viernes, 10 de agosto de 2018

Los secretos del lago




El sentido de la armonía interna se traduce en momentos de tranquilidad y de una apacibilidad latente, creo yo. El lago me mira largamente. No hay secretos entre los dos. Sólo lo que conversamos lo guarda él como un tesoro y yo también callo porque nadie podría creerme que yo puedo comunicarme con el lago. En esta realidad tan objetiva a la que vivo expuesta no hay cupo para diálogos imaginarios, según los demás. ¡Pero que saben ellos con quién yo realmente converso!

Me siento agradecida de llegar indefensa pero convencida que la indeclinable voluntad del lago me ayudará a superarme a mi misma. O como bien el lago me repite una y otra vez yo debo invertir más tiempo en mí, debo deshacerme de los malos hábitos y aprender a traducir cada acontecimiento que me sucede, sea éste bueno o malo, en serenidad palpable. Debo aprender a deshacerme de los pensamientos negativos y más bien debo oxigenar mis ideas, ser capaz de renovarme en los momentos más difíciles. 

El lago no desea que otros pensamientos me distraigan mientras conversamos sobre el propósito de vida que yo tengo, porque éste (el propósito en sí) es también un objetivo, algo que se quiere conseguir y que requiere de esfuerzo y de ciertos o muchos sacrificios para mi propio beneficio ... ese bien que se hace o se recibe sin esperar nada a cambio de los demás. 

Mientras en silencio contemplo al lago, él me hace saber que depende de mí la actitud que yo pueda tener ante las obligaciones reales y hasta de los problemas que se me presenten en mi vida. Razón tiene este lago. Entre sus secretos seculares y los míos nos consolamos y, lo más importante, nos apreciamos y respetamos. 

La verdad que todo el mundo tiene secretos, pero la única cuestión es encontrar donde éstos se encuentran. Por lo pronto, yo sé dónde los míos habitan ... en el fondo de ese lago ... allí  donde él sólo me escucha porque el lago no es un lago cualquiera: es mi propia conciencia porque en ésta no sólo habita la presencia de Dios, sino también porque la conciencia sólo puede existir simplemente de una sola manera, y es teniendo conciencia de que ésta realmente existe como este lago por el cual me encuentro caminando a orillas de mi propia vida desde hace muchos años.

MARiSOL