jueves, 30 de junio de 2016

Mi Malambo




No conocía el malambo, típico baile del folclór argentino, hasta que una amiga argentina me lo hizo conocer a través de un par de vídeos hace unos pocos días atrás. Ella me introdujo no sólo a esta forma de baile muy original, sino que me hizo conocer a un fantástico grupo de bailarines.  Y si bien no soy argentina, este tipo de baile sea con bombos y/o boleadoras es simplemente espectacular. ¡Cuánta fuerza refleja esta danza! Me transmite  el mensaje de tener que ser fuerte ante la vida. Es así como me imagino tocando un bombo y jugando con mis boleadoras para abrirme paso ante la vida; sobre todo, cuando ésta está llena de cicatrices. Pues bien, yo no nací para llorar eternamente en una esquina. No dejaré que nadie me domine, ni tú, tampoco, mi querida ausente. Como verás, acá me encuentro bailando decidida a ganarle a mis preocupaciones, miedos y rabias, que en el fondo, son las tuyas, en realidad.  Estoy decidida a caminar con paso firme por la vida aunque todo hable en contra mía ... aunque me apuntes tú con el dedo haciéndome sentir poca cosa.  Si bien yo nací para no recibir ni tu amor ni tu reconocimiento, no pretendo enfrentarme a ti porque igual no me entenderías. Más bien, prefiero enfrentarme a la vida, para pelearme con ella de ser necesario y así poderme abrir paso ante mis preocupaciones, miedos racionales o irracionales, pero decidida a serme fiel, a mis principios y aprender de todo lo bueno que la vida me pone por delante para ser mejor ser humano. Toda esta rabia que llevo acumulada desde hace unos pocos meses la convierto en una rabia positiva para decirle a la vida que la quiero con todas mis fuerzas y que nadie me va a derribar ... tampoco tú. Sigo aprendiendo a tocar bombo y a usar bien mis boleadoras para que la vida se sienta orgullosa de mí aunque tú no veas, querida ausente, el gran esfuerzo que yo hago para ser más fuerte que tú porque la vida está hecha para los que desean retarla. Y acá yo me encuentro haciendo fila por fuerza mayor. Tu turno también llegará, querida ausente, sin lugar a dudas, aunque no quieras.


MARiSOL