jueves, 30 de mayo de 2019

La certeza y la duda





Mientras a la certeza se le considera como una posición absurda, a la duda, más bien, se le considera como una posición incómoda. En todo caso, lo que sí sé es que tanto la una como la otra no son amigas puesto que defienden ideas diametralmente opuestas. También sé que así como la certeza es íntima amiga de la fe, la duda lo es, pero de la incredulidad. Por este motivo, así como entre la certeza y la duda existe un soplo, lo mismo sucede entre la fe y la incredulidad.  

Afuera del alma de Carmen, ruge un viento huracanado. Hay una pugna de soplos iracundos y muy alterados que pugnan por derribarla. Sí, se la quieren tirar abajo con sus  gritos. Carmen ya no sabe qué más hacer para resguardarse de tanto daño moral y físico. Ella se aferra con todas sus fuerzas a todos aquellos soplos benignos y buenos de aire vestidos de certeza y de fe. Son ellos, los que luchando contra aquellos soplos huracanados, que le hacen ver a Carmen que su propia felicidad y hasta su vida están en juego.

La Certeza dándose cuenta de cómo se sentía Carmen le dijo, hace tiempo ya, a ella que mientras la verdad estuviera de su parte no había que temerle a esos vientos huracanados. En algún momento perderían fuerza. La fe, por su parte y gran amiga de la certeza, le pidió a Carmen no sólo mucha paciencia, sino que inhalara bondad su corazón y ¡nada de aspirar sentimientos envenenados! 

¡Ay! Lo que pasa es que su novio José es excesivamente celoso y desconfiado. Carmen más de una vez se preguntó si su novio realmente la quería, mejor dicho, si la amaba de verdad. No. Capacidad no tiene él para ver más allá de sus prejuicios y celos irracionales.  La verdad que Carmen se estuvo mordiendo la lengua por mucho tiempo. Siempre terminaba perdonando a José aunque se diera cuenta que su relación era muy tóxica.

Y mientras los vientos huracanados no cesaban de rugir, Carmen se aferró a todo lo bueno que la habitaba, que la definía como ser humano. Ella sabía muy bien que los prejuicios son muy dañinos porque este tipo de pensar está vinculado con la discriminación. Se sabe que los prejuicios se elaboran a partir de opiniones que surgen antes de juzgar la determinación de las evidencias. Demás está decir que un prejuicio es una crítica que se realiza sin tener los suficientes elementos previos para  fundamentarla. Y los celos de José iban por el mismo camino.

Es así como entre la certeza y la duda Carmen estuvo expuesta por mucho tiempo.  La decisión de cortar su relación de cuatro años con José la tomó una noche que regresaba de su trabajo. Pero después de pensarlo mucho y aunque ella sintiera miedo desde que él la amenazó con matarla si ella terminaba su relación con él, ella estaba decidida a dejar de ser su novia así se quedara solterona toda su vida ya que muy bonita no era.

- Por Dios, ¡ese loco la matará! - gritó la Certeza.
- Quizá no lo haga - dijo la Duda
_ Y tú, ¿querido lector qué crees qué José le hará a Carmen?
No te diré, por el momento, qué es lo que yo pienso realmente. Sin embargo, te hago saber que cuando prevalece ese sentimiento negativo que todo lo corroe, mata, tarde o temprano, a toda buena ilusión. Me dirás que soy pesimista. Pues no, soy más bien muy realista por fuerza mayor. Muchas veces, el serlo, duele y ¡tanto! sin lugar a ninguna duda, ¿verdad?

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Hoy día leí en el periódico que Carmen fue hallada muerta en un bosque ubicado a unos diez kilómetros de su pueblo. Un señor que se encontraba buscando hongos encontró su cuerpo debajo de un arbusto muy grande y frondoso, mejor dicho su perro encontró el cadáver. La policía aún no sabe quién la mató. Pero tanto tú como yo sabemos quién fue, ¿verdad? 

Pues bien, hace tres semanas José esperó a Carmen delante de su depto. Y cuando ella estaba por llegar al edificio muy tarde por la noche, ya cuando sus vecinos dormían, José la obligó a subir a su auto. Carmen no tuvo opción ninguna de resistirse porque él la había encañonado con una pistola comprada en el mercado negro. Luego cuando ella estaba sentada dentro del auto, José le puso sobre su nariz un trapo bañado en cloroformo (nada difícil de obtener porque José trabaja como anestecista en una clínica de renombre) causándole un desmayo de media hora. Cuando ella despertó, José la obligó a que bajara del auto y caminara a su lado adentrándosse en el bosque. Allí la mató. Su pistola tenía silenciador. Es así como los cuatro disparos no se escucharon. Carmen murió instantáneamente. 

José para despistar a la policía fué el mismo a denunciar la desaparición de Carmen una semana después que la matara sin piedad. También él mismo llamó a los padres de Carmen, quienes viven en otra ciudad, para preguntar si ella estaba con ellos. Luego también llamó al hospital estatal donde trabajó Carmen como enfermera. Si bien ella fue una buena enfermera, amigos no tenía, sólo tenía a José. Por este motivo, le resultó muy difícil a ella cortar su relación amorosa con él. 

Pero por más que José nos venda la imagen del novio preocupado, yo sé que él mató a la pobre de Carmen, a quien conocí hace un par de años atrás en el entierro del psicópata de mi esposo. Si bien Carmen era simpática, era bastante tímida y sumisa igual que yo. Siempre tuve la sospecha que José era igual a su padre aunque yo nunca quisiera admitirlo.  Es así como la Certeza me urge que siente prontamente una denuncia ante la policía así yo sea la madre de José.


MARiSOL