domingo, 24 de enero de 2016

Lluvia de estrellas


Esta noche las estrellas están jugando a las escondidas conmigo. Quizás deba viajar hacia ellas para que me digan qué es lo que yo tengo que hacer y ... Pero, antes que terminara yo de pensar en voz alta, un ángel me interrumpió haciéndome saber que nadie puede decirme qué es lo que yo tengo que hacer cuando yo ya he decidido qué destino quiero tener. Al darme cuente de cuánta razón tenía el ángel, él continuó hablando y también me hizo saber que por los pasos que yo estoy dando, ya he trazado mi camino de vida al menos que yo esté dispuesta a cambiar de actitud porque, al fin y al cabo, yo soy el producto de mi actos, de lo que yo hago conmigo misma y con los demás. Al final, no son las cosas las que cambian, sino somos nosotros los que cambiamos si queremos cambiar. 

El ángel sonrió y luego me hizo saber que yo no puedo ser esclava ni de mis temores ni de mis inseguridades, si tengo la posibilidad de cambiar lo que debo cambiar; nunca es tarde para ello. Las palabras del ángel me removieron el piso, y para no perder el equilibrio, el ángel me envió una lluvia de estrellas que formaron a mis pies el siguiente pensamiento para que yo me sostuviera en él:

"Si no puedes cambiar la situación que te produce temor o inseguridad, entonces, escoge la actitud con la cual quieras afrontarlos. No solamente esta actitud vive dormida en el fondo de tu corazón y sólo está a la espera que tú la despiertes, sino que en tu corazón brilla la estrella de tu destino que guiará siempre al capitán de tu propia alma contra viento y marea porque tu alma existe para recordarte que hay un mejor manera de vivir, sentir y pensar si quieres".

Después de entender este hermoso pensamiento, las estrellas me levantaron en vilo y me llevaron donde el ángel. Al llegar a su lado, ya él no me habló más; todo estaba dicho. Solamente él me tomó en sus brazos. Una sensación de paz me cubrió toda ... Al despertar de este hermoso sueño, escribí este pensamiento aprendido en un papel para no olvidarme nunca de éste y tratar de ponerlo en práctica lo más pronto posible para mirar con mejores ojos a mi destino porque éste no reina sobre mí sin la complicidad no sólo de mi propio instinto, sino de mi buena voluntad para sonreirle a la vida a pesar de todo.


MARiSOL










 Imagen sacada de Google