viernes, 28 de noviembre de 2014

¡No te vayas!


- ¡Espera! ¡No te vayas! - grita Mónica. Veo que ella duerme agitada. Nuevamente el avión la deja. Unas veces, Mónica corre detrás del avión; otras, ella corre dentro de un aeropuerto gigante y no logra dar con la salida del vuelo. ¡Caray! Es que hay una mano invisible que detiene  a Mónica todo el tiempo. Yo sé quien es y lo odio. Hasta ahora siempre me ha ganado.

Lo que Mónica no sabe es que ese vuelo no tiene regreso alguno, si ella lo tomara, como yo quiero, ella no volvería a despertar nunca más, porque me la llevaría muy lejos ...  a mi reino ... a ese  reino donde no existen ni preguntas ni respuestas, ni verdades ni mentiras, ni luz ni sombras, ni alegrías ni penas. En mi reino no hay nada ... NADA. Así como lo lees. Sólo hay oscuridad. No hay ni fuego ni un calor infernal como millones de seres humanos piensan. Sólo oscuridad. Allí nadie se puede mover y si lo haces, es a tientas y con riesgo de caer de abismo en abismo. Allí yo quiero llevar a Mónica, pero su ángel de la guarda me rompe los planes en mil pedazos.

Me imagino que te podrás imaginar quien es el capitán de vuelo. Quizás, para la próxima vez, deba yo ponerme una máscara para despistar al ángel de Mónica. No sería mala idea. Así Mónica no gritaría desesperada: ¡No te vayas! Lo que más deseo es que ella y su ángel guardián suban juntos a mi avión. Lo tengo que lograr algún día.
Y tú, ¿te animarías a ser mi pasajero? Seguro que no... ni en sueños, ¿verdad?
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Psst ... No le hagas caso al diablo, querido lector. Lo que él no sabe es que Mónica sabe por mí quien es el capitán de vuelo y para no retarlo directamente le hace creer a él que ella pierde su vuelo cada vez que él (el diablo) la hace soñar con su avión. Por este motivo, Mónica lo despista gritando: "¡No te vayas!"



MARISOL






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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Polvo de estrellas


Ana María se daba cuenta que tenía que separarse de Roberto, su novio. La negatividad de él, a ella le estaba haciendo daño. ¡Cómo había cambiado! Cuando ella se había enamorado de Roberto lo había visto brillar como a una estrella, pero no como una de Hollywood, pero sí como un hombre con un aura especial. Pero Roberto ya no es ni la sombra de lo que fue como persona. Desde que, hace ya un par de años, él se hundió en una depresión muy fuerte, Ana María reconoce, en este momento, que ya no quiere seguir más con él. Ella no es mala (a mí me consta), sino que su instinto de sobrevivencia se impone (y yo la puedo entender). Y es que la negatividad de Roberto la está arrastrando a un lugar oscuro donde luz no se deja ver. Ana María no quiere seguir esperando a que él se recupere del todo. Ya habrá otra mujer en su vida.
Ana María no quiere que Roberto muerda el polvo, porque ella no quiere verlo ni vencido ni derrotado físicamente ni espiritualmente. Pero a ella se le está acabando la paciencia de tener que escuchar solamente sus quejas. La verdad que Ana María está hecha polvo, ¿me entiendes? Ni siquiera a ella le provoca echarse un polvo con él.
Tal vez, Roberto necesita sentir que pierde del todo a Ana María para que así se sacuda, de una vez por todas, de esa capa de polvo de pesimismo que lo rodea desde hace ya tiempo. Creo que Ana María merece un hombre que le sonría  a la vida. Es más, a ella no se le debe olvidar que su misión en la vida es brillar y alumbrar a otros con la intensidad de sus sueños... esos sueños que vienen cubiertos de polvo de estrellas echados por mí.
Pues bien, quiero darle una oportunidad a Roberto de recuperarse de sus dolencias espirituales. Ojalá que él vuelva a tener, como antes, esa energía luminosa, que lo caracterizaba, con la cual reflejaba de manera positiva sus pensamientos, sentimientos y experiencias.  Pero mientras su aura vibre de manera defectuosa y sus colores reluzcan turbios, Ana María hace bien en alejarse de Roberto porque, en este momento, la energía que sale del cuerpo y alma de él es oscura y densa mientras que la de ella todavia está sana y fuerte. ¡Ay! quizás deba yo darle no sólo una oportunidad de sanación total a Roberto, sino de darle una oportunidad a la relación entre él y Ana María. Tendré que desprenderme de un poco de polvo de estrellas de color dorado para iluminar el mundo interior de Roberto para que así él pueda no sólo reconquistar el corazón de su novia, sino que él pueda llegar pronto a mí.
Si no sabes quién soy yo, te lo diré brevemente: Soy la gran sabiduría divina vestida de polvo de estrellas ancestrales más antigua de todo el Universo. 

