lunes, 19 de junio de 2023

Arena del tiempo


Mientras me siento, por momentos, como un pez juguetón revolcándose incansablemente en la arena del tiempo (ese tiempo que siempre está maduro), me pregunto para qué, como de costumbre.

Con voz temblorosa y ojos nublados me doy cuenta que me acerco despacio inevitablemente a alguna parte de mi historia de vida... esa vida convertida en un soplo que se mueve entre las aguas de la fe y de la incredulidad  y entre las de la certeza y de la duda.

Entre bocanadas de aire aguardo con ilusión el momento de tomarme un descanso porque no hay nada más que hacer. Tal vez deba sólo guardar silencio por ser éste el ruido más fuerte de todos.

Y mientras mis palabras caen rendidas de cansancio, mi alma inquieta huye de lo que me sigue, será porque yo voy detrás de lo que huye de mí. Acaso, ¿de mi pasado o quizá futuro? No sé. Quizá deba celebrar cada día sólo el reencuentro con mi presente por más difícil que éste sea como cuando el rocío de la mañana se troca en escarcha y aparenta ser sólo un punto congelado  entre la ilusión y la añoranza.


MARiSOL





sábado, 17 de junio de 2023

Unión verdadera

(Cuento de la vida real)

La vida me ha traído, hace ya mucho tiempo atrás, hasta acá, al otro lado del mundo, entre buenos augurios y malos presagios. Y aunque sienta que mi vida siempre estará envuelta en tristeza, trato de guardar la luna romántica en mi alma porque ésta me  ha enseñado que lo que mantiene la vida romántica y llena de ardientes posibilidades es la existencia de esas vulgares limitaciones que nos obligan a enfrentarnos a las cosas que no nos gustan o que no esperamos. Trato igualmente de desmontar cuidadosamente el sol radiante para llevarlo prendido en mi mirada aunque tenga que vaciar primero un océano de lágrimas de dolor mas no de despecho y tenga que barrer a ciegas las hojas de mi calendario de vida dentro de un bosque vestido de oscuridad, sobre todo, en mis noches de insomnio. Quizá porque ya nada puede servir para nada... esa nada curiosa y preguntona que me insiste que para que nada nos separe que nada nos una. Sin embargo, yo la contradigo porque sólo los buenos sentimientos pueden unirnos ya que el interés jamás ha forjado uniones verdaderas. Sinceramente aunque me queden vestigios de obstinación, procuro doblegarla para que mi matrimonio funcione bien. Y aunque todavía no se ha descubierto la brújula para navegar en el alta mar del matrimonio,  no es cierto que el matrimonio sea indisoluble. Pues, mientras unos lo ven como una jaula donde hay pájaros desesperados por entrar y otros igualmente desesperados por salir de ésta, para mí el matrimonio es como la vida real; es, por momentos, un campo de batalla y no siempre un lecho de rosas. Quizá porque la vida es mucho más pequeña que los sueños ... esos sueños que descifran el lenguaje de las estrellas fugaces porque mientras éstas cruzan el firmamento de nuestras vidas nos recuerdan que un sueño que sueñas es solo un sueño, pero si lo sueñas con alguien, es una realidad aunque ésta no sea lo mismo que la verdad porque la realidad son sólo detalles así sean éstos, algunas veces, un montón de goteras.

Si bien mi matrimonio no es para nada perfecto, trato, a través de nuestra unión, de afrontar los cambios de manera óptima, sin poner demasiada resistencia porque no hay mejor cosa que saberse respaldado y soportado (por ambas partes, claro está). Nuestra unión no está ni soldada ni pegada ni remachada ni atornillada. Es más que eso, es no rendirse nunca lo cual ya es un victoria a la que se le puede llamar fidelidad de amor conyugal. Sobre todo, cuando esta unión conyugal está vestida de respeto, generosidad, empatía, independencia, tolerancia, compromiso, pedir y conceder perdón, equilibrio entre individuo y pareja, fidelidad, comunicacion, confianza, apoyo incondicional, sinceridad, etc. Y así la rutina y la costumbre sean enemigos silenciosos del matrimonio (del tuyo o del mío), hay que evitar no sólo de dejar de ser lo más importante el uno para el otro, sino evitar también el distanciamiento y la desconexión porque no hay peor cosa que cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en que se pudo.

Antes de terminar, pienso que para que toda relación resulte exitosa no hay que pensar que el amor no es cosa del destino, sino que es una decisión y para que una pareja siga junta hay que saber dar y recibir,   ser nuestro propio lugar feliz, mantenerse como buenos amigos, adaptarse a los cambios, no permitir que el enojo y rencor echen a perder la cordura y prudencia, tener la capacidad de honrarse el uno al otro,  abrazar la instropección con las ideas claras para evitar así las peleas llenas de dolor, miedo e inseguridad, saber lo que queremos el uno del otro para evitar las decepciones y algo que nunca debe faltar: la comunicación permanente no sólo con la cabeza, sino también con el corazón.  O sea alinear la cabeza y el corazón es la clave para una unión verdadera.

