viernes, 18 de agosto de 2017

Cambio de roles



Bien se sabe que en español la luna es femenina por usar el artículo "La" y como toda mujer, la luna es cambiante. Pero no me refiero precisamente por dejarse ver con su cara no iluminada de Novilunio o Luna Nueva o que una semana más tarde deje ver media cara iluminada  de Cuarto Creciente, o que otra semana más tarde deje ver toda su cara iluminada de Luna Llena para que, finalmente, una semana más tarde, se haga llamar Cuarto Menguante. Pues bien, yo, más bien, me refiero a que la luna como toda mujer tiene su ciclo menstrual repartido en cuatro fases, las cuales son: pre-ovulación, ovulación, pre-menstruación y menstruación. Esto hace que, nosotras, las mujeres, seamos cambiantes como la canción italiana tan conocida: "La Donna è mobile" y, más aún, cuando entramos a la menopausia. Pero, ¿qué pasa cuando se nos quita, por fuerza mayor, los estrógenos, debido a un cáncer de mama de tipo hormonal? ¿Dejo de ser luna? La verdad que ya esto me tiene sin cuidado.

Bien, ahora me concentro en el Sol. En español se usa no sólo el artículo masculino "El", sino que el Sol ha sido adorado (más que la Luna) por toda casi toda la humanidad desde la existencia de nuestra especie. También ha sido temido, pero yo no le temo porque el Sol forma parte de mí desde que tengo uso de razón, desde que mis padres me bautizaron como María Soledad aunque todos me conozcan como Marisol. 

(Entremos, pues, al cuento aunque éste esté cargado, esta vez, más de realidad que de fantasía)

Cuando Marisol se puso a estudiar alemán en su país de origen, hace mil lunas atrás, aprendió que en alemán la Luna no es femenina, sino  que tiene rostro masculino. Al enterarse Marisol que la luna no es femenina en este idioma, ésta le sacó la lengua, de manera irreverente, mientras le hacía ver que el artículo masculino "Der" (El) se escribe ante su nombre "Mond" (Luna). La consternación de Marisol fue más grande aún cuando se enteró que el Sol, llamado "Sonne", usa el artículo femenino "Die" (La). O sea la traducción literal del alemán al español es: La Sol, El Luna.

¡Uf! Se rompieron los esquemas. La Luna dejaba de ser femenina y el Sol masculino cuando hablaba en alemán. Si bien, al principio le hizo gracia, luego con el tiempo, ya viviendo en Alemania, los roles de la Luna como del Sol la pusieron en un dilema a Marisol. El tiempo hizo que viera ella a estos dos astros con otros ojos. Si bien en español conservan su sexo cada uno como los aprendió, en alemán ya no le afecta el cambio de roles porque para ella la Luna sigue representando a la Mujer y el Sol al Hombre. O, mejor aún, todos tenemos algo de mujer y hombre en nuestros nombres, en la mirada, en nuestra forma de amar, de vivir, de ser. Somos Luna y Sol. Podríamos hasta hacernos llamar Luna Sol (nombre femenino) o Sol Luna (nombre masculino), ¿no crees?

Y para terminar ... a estas alturas de la vida de Marisol vivir sin estrógenos en su cuerpo debido a un tratamiento antihormonal, no la hace menos luna, porque ella, más bien, le saca brillo a su nombre para seguir iluminando su camino aún cuando la Luna Llena la siga haciendo suspirar, por ser una romántica empedernida, pero ya no tanto del Amor, en sí, sino, más bien, de la Vida porque ésta es la constante sorpresa de saber de que yo existo al igual que tú y que el sol y la luna.   

MARiSOL






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