lunes, 4 de marzo de 2024

La voz de la caracola

 

 

Ring, Ring, Ring.... La llamada parecía urgente. ¿No sería acaso una llamada de atención o era, tal vez, una señal que el universo me enviaba? Yo diría que eran ambas en una sola. Contesté.

- ¡Alo! ¿Quién habla? - le pregunté desconcertada a una caracola que encontré, sin querer (¿o fue a propósito?) en una playa perdida entre mis recuerdos.

- Soy yo, tu alma de niña - me respondió la caracola y continuó hablando - Vengo de muy lejos, de un pasado ya inexistente, pero que sigue viviendo, aunque no quieras, en la memoria de tu corazón. Hoy regreso a ti para recordarte de donde vienes y hacia donde te debes dirigir para reencontrarte contigo misma y para que no te olvides nunca de tus raíces, de la tierra que te vió nacer. Podrás hacer pausas y/o paréntesis en tu vida, donde quieras que te encuentres, pero a mi siempre regresarás. ¿Y sabes por qué? Porque soy yo quien te ayuda, finalmente, a reafirmarte en tus deseos, a saber quien eres realmente y también a reconciliarte con tu pasado para hacer más bella tu vida.

En este preciso momento quisiera hablarle a la caracola pero no puedo. Y es que siento un gran cansancio. ¡Ay! Mi lengua no solo está trabada, sino que tengo un nudo en la garganta. Por suerte, mis ojos están ahora sin lluvia. Será por el cansancio que no sólo siento en el cuerpo...

Mientras la caracola me mira, me dice que mi cansancio se debe al peso de las impresiones vividas. Han sido tantas, tan hermosas y hasta mágicas que por este motivo debo primero procesarlas. No sé si sea necesario porque las fotos hablan por sí solas. Todas ellas me sonríen con mucho cariño.

 Despierto asombrada que mi sueño no fue un sueño. Constato que la  realidad superó a mi fantasía. Y cuando soy consciente de esto, soy feliz. 

MARISOL