MARiSOL

 

miércoles, 14 de junio de 2023

La promesa y el reto

 

La Promesa está triste porque no sabe si va a poder cumplir con su palabra. Ella se ha dado cuenta  que no hay peor cosa que ofrecer mucho pero al final no hacer nada sea por el motivo que sea. ¿Será que la mejor forma de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás? Pues bien, el Reto, quien se encuentra a su lado, le hace ver que por más que ella esté triste tiene una misión que cumplir. Le recalca que cual promesa más vale un "toma" que dos "te daré".

La Promesa entiende lo que el Reto le explica, pero ella le dice que cuando prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores, es lo que la pone triste. Es más, le dijo también que el que promete demasiado y el que espera demasiado se dañan a sí mismos. Entonces, el Reto le pidió a la Promesa que sacudiera sus penas porque cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos. Y ella debe dejar su tristeza de lado ya que es importante para el mundo. Ella cual promesa no debe olvidar quién es ya que ella no sólo es la máxima expresión de la voluntad de hacer algo por alguien o de cumplir con un cierto sacrificio en caso de conseguir algún logro, sino que es un ofrecimiento solemne  que hace una persona de cumplir con rectitud y fidelidad un determinado deber, empleando para ello una fórmula fija.

La Promesa exasperada le hace ver al Reto que se siente tan mal que no sabe si puede dar su palabra. Y es que cuando uno hace una promesa les estás dando tu palabra a alguien, y esa persona espera que tú la cumplas. Y es que ser capaz de cumplir tu palabra o tu promesa dice mucho sobre tu carácter y sobre quién eres en realidad. La confianza es muy importante y romperla puede arruinar una relación.

El Reto se queda mirando fijamente a la Promesa y le pregunta cuáles son los otros sinónimos que se le dan a ella. La promesa sí sabe. Le responde que es conocida también como Compromiso, Obligación y/o Deber. Pues bien, el Reto le pregunta también si sabe ella qué tipos de promesa hay. Aquí la Promesa se queda dubidativa. El Reto le hace ver que existen dos tipos de promesas: las incondicionales y las condicionales. ¿Cuál eres tú? le pregunta el Reto. La Promesa se da cuenta que el Reto le ha hecho una pregunta incómoda. Pues bien, esta pregunta te la hago yo a ti, querido lector. Tú bien sabes que todo lo que prometes impacta de manera directa e inmediata en la manera en cómo te perciben los demás y cómo te ves a ti mismo. Si no puedes cumplir una promesa tu credibilidad es cuestionada y no solo genera enojo también desconfianza en los demás. 

Cuántas promesas hechas y no cumplidas, ¿verdad? El mundo así como está lleno de charlatanes, también lo está de gente noble que sabe darle la importancia debida a la palabra "Promesa". Los que hablan mucho pero finalmente no mueven un solo dedo a esos se les llama hipócritas, caraduras, farsantes, sinvergüenzas, etc. 

Te preguntarás cuál es la importancia de cumplir una promesa. Pues, la verdad que ayuda a fortalecer la voluntad personal y a su vez proyecta en los demás una imagen de credibilidad. Y es que el cumplimiento de las promesas es una regla de oro para la convivencia. Si ésta se incumple, se debilita la confianza entre las personas y los lazos afectivos se deterioran.

Por este motivo te reto, querido lector, a que cumplas lo que prometas porque si no puedes o quieres es mejor que no prometas nada porque antes de abrir la boca y comprometerse a hacer algo, piensa que debes ser muy realista, ser claro, no hacer promesas por presión, no prometer para sacar ventaja de algo o alguien. Luego, no olvides en ser honesto  contigo y con los demás.

Antes de terminar quiero hacerte saber, querido lector, que en toda promesa hay un reto. Lo importante es no convertirnos en creadores de excusas porque es muy fácil encontrar una excusa que nos justifique ante los demás cuando no cumplimos con nuestra palabra. El abanico de excusas, pretextos y disculpas es infinito. Por este motivo te llamo a la reflexión para que pienses que si adquieres un compromiso y por cualquier motivo no puedas relizarlo, entonces tienes dos opciones: elegir un pretexto más o menos convincente o bien dar la cara y hablar con la verdad que justifique nuestro incumplimiento.Y es que quien da la cara ofrece la mejor versión de uno mismo porque actúa sin miedo ni mentiras.

¿Sabías que la palabra "Promesa" viene del Latín "Promisssus"? Esta palabra está conformada por el prefijo "pro" que es equivalente a "antes" y "missus" que significa "arrojar". Podríamos interpretarlo como que hay que ser arrojados (valientes) antes de hacer una promesa, sobre todo, si ésta, querido lector, es un reto para ti no imposible pero sí difícil de cumplir. 

MARiSOL