martes, 27 de octubre de 2009

El plan






Hace ya un tiempo atrás que Don Cupido del Amor y Doña Rutina del Día a Día se reunieron en casa de Doña Memoria de Los Recuerdos. Por cierto, su  casa está construída sobre una nube navegante. Pues, bien, en el momento de la reunión esa nube se encontraba situada  sobre la ciudad donde vive la romántica empedernida de Myriam Collins.
 

Los tres amigos se habían propuesto ayudar a Myriam a que aprendiera a tener los pies más sobre la tierra...
Antes que empezaran ellos tres a hablar sobre el plan, empezó Don Cupido del Amor a lamentarse:
-¡Nunca debí traerle a Myriam Collins esas cartas! Me siento culpable porque a ella se le ha vuelto abrir la herida. ¡Ay! Y pensar que a ella le costó tanto sacárselo a él del corazón. Yo no quería que esto sucediera. Yo sólo...
-¡Ya cállate y no te lamentes tanto! -le interrumpió Doña Rutina del Día a Día e impaciente siguió hablando -Si bien hay amores que nunca se olvidan, la vida misma nos empuja a seguir adelante. Lo pasado, pasado está y punto. Ahora pongamos en práctica nuestro plan. Yo, por mi lado, he pensado en tenerla a ella tan ocupada que no le quedará tiempo para pensar en tiempos pasados. Caerá tan rendida llegada la noche que no le quedarán fuerzas para soñar con él... con el que fué y ya no es.
-¡Buena idea! Porque a propósito de sueños, el plan es que yo me lleve en mi equipaje de viaje parte de los recuerdos que hacen daño a Myriam como acordado. ¿No es cierto? -preguntó Doña Memoria de Los Recuerdos.
Tanto Don Cupido del Amor como Doña Rutina del Día a Día aprobaron la idea. Ellos tres sabían de qué recuerdos se trataban... eran aquéllos que se encontraban relacionados con ¡esas cartas! Parte del plan era romper el hechizo que ese primer amor ejercía en Myriam Collins.
Pero como Cupido tenía una duda le dijo a Memoria lo siguiente:
- Ya sabemos que estarás fuera de la ciudad por más de tres semanas, pero cuando regreses también traerás de vuelta a esos recuerdos... y no sé si sea bueno que los traigas de nuevo contigo.
-Es cierto. Pero recuerda que los recuerdos buenos o malos, dulces o amargos no se pueden olvidar. Lo único que se puede hacer es saber vivir con ellos. Y si tú, Cupido, te dedicas también por tu lado a ayudar a Myriam, cuando yo regrese, ella podrá manejar esos recuerdos de otra manera. Así que dínos, cuáles son los pasos que vas a dar tú.
  -Pues bien, yo he pensado en ayudarla a acercarla más a su pareja de vida. Hace unos días ya empecé, y por lo que veo, está dando, poco a poco, sus frutos -comentó Cupido muy orgulloso de la tarea que estaba realizando.

Luego Doña Rutina del Día a Día suspiró diciendo:

-¡Qué difícil es olvidar al primer amor! A la mente me viene una frase de Antoine de Saint-Exúpery que dice así:"Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor."
-Suena interesante -comentó seria Doña Memoria de Los Recuerdos - pero ahora lo importante es ayudar a Myriam no a olvidar, sino a decidir qué hacer. En realidad, ella tiene dos alternativas.
-¿Y cuáles son? -preguntó curioso Cupido. Rutina era todo oídos.
- O ella corta la comunicación con él de una vez por todas o lo ve a él sólo como un amigo con el cual se comunica de vez en cuando -sentenció Doña Memoria de Los Recuerdos.
Los tres amigos se miraron entre sí. Si bien ellos tenían el plan de romper el hechizo, quedaba en manos de Myriam la decisión que ella tomaría.



Me he llegado a enterar por una buena fuente de información que el plan de Don Cupido del amor, Doña Rutina del Día a Día y de Doña Memoria de Los Recuerdos dió resultado. Y tiene que ser cierto porque como vecina de Myriam ya no la escucho más llorar, sino todo lo contrario, desde hace como dos meses atrás la escucho reir más a menudo.   




Marisol