MARISOL






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domingo, 23 de noviembre de 2014

Carta a Luanco




Querido Luanco:
Quiero que sepas que como en mi maleta no cabían ni la Torre del reloj, ni tu Paseo Marítimo, ni tu Puerto de Gayo ni las caminatas mañaneras vestidas con soles de nuevos amaneceres hechas en compañía de mi hermana melliza, sí me he traído conmigo muchas fotos para revivir los muchos recuerdos, como por ejemplo, aquellos recuerdos perfumados con olor a café con leche o con olor a chocolate con churros saboreados en el simpático Café "Roma". 

Pues bien, te hago llegar estas cortas líneas para hacerte saber que una  parte de mí sigue deambulando por tus calles con una sonrisa de agradecimiento por los días vividos entre tus callejuelas y gente amable que conocí y por las experiencias hechas... Tú bien sabes cuáles fueron porque fuiste testigo y cómplice desde el comienzo hasta el final de mi estadía.

Recibe un fuerte abrazo desde mi otra realidad donde tu idioma del día a día no es el mío. Prometo regresar,

Laquesefué Yvolverá






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martes, 18 de noviembre de 2014

El abrazo


Yo no quiero escribir sobre el abrazo que nos damos unos a otros sea a modo de saludo, de consuelo o de cariño, ni quiero tampoco hablar sobre si el abrazo nos ayuda a calmar los nervios, nos alivia las tensiones o nos fortalece la autoestima o no. Más bien quiero hablar de este otro tipo de abrazo que nos damos entre personas desconocidas, al otro lado de la pantalla de nuestras computadoras. Si bien con este tipo de abrazo no nos tocamos físicamente, sí nos tocamos con nuestras palabras, sobre todo, si éstas son bien intencionadas.

Si bien el contacto físico es necesario para el bienestar emocional, en este otro abrazo son mis palabras las que viajan a través del internet, traspasan tu pantalla y se funden en un abrazo contigo - escribe Teresa a Samuel, quien se encuentra a miles de kilómetros, ¡quién sabe dónde! 
Después de leer Samuel a Teresa, él le responde:
Así como tú te abrazas a mis palabras, yo me abrazo a las tuyas. Debe ser que buscamos afecto ante los avatares del día a día, buscamos una voz amiga aunque sea desconocida o, quizás, ¿no será que yo ingenuamente pretendo ser la voz que abrace tu alma? 
Teresa se queda pensativa y luego le responde:
No sé, quizás entre abrazo y abrazo mis palabras   buscan a las tuyas y al encontrarse en un impulso sincero, acercan a nuestras almas dejando el tiempo y el espacio de lado. ¿Qué opinas tú?
Yo creo que, más bien, el tiempo y el espacio se tienen que abrazar de manera larga y sostenida para ayudar a nuestras palabras a que se fundan en un abrazo permanente y contínuo - le contesta Teresa, quien, que yo sepa, se llama en realidad, Terence y Samuel, se llama Samantha.

Y para terminar ... yo que me muevo a través del internet, entre las palabras, no importando en el idioma en que éstas sean escritas, sé que estas dos almas solitarias aunque no den a conocer sus verdaderas identidades, cual almas gemelas, de manera sincera, se funden en un abrazo.

MARISOL 


 




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lunes, 17 de noviembre de 2014

Mi muñeca rusa



Seguro que conoces a la Matrioska o muñeca rusa. Tú debes saber que estas muñecas se encuentran huecas por dentro y albergan una nueva muñeca en su interior y ésta a su vez alberga otra. Y así sucesivamente ... Su número es variable; pueden ser desde cinco hasta máximo veinte. Son muñecas multicolores con diversos motivos. Estas muñecas rusas son los souvenirs más comprados por los turistas. ¿Sabías que la primera Matrioska fue hecha en 1890 en base a muñecas parecidas traídas del Japón? Pues bien, como información está bien. Yo, más bien, te quiero contar algo sobre mi muñeca rusa. Ella es muy especial. Ahora te explico por qué.

