jueves, 23 de abril de 2015

El árbol de los pensamientos

 
Érase una vez un cedro muy alto cargado de muchos pensamientos. O acaso, ¿se trata de un tilo, ciprés o de un abeto? Sinceramente no creo que esto sea significante, pero lo que sí te doy a conocer, es que el árbol de los pensamientos proviene de mi mente con la intención de ver en qué punto convergen tus pensamientos con los míos.

Pues bien, se trata de un árbol muy especial, porque él no sólo representa la vida, partiendo desde sus propias entrañas (conocidas como raíces), hasta tocar el cielo de manera vertical con su enorme tronco, sino que  este árbol representa la vida de los pensamientos ... esos pensamientos que no sólo viven en nuestras mentes, sino que nos traen al lugar actual dónde nos encontramos. Y yo no me refiero específicamente a un lugar geográfico, sino a ese lugar donde nuestros pensamientos no ocupan ningún lugar ni en nuestras mentes ni en el lugar dónde vivimos, pero que definen el lugar emocional de nuestras vidas.

- ¿Y en qué lugar tú te encuentras? - nos llega la voz del árbol de los pensamientos desde un lugar recóndito de nuestra alma. Sin embargo, antes que podamos dar una respuesta, él nos hace otra pregunta:
- ¿Has logrado llegar a ese lugar donde tú puedes ser capaz de encontrarte a ti mismo no sólo dejando de lado los prejuicios inconscientes y tus malos hábitos, sino que también eres capaz de aprender a cómo pensar? Es decir, no se trata de qué pensar (de esto o aquello), sino de cómo pensar ...

- Pero, ¿no sería más fácil dejar de pensar o tener pensamientos vacíos de contenidos? - me pregunto yo. Pero, ¡ay! me imagino la indignación que sentiría el árbol de los pensamientos si yo le hiciera esta pregunta. Pero, ¡quién sabe! Quizás, él sólo bostece de puro aburrimiento ante semejante idea mía.

En el fondo, no está de más decirlo, la misión del árbol de los pensamientos no trata sólo de ayudarnos a entrar hasta las más profundas raíces de nosotros mismos para poder entender el por qué pensamos de una manera u otra (sin pretender suplantar mi mundo por el de los demás o viceversa), sino que el árbol de los pensamientos nos ayuda a recordar que nosotros mismos somos el resultado de lo que pensamos para, ya sea, darle luz u oscuridad a nuestro mundo ... ese mundo donde no sólo se concentran todas nuestras posibilidades de cambio y de aprendizaje de la vida, sino ese mundo que se encuentra dentro de nosotros mismos ... allí donde deberíamos intentar vivir en paz no solamente con nuestros pensamientos, sino con el de los demás, porque los buenos pensamientos no sólo salen de la razón, sino del corazón, ya que los malos pensamientos se terminan cayendo cual hojas secas, tarde o temprano, de sus ramas.

El árbol de los pensamientos me mira. Él sabe, muy bien, que mi alma está de rodillas, pero no para recoger el fruto de buenos o malos pensamientos, sino para que mis propios pensamientos se conviertan en plegarias para pedir por todos aquellos que se quedaron sin el cobijo del árbol de los pensamientos.

MARiSOL







 


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