sábado, 5 de diciembre de 2009

Milagro de amor

 

Mientras como mariposa multicolor revoloteo - en el hermoso jardín botánico de mi ciudad - entre madreselvas, magnolias, malvas silvestres, malvas reales, malvarrosas, mirtos, mimosas y mentas me acuerdo de Mónica, mi amiga del alma.

Ayer al mediodía mientras subíamos al metro para ir, primero donde su médico, y más tarde, al abogado (motivos tiene) me prometió que nunca más sus manos morenas de mujer madura se pondrían a deshojar margaritas por Mario, su marido, a medianoche.

En el malecón de mi memoria me persigue su imagen de modelo - maniquí y la de su marido mujeriego y machista. El alma de Mónica sembrada de tantas mentiras - las de su marido - se siente aún, por momentos, muy maltrada psíquicamente. Y yo me quedo removida con tanto desamor.

Mario - su malicioso apóstol millonario de doble moral - la maltrató, humilló y mandoneó malignamente. Intentó moldearla, miles de veces, a su manera. ¡A ese megálonomo, mezquino, malparido, mentecato, mequetrefe, maldito, malhumorado, malvado, mentiroso, mamón, malévolo, mañoso, materialista, morboso, morroñoso y  malnacido lo maldigo! Y tú, Mónica, ¡mereces un mejor trato y mucho más! ¡No te dejes manipular por Mario! ¡Nunca más! ¡Mándalo a la mierda!

Mala no soy, mas muy molesta estoy con Mario. Si bien  yo no puedo hacer milagros, sí puedo ayudar a Mónica a mudarse a un mundo mejor metiendo en sus maletas maravillosos mensajes de mucha autoestima hacia sí misma.

Magnolias
compradas por mí esperan por ti, Mónica, en tu nueva morada, un modesto departamento que compartiremos las dos próximamente. La mudanza la haremos mañana mismo. Mónica, ¡mereces ser amada! No sólo me tienes a mí (enamorada estoy de ti, mi amiga), sino que con mi amor te ayudaré a escalar hasta la cima de tu propia montaña.  Es mi mejor prueba de amor aunque tú me quieras sólo como a una buena amiga. ¡Te amo más de lo que tú te imaginas, Mónica!

Marisol

He tratado de jugar con la letra "M"







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