viernes, 4 de diciembre de 2020

Maldito internet

 

Si bien el invento del internet es casi mágico, de mágico no tiene nada  porque una noticia falsa o verdadera pueden cambiar nuestra existencia. Pues bien, Sara piensa que internet no es ni bueno ni malo porque a través de éste se propagan noticias medias ciertas que, al final, nos crean confusión a parte de crearnos adicción debido al inadecuado uso de la tecnología digital. Y ¡ojo! para todas aquellas personas que carecen de una conciencia bien formada o no han desarrollado adecuadamente la prudencia, justicia, fortaleza y templanza, el internet  puede llegar a ser un arma de doble filo. Me explico: la verdad que no pongo en tela de juicio que estas tecnologías de comunicación, información y entretenimiento  no sólo permitan desarrollar y potenciar algunas capacidades del ser humano, pero lamentablemente también se han magnificado bastantes riesgos como la de crear no sólo confusión, sino la de quitar importancia a hechos tan graves como el ciberbullying, la estafa, la pedofilia, el hackeo, etc. La verdad es que todos ellos tienen efectos nocivos. 

Sara sabe que aunque la tachen de tecnófoba, alarmista o reaccionara, ella sabe que tiene que andarse con pies de plomo cuando se mueve entre las aguas nada pacíficas del internet. Claro, que por supuesto, hay lugares donde se respira un aire del bueno, pero también hay aires enrarecidos que se mezclan en este mundo cibernético y terminan metiéndose en tu hogar. Ella ha aprendido a creer más en lo que su conciencia le dicta. Lamentablemente se ha dado cuenta que ni el bueno es tan bueno ni el malo es tan malo. Lo mejor sería que uno pudiera diferenciarlos con claridad, pero el internet se ha encargado de hacernos la tarea más difícil, sobre todo, cuando en las redes sociales nos contactamos con personas que se camuflan con nombres ficticios o nos dicen cosas que no son ciertas del todo. 

¡Ay! toda esta tecnología no sólo nos ha acercado unos a otros no importando dónde tú te encuentres, sino que también está afectando la forma de actuar y de pensar de millones de personas a través de todo el exceso de información que no se filtra adecuadamente. Sara se está dando cuenta que si bien hay mucha información, hay también menos conocimiento. Si bien Sara se aisla del internet, por lo menos una vez al día, nos resulta prácticamente imposible vivir sin éste aunque las ráfagas de información que socavan nuestra manera de pensar y nuestro comportamiento, cobren su precio como el aumento de dopamina en el cerebro que puede ser adictivo. Y es que en su ausencia, el aburrimiento se hace presente.  Pues bien, si bien Sara no desea que haya cortes en su creatividad y en el pensamiento profundo, sí se está dando cuenta que su pensamiento se está fraccionando y la falta de concentración persiste ahora más que nunca. Por este motivo tiene racionada su porción de internet al día. Hay otras cosas pendientes por hacer que cobran, poco a poco, más importancia.

¿Qué es lo que quiere Sara? Pues tener la capacidad de controlar, reducir o detener su comportamiento en línea para no verse enfrentada a la depresión o sensación de soledad que, por momentos, la asalta. Pero si bien ella sabe que no se puede imaginar un mundo sin internet, también toma conciencia que los seres humanos hemos sobrevivido sin él durante incontables milenios. Tal vez, precisamente porque la vida es una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.

Te llamo a la reflexión, querido lector, así como el internet es el experimento más grande de anarquía que tenemos porque éste es un recurso que perjudica a la sociedad  ya que la aliena y aísla, también, por otro lado, el internet es positivo porque nos une y nos conecta, quizá con la esperanza que nos prolongue más la vida. Sara me mira en silencio y me hace también saber que la destrucción del internet es inútil porque éste crea un espacio de libertad y desarrollo en el que todos estamos en comunidad. En realidad, el internet no ha cambiado la forma en que hacemos las cosas. Más bien, cambia lo que hacemos con ello. El internet nos expone entre el bien y el mal. Nos reta constantemente a diferenciar las verdades de las mentiras. Nos expone a grandes desiluciones...

Antes de terminar, Sara me hace saber que unas 4.000 millones de personas en todo el mundo son usuarias del internet. Al principio se pensaba que éste podría aportar igualdad y conocimientos a la mayoría de la gente haciendo de este invento un invento muy democrático. Pero también el internet tiene un lado sombrío porque las voces moderadas son ahogadas y los puntos de vista extremistas son amplificados tomando más fuerza para ayudar a expandir el odio, la desinformación y los abusos.  Pero aún así, Sara sabe que aunque la cara oscura de la red esté muy presente, también sabe que los aspectos positivos son mayores que los negativos. Es decir, el número de ventajas supera al de los incovenientes. Así como Sara sabe que el papel que tenga la red depende de quién sea la persona que navegue a través de ella y los usos para los que se emplea, también me hace saber que la aparición del internet ha causado hasta la actualidad grandes beneficios a la sociedad y su uso es imprescindible. Si bien Sara no podría prescindir del todo de internet aunque pudiera, sabe que hay que navegar cibernéticamente con responsabilidad y con cuidado, sobre todo en las redes sociales. ¿Y tú, qué piensas? 

MARiSOL