lunes, 16 de noviembre de 2015

La dama de la justicia

 

Mientras una tensa hostilidad, teñida de rojo, vuelve a fluir, esta vez, sobre el río Sena en la capital del "savoir vivre", Jacqueline  simula normalidad mientras le pide  a la dama de la justicia que tenga la fuerza para terminar con tanta locura ... ésa que anda suelta no sólo en tierras francesas ...

Desde que a partir de la noche del viernes 13 de noviembre lo impensable se volvió a presentar en distintos puntos de esa ciudad, la dama de la justicia sabe que ahora más que nunca tiene no sólo que defender los valores de la sociedad francesa, de la cual Jacqueline forma parte, sino también garantizar que los crímenes perpetuados sean castigados con todo rigor y con la pena que se merece todo acto terrorista de acuerdo a la ley vigente.

Y mientras Jacqueline no quiere sentirse encadenada emocionalmente a combates encarnizados contra lo impensable, la dama de la justicia (aquella que porta en una mano una balanza que simboliza el juicio que determinará y que pondrá a cada lado de la balanza los argumentos y pruebas presentados, en la otra mano porta una espada que simboliza a la justicia que castigará con mano dura a los culpables y los ojos vendados representan a esa justicia que no mira a las personas ni por su nacionalidad, ni sexo, ni religión, sino que hace ver que la justicia es igual para todos), le dijo:
- Aunque yo sepa normalmente cómo actuar, últimamente me estoy quedando realmente ciega ante tanto horror que se comete no sólo en París, sino en distintas ciudades del mundo. Pero, escucha, Jacqueline, tienes que seguirte sosteniendo en los valores propios de igualdad, libertad, equidad y respeto para que tu mundo interno no tambalee.  Estos valores tienes que defenderlos lo mejor que puedas, pero no odiando, sino dando amor así tú en el intento perezcas.
Jacqueline quiere decir algo, interrumpirla, hacerla callar ya que su alma está llena de sentimientos confusos. No quiere odiar, y, sin embargo ...
La dama de la justicia leyendo los pensamientos de Jacqueline continuó hablando:
- Aunque en mi nombre se maten a seres inocentes, se lleven a cabo guerras sangrientas, se corrompan jueces, abogados, policías ... hasta presidentes en todas partes del mundo, algo me impulsa a seguir acá. Créeme que  hay momentos en que quisiera dejar a los seres humanos a su libre albedrío y largarme de este mundo, que cada vez anda más de cabeza, pero ni puedo ni debo. ¿Qué sería del mundo sin mí? Los seres humanos vivirían sólo en la oscuridad, en una caverna sin conocimientos. Créeme, Jacqueline, que toda persona se hace justa en la medida en que tiene conocimiento. Lo que quiere decir que quien tiene más conocimiento puede ser más justo aunque no siempre sea así. Pero aunque el mundo esté enfermo de tanta locura, existen gobernantes que tienen amplios conocimientos y que saben gobernar para realmente hacer justicia. Lamentablemente quedan pocos, pero por esa minoría tengo el deber de seguir a su lado y a tu lado también. Después de decirle estas palabras a Jacqueline la dama de la justicia, la abrazó fuerte, le secó sus lágrimas. Se despidieron.

Cuando Jacqueline despertó, el sueño la había impactado tanto, que en lugar de sentir miedo, se levantó con el puño en alto y en voz alta se dijo a sí misma: ¡Por tí, dama de la justicia, seguiré viviendo! Y mientras Jacqueline se encuentra rumbo a su trabajo (es enfermera en un hospital y está viajando en estos minutos en metro a su trabajo) piensa en las palabras de la dama de la justicia.  

Ojalá que el sueño de Jacqueline se cumpla para que la dama de la justicia la siga defendiendo no solamente a ella, sino a todos aquellos (yo me incluyo también) que no quieren vivir con miedo ante tanta irracionalidad porque, por lo menos, en su querido país, la justicia no anda cojeando del todo, como en otras partes, ¿o me equivoco? 

¡Ay! si la dama de la justicia le fallara a Jacqueline, por diversos motivos, nos queda todavía la justicia divina de la cual nadie se escapa. Pero yo me pregunto dónde ella se encontraba esa noche ... en París, en ningún caso.


MARiSOL







 
Imagen sacada de Bing