Hace pocos días atrás estando de visita en Moscú me compré una Matrioska, la cual alberga a cinco muñecas más en su interior. Pues bien, cada una de ellas representa un sentimiento positivo. La más grande es el Amor, la segunda es la Fe, la tercera es la Alegría, la cuarta es la Simpatía, la quinta es la Serenidad y la sexta es el Respeto. Cada una de ellas me hace recordar que los sentimientos positivos son los que deben primar en mi vida y no los sentimientos negativos. La lista podría ser más larga, pero como yo tenía dinero para comprar sólo seis muñecas que venían con estos sentimientos positivos, pues me las compré sin pensarlo dos veces.  Si hubiera tenido más dinero me hubiera comprado una Matrioska mucho más grande para que en ella cupieran más sentimientos positivos como por ejemplo: la Valentía,  el Entusiasmo, el Agrado, la Tranquilidad, la Gratitud, la Lealtad, la Fidelidad, la Solidaridad, la Esperanza, la Comprensión, la Ilusión, la Empatía, la Caridad, el Goce, la Amistad, la Admiración, la Autonomía, la Fuerza, el Disfrute, el Éxtasis, la Gratificación y el Altruismo.

En todo caso, me doy por satisfecha con mi Matrioska, porque ella me recuerda que la vida es más hermosa si nos dejamos llevar por los sentimientos positivos. Sé que la señora que me vendió mi muñeca rusa, vendía  también Matrioskas con sentimientos negativos, pero como a mí éstas no me interesaban, ni las miré porque no adornarían de mejor manera mi mundo interior.

MARISOL







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domingo, 16 de noviembre de 2014

El cerebro del sirviente


 

¿Qué le pasa al sirviente que ya no tiene más ganas de servir? Observo que está cansado sólo de trabajar. Todo parece indicar que su intuición le dice que no trabaje tanto. El sirviente no sólo está obligado a servir a su patrón, al amo, a ese que dispone de su vida y lo obliga a trabajar para él a cambio de un sueldo, sino que el sirviente se obliga a seguir en esa senda donde la intuición o mente emocional queda de lado por más que él mismo sepa que no debe descuidarla.

Si hablo sobre "el sirviente" no me encuentro en ningún siglo pasado... y es que de una u otra manera todos nosotros somos sirvientes de muchas cosas... ¿Por qué será que muchos de nosotros nos olvidamos, por completo, de nuestra mente intuitiva o emocional y nos ocupamos exclusivamente de la mente racional cuando hacemos nuestras tareas diarias?

Me pregunto por qué, a veces, nos resulta difícil equilibrar tanto en nuestra vida profesional como en nuestra vida cotidiana el uso de nuestra mente intuitiva y mente racional. Quizás deba yo hacerle ver al sirviente que se esfuerce por intentar razonar todos sus impulsos y apetencias, pero sin tener que olvidar que, aunque nuestra mente intuitiva no siempre esté acertada, siempre tiene sus razones. Por algo será que nuestra intuición o mente emocional es la que nos ayuda no sólo a experimentar placer, sino la que también nos sirve de guía para hacernos sentir bien, es la que también nos ayuda a alejar de nosotros el dolor o malestar.


Pues bien, ¿Sabías tú que tanto en la parte derecha de la corteza cerebral del sirviente como en la nuestra procesamos toda información instintiva y/o emocional  automáticamente con el recuerdo de experiencias similares ya vividas?  Es así como nosotros al extraer instantáneamente una certeza sobre la cual actuamos, hacemos nacer la intuición.

¿Sabías también tú que el hemisferio izquierdo de la corteza cerebral procesa inmediatamente esta misma información, que es analizada y sometida a deducciones? Pues, a esto nosotros lo llamamos razonamiento, porque es un proceso mucho más lento y cuyos resultados no están siempre en conformidad con los de nuestro instinto o intuición.

