lunes, 18 de enero de 2016

Entre la realidad y la Fantasía

 

La realidad se muestra demasiado seria; se ha vuelto un poco seca y triste. Yo diría que algo le pesa en el alma como para no dar cuerda suelta a su propia fantasía. Y aquí es donde la Fantasía sufre porque quiere sentirse libre de culpa y cargo. Yo también. He de hacerte saber, querido lector, que ellas dos amigas no son, solo se toleran desde que se conocieron. Mejor dicho, desde que yo las conozco.

Me encuentro yo en el medio sin saber para dónde tirar. ¿Será que cualquier influjo de fantasía sobre la razón me va a agregar un grado de locura aunque yo no quiera? No creo. Yo sé que loca del todo no estoy. Mas no sé si odiar del todo a la realidad que me rodea o quedarme solo enamorada de la fantasía por fuerza mayor.

Si bien acepto mi realidad con todo lo que me trae y propone o hasta desafía, yo estoy aquí para darle la cara, mas, sin embargo, para soportarla mejor, le doy un toque de fantasía para que me ayude a vivir mejor; será porque la realidad sigue existiendo con todos sus bemoles y no desaparece del todo mientras la fantasía me ayuda a existir como yo quiero mientras hace desaparecer a la realidad, solo por momentos. Es como un acto de magia ... ese puente entre el mundo visibile e invisible que tanto a mí me gusta. Quizás lo que yo realmente deseo es que mi realidad no termine de ahogarme aunque en ella se desborde mi fantasía como un mar sin riberas.

Pues bien, he de confesar que me siento entre dos mares, entre dos aguas, entre dos mundos. Si bien tomo a la realidad como guía, tomo por compañera de vida a la fantasía. Con ella me siento más a gusto aunque a ti no te guste, querido lector. Y, ¿sabes por qué? porque mi mundo de fantasía está poblado de ilimitadas irresponsabilidades y de permanentes alegrías.

Y yo la verdad que si bien quisiera vivir siempre en mi fantasía, me reincorporo todos los días a la realidad porque es la única manera de vivir despierta porque muerta no estoy; todavía no. Quizás esto yo lo digo porque soy una soñadora práctica, en el fondo, porque no deseo que mis sueños sean solo bagatelas que se quedan colgando en el aire. Hago bien en distanciarme de pedestales y plataformas para vivir tocando el suelo de la realidad que me toca vivir aunque la fantasía se haga presente y me toque la puerta cada dos por tres. Sonrío mientras le doy la razón a mi realidad mientras mi fantasía espera su turno para hacernos a las dos felices.
 
 
MARiSOL
 
 
 
 

 


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