sábado, 7 de enero de 2017

La sonrisa de Aleti

 

Aleti tiene una personalidad tranquila, paciente y amable. Ella no sólo es sensible a los sentimientos de los demás animales del mar, sino que responde con simpatía y tacto al sufrimiento de todos ellos, hasta al de Squalus, un tiburón, que es el temor de focas, delfines, pingüinos y otros peces parecidos o distintos a Aleti. 
Hace pocos días Aleti se encontró a Squalus en el mar de la vida, después de mucho tiempo de no verlo. 
- ¡Hola! ¿Qué te trae por acá? - le preguntó sonriendo la pecesito color rosa.
- Vengo a buscar comida. Veo que acá hay muchos peces que se ven apetitosos - le respondió de manera seca y cortante el tiburón. Los peces que se encontraban por allí nadando, se fueron asustados. La voz del tiburón sonaba amenazante.
Aleti ignoró el tono de voz, pero no la información recibida. Y luego le preguntó a Squalus si ella debía mantenerse mejor alejada de él.
- ¡No, por favor!  Te necesito - le respondió Squalus, en cuanto vió que ningún animal del mar se encontraba cerca de ellos, pues él no quería que nadie más escuchara esta conversación.
- Me gustaría que me explicaras el por qué - le dijo Aleti curiosa.
- La verdad es que no he llegado sólo hasta acá porque tenga hambre, sino porque he venido a buscarte para que me ayudes a recuperar mi sonrisa, pues, ella se me ha escapado desde hace unos pocos días atrás y no la encuentro por ninguna parte - le dijo triste Squalus.
- ¡Es una misión difícil la que me das! - exclamó Aleti y luego le preguntó que qué sucedería con ella si no podía cumplir con su pedido.
- Por lo menos, quiero saber que lo intentaste  - le contestó el tiburón, y acto seguido le dijo que no temiera, que él no se la comería si ella no lograba devolverle su sonrisa. Luego de decir esto, se despidieron.

Ya cuando Aleti se encontraba sola, vió que la sonrisa del tiburón, salía tímidamente de una cueva cercana y se acercó a ella para decirle que no quería ser más la sonrisa del tiburón.
- Mira, - le dijo Aleti bien seria - tú no puedes abandonar a Squalus. Él te necesita para soportar la vida que le ha tocado vivir.
- ¿Y tú crees que si él sonriera más, los animales del mar dejarían de temerle? - le preguntó la sonrisa bastante escéptica.
- No lo creo. Squalus nació como tiburón y le toca comportarse como tal, te guste o no. Es la ley de la vida, pero si él deja de sonreir, la vida se le hará insoportable. Se volverá más violento y temerario, ¿no crees?  - le dijo Aleti. Y luego de decir esto, a la pecesita se le ocurrió besar a la sonrisa del tiburón de manera espontánea. Después de hacerlo, la sonrisa de Aleti salió rápidamente a buscar a Squalus mientras la sonrisa del tiburón se metió agradecida y feliz en el alma de la pecesita rosada.

Cuando el tiburón se dió cuenta que podía volver a sonreir, fué a buscar a Aleti. Al ver que la sonrisa de la pecesita era la de él, comprendió que se había dado un intercambio. Ella le había regalado lo mejor de sí misma en señal de su amistad. Pocos días después, Aleti murió, porque la sonrisa del tiburón, que vivió dentro de ella, estaba envenenada. Al enterarse Squalus de lo sucedido, lloró amargamente. Si bien él había perdido a una buena amiga, parte de ella viviría en él. Squalus ya sentía que se había vuelto más tranquilo, paciente y amable con los demás animales del mar ... hasta para devorar a sus víctimas aprendió a tener más tacto con ellas para evitarles un sufrimiento innecesario. Al ver que la personalidad de Squalus había cambiado para bien, la sonrisa de Aleti agradecida sonrió desde el fondo del alma del tiburón.

MARiSOL



Aquí dejo una canción infantil. Trata de un pez que le gustaba mentir cuando asustaba a sus amigos gritando Tiburón
 
 


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