viernes, 28 de febrero de 2014

La congoja de Carolina


Mientras Carolina Cárdenas Crespo, cardióloga de una clínica conocida de Cali, se encuentra en Cartagena conversando, bebiendo café y comiendo casquitos de guayaba, cortado de leche de cabra, calandraca y crema de café en casa de su ex-compañera de colegio, Consuelo Cordero de Carrazco (ama de casa, casada con Claudio Carrazco Correa, co-director de un colegio cartagenero), la campana de la Cateral le recuerda a Carolina que tiene que llamar a Carlos Campos Cuevas, su novio. Carlos es también cardiólogo como Carolina y cuenta con su propia clínica en Cali.

¡Ay! Carolina no quiere ser cobarde, pero no es capaz de coger su móvil para hablar claro con Carlos. Más bien, Carolina le enviará por correo electrónico a Carlos una carta. ¡Cuánta congoja carga a cuestas su cansado corazón! Carolina ya no quiere ni candelabros de cobre ni collares de camafeo ni cortinas de crepé fino ni cuadros caros ni cama de caoba; sólo quiere cortar de cuajo su relación caótica con el carismático de Carlos, pero él  tiene otra cara: es caprichoso, colérico, codicioso, controvertido, canalla, cretino, controlador, criticón y lo que es peor, es un Casanova del carajo.

Carolina le cuenta  a Consuelo que quiere escribirle una carta a Carlos. Consuelo prende su computadora y  Carolina comienza a escribir calmadamente. Cuando está lista le lee su carta a Consuelo porque confianza hay entre las dos. La carta dice así:

Carlos:
Mi carta es corta pero concisa. No habrá casamiento porque no quiero cubrir más mi corazón acongojado y en crisis por tus caracajadas camaleónicas. No concibo compartir más mi vida contigo. Es una catástrofe como te comportas conmigo. Deshago nuestro compromiso.  Considero que es lo mejor. No estoy contenta contigo, pues tú eres un cazador de mujeres coquetas. Tus concubinas con voz de caramelo callan por conveniencia. Tú compras sus caricias y su cariño mientras las colmas de regalos caros. Carlos, yo no soy cualquiera. Conseguiré nuevamente ser la capitana de mi caravela. Mi cabeza me dice con toda claridad que tú no me convienes. Hasta un cambio de casa y de clínica me haría bien. En la clínica Cartagena del Mar buscan cardiólogos. He mandado mi curriculum vitae. Yo soy competente en mi campo como tú. 
Un cordial saludo,
Carolina

Después de que Consuelo escuchara el contenido de la carta le dijo a Carolina:
- ¡Caray! ¡Qué cosa! Ni se te ocurra claudicar ni perder el control ni dejarte confundir ni perder la cabeza por Carlos cuando lo veas y converses con él cara a cara.   Es conflictivo y no te conviene, Carolina.
- Te haré caso, Consuelo. Seré consecuente - le contestó Carolina.  Cuando terminó Carolina de decir esto, hizo clic sobre una tecla del teclado de la computadora de Consuelo y le envió su carta a Carlos.

Carlos, después de leer la carta, montó en cólera y para sacarse este clavo caliente clavado en su corazón, canceló la conferencia que tenía con otros cardiólogos y cogió su carro mientras cantaba con rabia la canción  "La camisa negra" y se fué al Club "Cocodrilo" para tomar allí toda clase de cócteles como: Casino, Caipiriña, Cocuba, Cosmopolitan, Cuba Libre, Crema de cacao al whisky,  Claridge, Clover Club, Cocotel, Cola de Mono, etc. En ese club se encontrará con su nueva compañera de cama, Carla Castillo Contreras, una cantante costarricense que vive en Caquetá. En el club "Cocodrilo" está contratada por cuatro meses. Allí Carla canta canciones románticas; es una cuarentona coqueta y un poco casquivana. A cada rato va de compras; tiene una colección de collares, pelucas, carteras, zapatos de tacón y ropa cara de todos los colores.  Estuvo casada con Cándido Camaño Colina, un comerciante colombiano, común y corriente. Su ex-esposo, fué poca cosa para Carla.  Carla me ha confesado que quiere conquistar a Carlos cueste lo que cueste. Quiere contraer matrimonio con el cardiólogo más conocido, no sólo de Cali, sino de todo Colombia.

¡Ah! les cuento que Carolina consiguió trabajo en la clínica cartagenera. Y ahora Carolina está en Cali empacando. Consuelo está con ella. Un camión  vendrá en cuatro días para recoger sus cosas de la casa de Carlos. En pocos días Carolina comenzará sin dolores de cabeza y sin carencias de cariño su nueva vida en Cartagena .

¿Cómo concluirá este culebrón?  Los dejo curiosos.

Marisol 

He jugado con la C, sobre todo, con los sonidos: ca, co, cu


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