorar mi vida?

La Vida, leyéndome los pensamientos, me pide que no siga y luego me dice:
- Mira, yo no existo para que tú me comprendas, sino para que me vivas. Pues, si te pones a pensar si primero se hizo tu cuerpo y luego tu espíritu o si fué al revés ya te pongo en aprietos. ¿Y sabes por qué? Porque yo, la vida, soy un bello misterio por descifrar a la cual no hay que temerme, así yo te ponga piedras en el camino para que te des cuenta de quién soy yo. 

- ¿Será que mi vida, sea grande o pequeña, debo vivirla cada día, así por momentos sufra porque lo que más deseo es sólo gozarla? - le pregunto tímidamente a la Vida.

-   No me parece mal que tengas el hábito de tejer tus ideas con otras y cuestiones mi existencia - me contesta la Vida y continúa hablando - Permíteme que te diga que tú no estás equivocada del todo, sin embargo, no vayas a pensar, por ningún motivo,  que la vida sólo vale la pena vivirla poseyendo cosas para demostrar lo importante que eres. Lo más importante no es lo que tengas, sino lo que tú quieras ser ... allí radica el sentido que le des a tu vida. Esto es lo que cuenta mientras tú seas todavía un ser mortal y ...

- Perdona que te interrumpa, - le digo bastante nerviosa - pero ¿te gusta el hermoso proverbio del dramaturgo y poeta español, Pedro Calderón de la Barca? El que dice así: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

La Vida sonríe complacida. Si bien ella me hace saber que este proverbio se destaca porque a través de las dudas, que nos plantea su autor, nos quiere hacer entender que lo más importante no es la vida en sí, sino el sentido que le damos a ella, allí radica la hermosura de este proverbio que no muchos entienden. Ella me hace ver que yo estoy en plena búsqueda de mi más caro sueño: de encontrar el sentido de la vida. 
- Sí, es cierto - le contesto sorprendida.
- Te voy a decir algo importante: sólo a través del amor la vida adquiere un sentido. Es más, antes que tú me interrumpieras, lo que yo te quería decir es que el sentido de tu vida es lo que cuenta mientras tú seas mortal, pero cuando te conviertas en un ser inmortal los estudios filosóficos, científicos, psicológicos y teológicos hechos hasta ahora, sean en mayor o menor escala, las definiciones de la existencia de Dios, del alma, de la vida y el más allá, de la conciencia, de la felicidad, de la ética, del bien y el mal dejarán de ser importantes, así como también las preguntas que no sólo tú, sino otros seres humanos se hacen como, por ejemplo: ¿Quién soy?, ¿para que estoy aquí?, ¿para qué estoy viviendo? Bueno, esto era todo lo que quería decirte.

- ¡Espera! Quiero hacerte una pregunta que me está rondando desde hace tiempo. Mi pregunta dice así: ¿Cómo puedo mejorar mi realidad ante ti?  

- Mira, aunque la realidad del mundo ni a ti ni a muchos otros les guste, tú tienes un deber contigo misma y es el de amar tu vida y la de otros. Recuerda que si tú no comprendes en toda su dimensión el verbo "Amar", menos entenderás el significado del verbo "Vivir", ese vivir no sólo por fuera, sino por dentro ... allí es donde radica tu vida interior, la esencia de tu ser, capaz de encontrar, si tú quieres, el verdadero sentido de la vida. 

Aunque me resulte todavía difícil haber encontrado el sentido de mi propia vida, sí te puedo decir, querido lector, que ¡Viva la Vida! 



MARiSOL









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