Antes de finalizar con este relato el sirviente me pregunta si la intuición es infalible. A lo que yo le respondo que no como tampoco lo son los instintos ni los pensamientos racionales.
- Entonces, ¿debo yo confiar en mis intuiciones? - me pregunta el sirviente un tanto incrédulo.
- ¡Claro que sí! Incluso mucho más de lo que tú te imaginas - le respondo y luego le digo acto seguido que nosotros todos los días muchas veces hacemos uso de la intuición
- Pero yo como sirviente sólo sirvo. Yo no tomo decisiones como tú - me responde un poco incómodo el sirviente. Mi intuición se queda durmiendo en algún rincón de mi mente mientras trabajo. 
- Mira, lo único que yo te puedo decir, bajo mi punto de vista - le digo- , es que yo al tomar una decisión o querer resolver un problema utilizando mi mente racional, sé que mi intuición está siempre activa porque es la que me proporciona su dictamen y su sensación de certeza. 
El sirviente me mira largamente y un poco triste me dice:
- Yo sé que no puedo despreciar mi intuición, madre de inventos, descubrimientos, innovaciones, fuente de creatividad, pero yo noy Albert Einstein. Soy un simple sirviente que su intuición o mente emocional la deja de lado cuando trabaja para ti. Y mirándome seriamente a los ojos me recita un pensamiento de este sabio que dice así:
“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional una sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra a los sirvientes y que ha olvidado los regalos. Lo único realmente valioso es la intuición.
Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los pequeños detalles que somos capaces de percibir con nuestro débil y enclenque mente”. 

Definitivamente mi sirviente no tiene una débil y enclenque mente. No sólo tiene una mente racional brillante, sino que su mente emocional  me ha hecho ver que debo recompesarlo, después de esta conversación sostenida, con un aumento de sueldo.

MARISOL
 

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viernes, 14 de noviembre de 2014

Pérdidas

 
Mientras Rocío se da cuenta que ha perdido su celular por segunda vez en el lapso de medio año, su vecino José se pregunta dónde ha dejado sus llaves del auto, pues, no las encuentra por ninguna parte. ¿Las habrá perdido? No. Yo veo que a él se les ha caído detrás de un baúl colocado cerca de la puerta de entrada de su casa. 

Sigo observando... ¿Y qué pasa con Miguel, vecino también de Rocío y José? ¡Ah! Sé que él ha perdido la cabeza por Elena, una guapa amiga de su mujer Carlota, con la quien está casado desde hace más de quince años. Y Carlota, que no está ciega a lo que siente su esposo por su mejor amiga, está por perder la paciencia, pero lo disimula a regañadientes porque ella no quiere perder su "status - quo". Y es que Carlota no está dispuesta a perder ni sus comodidades ni sus lujos a los cuales ella está acostumbrada. Y, sin embargo, yo veo que ella está perdiendo su dignidad aunque no lo quiera reconocer. En fin, yo no me meto. ¿Y qué pasa con la mejor amiga de Carlota?  Pues, Elena está feliz de ser la amante de José. Y es que desde que Elena perdió veinte kilos de peso, los hombres la miran más. Y como a José se le fueron los ojos por ella y a ella él le gusta, ambos no pierden el tiempo en darle alegría a sus cuerpos. 

Sigo observando en silencio... Veo que sobre la misma cuadra donde viven Rocío, José y Carlota (Elena vive en otro distrito),  hay una vecina ya anciana, llamada Nancy que ha perdido el brillo de su mirada. Como la veo tan abatida, me acerco a su casa. Después de tocar el timbre, Nancy me abrió la puerta con los ojos llorosos. Nos abrazamos.
- ¡Ayúdame a encontrar mi fe! Se me ha perdido y no la encuentro - me dijo Nancy muy inquieta.
- Bien sabes tú que la fe es la fuerza de la vida - le hice recordar a ella el sentido de esta frase.
- Lo sé. Pero se me ha perdido, querido amigo - me dijo ella y siguió hablando - Mi fe salió de esta puerta hace unos días atrás. Y desde que la he perdido, me siento fatal. Por este motivo te pido que me ayudes a traerla de regreso a mi casa. 
La escuché en silencio. Después de abrazarla, le prometí que  cumpliría con su deseo. Nos despedimos. Al rato le volví a tocar el timbre. Nancy me abrió la puerta desconcertada preguntándome si yo había olvidado algo o perdido algo en su casa. Le contesté que no y luego de batir mis grandes alas le dije:
- El problema tuyo es que tu fe la has perdido porque la racionalizas demasiado. Tu fe ni te ha abandonado ni se ha perdido por ahí. Lo que pasa contigo es que tú tienes la falsa idea que tu fe ya no tiene nada que decirte.
Nancy me mira en silencio mientras yo sigo hablando:
- Tu fe se encuentra viviendo en tus dudas. No la reprimas, déjala estar dentro de ti. Tu fe vive dormida en ti. Es hora que la despiertes.
-  ¿Cómo? - me preguntó Nancy.
-  Dejando tu orgullo de lado - le contesté - Vuelve a alimentar tu espíritu con grandes pensamientos, mejor dicho, con buenos sentimientos, porque la fe no es ninguna ciencia. La fe es amor. Tienes que volver a reconquistarla.

