sábado, 18 de junio de 2016

El conejito perdido

Cuento de la vida real 
 
Desde que cuido, desde hace un par de meses, a dos niños pequeños, la imaginación mía la he puesto a trabajar al 100% y veo que me da buenos resultados por momentos. Resulta que a Alina (nombre cambiado), niña de cinco años se le ha perdido su conejito de peluche desde hace cerca de dos semanas en el Kindergarten. Pues bien, el mismo día de la desaparición del conejito, después de recoger de otro Kindergarten a Luis (nombre cambiado), hermanito de un año de Alina, me fuí con él manejando tranquila y contenta a recogerla. Al llegar, después de ver a Alina desconsolada puesto que no sabía donde había dejado a su conejito blanco de peluche, me puse a buscar con ella y con su hermanito por diferentes lugares del Kindergarten, pero al no tener éxito, le dije a ella que se dejara de llorar y me escuchara porque yo tenía algo importante que decirle. Le hice saber a  Alina que el conejito no se le había perdido, sino que él se estaba escondiendo de ella porque se quería quedar  a vivir en el Kindergarten con otros muñecos de peluche porque tenía mucho más espacio que en el departamento donde ella vive con su hermanito. Alina, con sus ojos grandes, me miró y llorando me dijo que lo que más le preocupaba era que su conejito no tenía nada que comer a lo que yo le dije, que sí, porque la nevera del Kindergarten estaba siempre llena de comestibles.  Pero al ver que Alina seguía llorando desconsoladamente, haciendo yo acopio de paciencia le dije seriamente que se dejara de llorar a gritos porque si seguía haciendo tanto escándalo su famoso conejito no volvería nunca más con ella. ¡Santo remedio! Alina se quedó inmediatamente callada y yo me quedé aliviada de haber podido dominar la situación aunque mi imaginación tenga un gran toque de mentira. Sólo espero que Alina recupere pronto a su conejito porque no sé qué más podría yo decirle  pues yo creo, más bien, que algún otro niño se lo ha llevado a su casa porque no ha aparecido hasta ahora. Ya hablé con su educadora y le pedí que me ayude a dar con el conejito perdido de Alina ¿Qué le digo? ¿Que su conejito se fué de viaje, que lo raptaron, que lo robaron? ¡Ay, aparece conejito por favor! porque la realidad es, muchas veces, cruel no sólo para mí, sino para una niña inocente de cinco años.


MARiSOL
 


Imagen sacada de Bing