sábado, 1 de octubre de 2016

¡Ay, Pinocho!


No voy a contar la historia, ya conocida, de la marioneta de madera, llamada Pinocho, que fue tallada por el carpintero Geppetto y luego cobró vida y se convirtió en un niño de carne y hueso. Ni tampoco voy a contar de sus aventuras ni a hablar de la relación de padre e hijo que tuvieron ni de las lecciones aprendidas por Pinocho para dejar de ser mentiroso.

Ante todo, analicemos la palabra "mentira". ¿Qué significa?  Según los diccionarios, la mentira es una declaración realizada por alguien que cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, de forma que se oculte la realidad en forma parcial o total. Pues bien, una mentira puede ser desde una falsedad genuina, una verdad selectiva hasta exagerar una verdad, sobre todo, si la intención es engañar o causar una acción en contra de los intereses del oyente. 

"A propo" mentiras, no hay que olvidar que a Pinocho le crecía la nariz cada vez que mentía, ¿lo recuerdas? Te imaginas, ¿qué sucedería si por cada mentira dicha nos creciera la nariz? ¡Ay! Tendríamos que ir al cirujano plástico miles de veces, en el transcurso de nuestras vidas, para que nos la operaran. 

Y mientras me imaginaba que pasaría con mi nariz, puesto que ésta oculta muchas mentiras, Pinocho, no como marioneta, sino como niño, salió, repentinamente y sin aviso, del cuento "Las aventuras de Pinocho" (escrito por el autor florentino Carlo Collodi, alias Carlo Lorenzini, 1826 - 1890), que tengo en un estante de libros en mi biblioteca, para hacerme una pregunta que me asustó:
- Te has puesto a pensar, ¿qué pasaría si por cada mentira tuya te creciera la nariz pero no tuvieras dinero para ir al cirujano plástico para que te la achicara?

- ¡Ay, Dios! - grité y continué hablando agitadamente - La  imagen la encuentro tan grotesca porque me vería mirando hacia el suelo sin poder levantar la cabeza por el peso de mentiras llevadas a cuestas sobre mi nariz.

- ¿Podrías imaginarte vivir así?  - me preguntó Pinocho y luego me dijo que si yo seguía mintiendo (a mis padres, amigos, colegas de trabajo y un largo etcétera de personas conocidas como desconocidas) terminaría por deformar mi cuerpo ya que mi nariz no sólo me haría caminar muy encorvada, sino que yo terminaría usando mi nariz como un bastón.  

- ¡Qué difícil sería vivir así! - exclamé. 

- Mira, amiga - me dijo serio Pinocho - la mayoría de las personas como tú mienten ya sea por agradar, por no herir, por cobardía al no querer dar explicaciones largas, también mienten por vergüenza, o porque cegados por un optimismo irracional, les resulta placentero mentir. 

- ¡Ayúdame, Pinocho a no mentir más! - le supliqué de manera muy sincera.

Pinocho, después de escucharme, me hizo saber que quién le había ayudado a no mentir más fué su "alter ego" Pepe Grillo. Y luego de decir ésto, Pepe Grillo, como buena conciencia, salió también del cuento (ya mencionado) y me dijo que con las mentiras blancas se podían hacer una excepción. Pinocho también estaba de acuerdo. Yo suspiré aliviada. Luego ambos me dijeron que hay que aprender, algunas veces, a ser valiente al decir la verdad porque mentir es de cobardes.

Y mientras yo los escuchaba a ambos hablar, me toqué la nariz mientras Pepe Grillo y Pinocho se complacían en ver que ésta no me la harían crecer porque yo me había propuesto en decir la verdad ahora y siempre. 

Y tú, querido lector,  ¿qué papel juegan las mentiras en tu vida?


MARiSOL



Dejo este simpático vídeo con buen ritmo cubano. 
"Gente de Zona" canta "Pinocho"





Imagen sacada de Bing