Al salir de casa de Nancy, me acerqué a la casa de una vecina suya llamada Olga. Ella ha quedado viuda desde hace unos pocos días; necesita también de mí. Tendré que hacerle entender que la vida en sí es pérdida porque ésta es inevitable aunque nos resistamos a aceptarla. Sé que ella saldrá adelante. Aprenderá a vivir sin su esposo ya que cada pérdida que sufrimos nos aporta una experiencia para salir adelante con más fuerza y sabiduría ante la vida. Y es que parte de la vida es experimentar distintos tipos de pérdidas, no me refiero sólo al de tipo material como quedarse en la bancarrota, sino también a ese otro tipo de pérdida sea vinculado con la salud (pérdida de la visión, de la audición, de sangre, de la memoria, etc, etc) o al relacionado con la muerte de un ser querido, de un gran amor, de una amistad ... 

En nosotros radica sanar este último tipo de pérdidas porque enfrentar una pérdida para siempre no es nada sencillo. Por este motivo debemos seguir adelante con todas nuestras energías mientras guardamos en la memoria de nuestros corazones los buenos recuerdos, porque recordar no es ninguna pérdida de tiempo, sino es vivir dos veces.

Bien, ya no pierdo más tiempo en hablarte sobre las distintas pérdidas que existen, porque iré, en este momento, a visitar a otro ser humano que se sienta perdido. Toc- toc.... ¿me necesitas, tú, querido lector?


MARISOL 

 



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jueves, 13 de noviembre de 2014

La nueva actitud de Batbayar


- No quiero ser una niña triste - le dijo Batbayar a su camello.
- Pues no lo seas, - le aconsejó el camello -  recuerda que tu nombre, de origen mongol, significa "gran alegría".
- ¡Qué horror! - exclamó la niña - Yo no me puedo imaginar estar siempre sonriendo mañana, tarde y noche todos los días del año.
- No te estoy pidiendo esto, Batbayar - le hizo saber el camello. Pero no dejes que en tu alma hagan su nido los pájaros de la tristeza. No lo permitas, porque cuando ellos hacen su nido, es muy difícil sacarlos de allí. 
Batbayar mirando con sus ojos almendrados a su querido camello le preguntó si la vida era triste.
- No - le respondió el sabio camello. La vida no es ni triste ni alegre. Es tu actitud la que le da forma y color a tu vida. 
- Pero hoy día me siento triste - le dijo Batbayar. No puedo ocultar este sentimiento. ¿Será porque el día está frío y oscurece muy pronto? Esta tristeza me asalta sin permiso. ¿Qué hago para apartarla de mí?
El camello mientras la miraba dulcemente, le dijo que su tristeza (la de la niña) la haría suya.
- Pero, ¿es posible? - le preguntó Batbayar.
- ¡Claro! - le respondió el camello. A lo que le terminó diciendo que cuando las tristezas se comparten, éstas ya no duelen tanto como antes. Y luego de decir esto le pidió a su amiga que se pusiera a saltar todo lo que pudiera.
Batbayar le hizo caso. Y en el momento menos pensado ella comenzó a sonreír mientras saltaba.
El camello al verla contenta le pidió que cada vez que saltara se cuidara que nadie le quitara la tierra debajo de sus pies.
- ¿Por qué? - le preguntó Batbayar.
- Es para que no caigas en el hueco de la tristeza. Haces bien en sonreír porque no hay alegría más hermosa que la inesperada, sobre todo, la que tú das hacia los demás. 
Y luego yo de escuchar lo que le dijo el camello a su amiga, los ví a los dos sonreir mientras yo dibujaba una sonrisa en mi corazón. Y tú, querido lector, ¿cuándo fué la última vez que has sonreído?


