lunes, 13 de julio de 2015

Castillos en el aire



- ¡Ningún sentido tiene que yo entre a tu jaula! - gritó uno de mis sueños, el más rebelde. Y al preguntarle por qué, me dijo que si yo lo encierro se convertiría no sólo en esclavo de mis pensamientos ... él le tiene temor a mis pensamientos porque aduce que éstos no tienen ningún tipo de contenido y ... 
- Pero, ¿por qué? - le interrumpí asombrada de sentirme rechazada. 
- Pues, porque tú estás llena de muchas contradicciones y yo no quepo en tu jaula - me contestó el sueño rebelde. Y luego me hizo saber que yo no debo aprender sólo a sentir mis pensamientos y a pensar mis sentimientos, sino que si él entra a mi jaula se volvería en una bagatela y él no podría volverse realidad.
- Pero, si yo no te tengo en mi jaula, sí que yo me quedaré vacía - le hice saber con cierta pena en mi voz. Y luego le pregunté que si yo me quedaba sin vivir sin soñar ¿dónde quedarían mis castillos en el aire?
Después de escucharme mi sueño rebelde me dijo:
- ¡Déjame volar en libertad porque sólo así yo existiré en la tierra de los sueños! Yo soy este tipo de sueño que sabe a conciencia que no podré volverme nunca en realidad, así que mejor déjame fuera de tus pensamientos para seguir volando entre tu realidad y la mía. 
Empiezo a entender. Este sueño rebelde no es malo conmigo, todo lo contrario. Él no quiere herirme, pero aunque mi sueño rebelde me diga lo que diga, yo seguiré tercamente construyendo mis castillos en el aire hasta perder la razón porque la razón terminará por tener razón.  
Mi sueño rebelde, después de mirarse largamente hacia adentro y de ver que yo me empeño en seguir viviendo en mi mundo de fantasía (no significa que yo huya a la irrealidad) porque soy creativa y osada para poder soportar mejor la vida (esa constante sorpresa que me hace saber que yo existo así construya o no castillos en el aire), se metió silenciosamente en mi jaula de pensamientos porque se dió cuenta que yo no estoy vacía de éstos aunque la vida esté llena de mucha palabrería. Por este motivo, mis castillos en el aire le dan sentido a mi vida por el mismo hecho que ésta, por momentos, carezca de sentido. 

Quizás debas tú, querido lector, encerrarme en una jaula para evitar que yo siga  soñando despierta hasta que mi vida adquiera sentido o esperar a que mis más importantes momentos de la vida vengan por sí solos aunque esperar por ellos no tenga ningún sentido.

MARiSOL




 

Castillos en el aire 
de Alberto Cortéz


Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, por el aire libre
y los demás dijeron, "¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!".

Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.

Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tiene mucho que ver con el amor.

En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
"No vaya a ser que fuera contagioso..."
tratar de ser feliz de aquella forma.

La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.

Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.

Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...






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