sábado, 28 de mayo de 2016

En el aire

 (cuento de la vida real)

Mientras la fiesta estaba en todo su apogeo y la gente bailaba frenéticamente, yo sabía que la despedida estaba cercana. Había decidido irme muy lejos, sin retorno alguno. Mi decisión estaba ya tomada; sólo tenía que buscar el momento de hacerme escuchar para que todos mis invitados se enteraran de lo que yo tenía planeado decirles. Pues bien, en un momento en que la orquesta dejó de tocar para hacer una pausa, yo me paré encima de una silla y me dirigí hacia todos alzando la voz para decirles que había sido un gusto de haberlos conocido, pero que esta fiesta era para mí una despedida. Y mientras todos se miraban entre sí sin entender lo que yo quería decir, yo me bajé de la silla, caminé con paso rápido hacia una ventana abierta y me tiré por ella hacia la oscuridad de la noche. Y mientras varios de mis invitados gritaban aterrorizados de lo que parecía un suicidio y otros me miraban con indiferencia, yo no caí hacia el pavimento desde la altura en la que me encontraba (sé que era un edificio muy alto donde nos encontrábamos), sino que tomaba altura, es decir, me iba volando mientras una luz me envolvía y me hacía subir lentamente hacia una nave espacial, que se encontraba suspendida detrás de unas nubes. Pero, en lugar de sentir una bendita paz, comencé a sentir miedo. Es así que cuando entré a la nave espacial, ví a unos seres feos y grandes que me veían y no precisamente con buenos ojos (E.T. no sólo era lindo, sino un ser bueno en comparación con estos otros). ¡Ay! En el momento en que uno de ellos se me quiso acercar, yo me tiré por la compuerta, que se encontraba abierta, y esta vez sí caí en picada para darme cuenta cuando me desperté, sudorosa y temblando, que me había caído de mi cama. Ja. Seguramente que tuve este extraño sueño después de haber visto anoche un programa dedicado al tema de los ovnis; un tema apasionante, por cierto, que a muchísima gente le ha quitado el sueño. Sin embargo, como no hay nada en concreto que nos haga saber que realmente existen seres extraterrestres aparte de nosotros, los terrícolas, pues, a decir verdad, seguimos en el aire ...   

MARiSOL