MARISOL


 

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domingo, 9 de noviembre de 2014

Momento histórico

Cuento de la vida real
 

Cuando llegué a Berlín Oeste en Abril de 1982 el muro, con sus 45 kilómetros que lo separaba de Berlín, la capital de la RDA, me dió la bienvenida. Y quién me iba a decir que luego de seis años iría a ser yo testigo ocular de la caída de este muro,  pero no el mismo día que cayó el muro, que fue el 9 de noviembre de 1989, sino al día siguiente... cuando, al cruzar frontera, saliendo en tren de Berlín Oeste me fuí a trabajar a la embajada de España en Berlín (RDA), ví escenas emotivas en la estación de tren "Friedrichstrasse" donde me tocaba bajar. 

Fue emocionante ver como ese muro de la vergüenza, levantado el 13 de agosto de 1961, había caído de manera pacífica sin ningún derramamiento de sangre. Esto fue lo que a mí como a millones de personas nos causó asombro y respeto. Se imponía el amor y esa voz de libertad que gritaba desde la garganta de los alemanes orientales por salir de su encierro. Emocionante fue ver como se fundieron en abrazos familias separadas, como gente caía de rodillas al pisar suelo de tierra vestida de democracia y como berlineses occidentales entraban sin ningún visado a Berlín Oriental. 

No puedo negar que, en ese momento, yo estaba feliz, de haber estado allí y ver como cayó ese muro que no sólo impidió la emigración masiva que marcó a Alemania del Este y al bloque comunista luego de la Segunda Guerra Mundial, sino que fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania y que constituía la frontera estatal de la RDA con Berlín Oeste. Esa frontera donde más de 200 personas murieron en el intento de querer huir del sistema totalitario. 

Y hoy día, cuando se conmemoran los 25 años de la caída del muro de Berlín, no estoy allí, sino en España por motivos familiares. Pues bien, dejo estas líneas como pequeño homenaje por este momento histórico que forma parte de mi historia de vida. ¡Te quiero Berlín! ¡Te quiero Alemania! 

MARISOL



 


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¡Adiós, Camus!

Érase una vez un gato persa llamado Camus.  Este gato tenía el mismo nombre que el escritor francés Albert Camus porque su dueña, Madame Tocqueville, una viuda millonaria, le puso ese nombre  ya que su esposo había sido un ferviente lector de este famoso autor conocido de "La Peste" y de otras novelas más que se encontraban en su enorme biblioteca. 

Pues bien, a Camus, el gato, le interesaba un libro, en especial, titulado "El exilio y el reino" también de Albert Camus. Te preguntarás por qué, pero antes he de informarte que este libro es una colección de seis cuentos que se titulan: 
La mujer adúltera" ( "La Femme adultère"), "El renegado o espíritu confundido" ( "Le Renégat ou un esprit confus"), "El hombre silencioso" ( "Les Muets"), "El invitado" ( "L'Hôte"), "Jonas o el artista en el trabajo" ( "Jonas ou l'artiste au travail") y "La piedra que crece" ( "La Pierre qui pousse").
Todos ellos siguen un mismo propósito ético y estético ya que tratan no sólo sobre la fraternidad humana, sino también sobre el sentido de la existencia y la añoranza de un universo moral que nos proteja del destructivismo ético y social. 

Pues bien, desde que la dueña de Camus había quedado viuda (desde hace dos años), ella ya no le prestaba más atención a su gato, ya ni lo mimaba ni lo acariciaba sobre sus rodillas. Eran, más bien, otras personas, como la cocinera o el chófer, quienes se encargaban de darle de comer a Camus. Pero, como ellos no tenían ninguna relación afectiva con él, esto abatió tanto a Camus que preferió sumergirse en esta novela de Albert Camus para poder ir en busca de su propio exilio personal. Y cuando digo "sumergirse" no se trata que si el gato sabía leer, no, sino que se metió dentro de este libro para escapar de su realidad.

Es así como Camus, un buen día, entró a la biblioteca de su dueña en busca de aquel libro y al encontrarlo sobre el escritorio del señor Tocqueville (ya fallecido) después de dar un salto de alegría, se metió dentro de éste y desapareció para siempre de la vida de su dueña.

Hoy día yo he visto a Camus feliz corriendo entre un cuento y otro de "El exilio y el reino" y me alegré por ello, ya que yo puedo entender a Camus. Aunque yo sea la señora de la limpieza y venga de Marruecos a mí también no sólo me gusta leer a Albert Camus, sino que también he ido en busca de mi propio exilio personal. Tal vez deba, después de haber terminado de limpiar la biblioteca, sumergirme también en este libro para ir en busca del gato persa y preguntarle si él quiere vivir conmigo para hacerle regresar a la realidad, pero a la mía y no a la de su antigua dueña.

MARISOL




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viernes, 7 de noviembre de 2014

La mujer de las olas multicolores


Hace mucho mucho tiempo atrás, mientras yo me encontraba acampando sola en una playa poco concurrida, ví salir de noche a una mujer vestida con olas multicolores de las profundidades del mar. Me froté los ojos porque no podía creer lo que veía. Las olas que tenía delante mío parecían un arcoiris de agua que envolvía a esa mujer. Yo venciendo mi miedo me acerqué a la orilla y a ella le pregunté qué le sucedía, porque yo la veía triste parada sobre la orilla del mar.
- Me gustaría ser por un día una mujer como tú, de carne y hueso, y dejar que ella asumiera mi identidad y yo la suya - me dijo  la mujer de las olas multicolores. Luego me preguntó si yo estaba dispuesta a ayudarla de esta manera.
- No estoy segura si es una buena idea - le contesté. ¿Qué gano yo en ser tú?
- Pues, podrías tú descubrir las profundidades del mar, por ejemplo - me dijo la mujer de las las olas multicolores.
- ¿El cambio de roles sería sólo por un día? Pues, porque en dos días tengo que viajar a otra playa para un concurso de tabla hawaiana en el cual yo quiero participar - le hice saber a este ser de agua.
- Te va a gustar ser yo, la mujer de las olas multicolores, porque a ti te gusta el mar. Verás como los seres marinos te respetarán - me dijo entusiasmada la mujer de agua y luego continuó hablando - No te vas a aburrir nunca. Siempre sucede algo tanto encima como bajo el mar. Pero recuerda que sólo tú puedes salir de noche cuando no hay nadie en esta playa o en otra. Yo llegué hoy día acá y nuestro encuentro ha sido fortuito. Una bendición. Y si aceptas, yo regresaría a esta misma playa. ¿Qué dices?
Como la oferta era tentadora, acepté. ¡Para qué lo hice! El precio fue muy alto. Yo no sabía que para ella un día significaba cincuenta años. Cuando ella se fué, recién las olas de colores me hicieron saber, entre risitas, lo que significaba haber hecho este cambio de identidad. Me horroricé porque caí en cuenta del grave error que había cometido en aceptar su propuesta. La mujer de las olas multicolores, quien en realidad era una anciana, me había quitado mi juventud, mi familia y mis amigos. ¡Por Dios! ¡Yo sólo tenía veinte años! 
Es así como este ser, quien en realidad se veía como yo, pero más mayor, regresó después de cincuenta años. Llegó feliz contándome todo lo que ella había logrado hacer en mi lugar. Había tenido tres hijas, dos esposos y un negocio  de venta de tablas hawaianas. ¡Ah! y tenía dos nietos adorables. La mujer que tenía yo delante mío no era yo. Yo seguía con mis veinte años en mi alma y, ¿ahora tenía que yo que convertirme en una mujer de setenta años? ¡Nooooo! Antes que hiciéramos el cambio de identidades, le dije desde lejos y muy seria que ella regresara al día siguiente. Luego desaparecí de su vista para siempre. La mujer de las olas multicolores se quedó paralizada del susto porque sabía lo que esto significaba, porque seguramente ella no podría vivir otros cincuenta años más. No habría ningún encuentro más entre las dos, de ninguna manera. Mientras yo en mi alma tenía veinte años, era eterna. La mujer de las olas multicolores como  había querido ser un ser terrenal pagaría las consecuencias por no haberme hablado con la verdad desde un principio. Después de un "día" regresé a la misma playa, pero ya nadie esperaba más por mí. 

MARISOL



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jueves, 6 de noviembre de 2014

Si yo fuera Jeannie

¿Recuerdas la serie de televisión estadounidense "Mi bella genio"? Si no sabes o no te acuerdas bien del todo, puedes fijarte en este enlace: Jeannie para recabar la información completa. Pues bien, a mí me gustaba ver esta serie por lo divertida que era. Me gustaba la actriz Barbara  Eden, quien era la genio Jeannie, siempre metiendo en problemas o también ayudando a sacarlo de problemas al Mayor Anthony Nelson, interpretado por  Larry Hagmann, quien después fue el personaje más malo de Dallas (esta serie también me gustaba verla, sobre todo, por ver al mismo actor). 

Pero bien, por las ramas no me quiero ir, yo me pregunto ¿qué haría yo si fuera genio?  o tú, ¿te has preguntado qué te gustaría cambiar en tu vida? dejando de lado, acabar con el hambre, con las guerras o instaurar la paz en todo el mundo. En fin, la lista pra mejorar nuestro mundo contiene muchísimos etcéteras.  Concretamente te pregunto a ti ¿qué te gustaría cambiar en tu vida? y no hablo precisamente ni de cambiar de casa o de auto ni de ponerse a dieta, por ejemplo. No, a esto yo no me refiero, sino, más bien, reformulo mi pregunta, ¿qué te gustaría cambiar en ti? ¿Te gustaría ser más valiente, más bondadoso, más interesado por tu prójimo, más consecuente o más paciente? por ejemplo.

Yo, sinceramente, pienso, que yo me quedo sólo con "Mi bella genio" como un simpático recuerdo, porque la vida, en sí, ya es mágica para mí, y cuando digo mágica no me refiero a la magia  como arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a la ley científica o leyes naturales. Me refiero, más bien, que está en nosotros crear momentos mágicos para nosotros mismos y para los que nos rodean, y es sencillamente dando lo mejor de nosotros mismos aunque no seamos seres perfectos y sin esperar nada a cambio como retribución o premio. Allí radica la magia, porque está en nosotros sacar ese genio desinteresado, no precisamente de una botella, sino de nuestro espíritu.


MARISOL



 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Los problemas del flamenco


Conozco un flamenco que, cada vez que tiene algún problema, no se queja. Este flamenco ha hecho un pacto con la vida, porque la vida le ha enseñado que si se queja o predica a los cuatro vientos lo mal que se encuentra, no gana nada. Una cosa es contar el problema que nos aqueja sin aspavientos y otra es quejarse hasta el cansancio y no hacer nada por resolverlo, sino, más bien, esperar a que otro nos lo resuelva.
Bueno pues, este flamenco ve los problemas como retos y oportunidades porque así uno puede demostrar lo que sabe. No tiene la necesidad de solamente quejarse como otros muchos flamencos que sí lo hacen por cualquier tontería. Y es que la mayoría, que este flamenco conoce, gasta su tiempo y energías hablando sólo de sus problemas en lugar de afrontarlos. 
¿Quién dijo que la vida es fácil? Los problemas hay que verlos como tareas por resolver aunque no tengamos la fórmula exacta y precisa. Lo importante, es enfrentarnos a los problemas poniendo todo de nuestra parte, porque los problemas en sí no son los problemas, sino el miedo que tenemos ante ellos.

Sin lugar a dudas, este flamenco es un optimista, por suerte, porque un pesimista siempre es parte de cualquier problema que se le presente siendo su propio obstáculo. 

De este flamenco estoy aprendiendo que, si bien la vida es una cadena interminable de sucesivos problemas, no hay que claudicar ante ellos, hay que resolverlos de pie y con la cabeza erguida. Sólo ante la muerte uno claudica porque en la muerte ya no hay más problemas por resolver. 





MARISOL 





 




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El Universo de Elena


Elena salió nerviosa y agitada de noche a caminar a la orilla del mar. Quería tranquilizar su alma. Así que ella salió con una lámpara de gas para que le alumbrara su camino. Elena sabía que disfrutar del mar en calma, sea de día o de noche, le tranquilizaba sus nervios, porque cuando el mar estaba agitado y bravo, prefería tenerlo de lejos, porque la ponía aún más nerviosa. Y este momento de paz era lo que hacía la vida digna de ser vivida, porque le ayudaba a ella a olvidarse, por un momento, de sus problemas familiares y laborales, le ayudaba a reconstruir su alma, por momentos, golpeada por la vida o cuando ella misma golpeaba, sin querer u otras veces de manera intencionada, la vida de otros.

En un momento que Elena se paró, vió que su lámpara la ayudaba a ver estrellitas sobre la arena y no solamente en el cielo. Es así como Elena sintió como si estuviera rodeada del universo entero y que éste la abrazara. 
- Aquí me tienes, a tus pies - le dijo el Universo. Su voz provenía de todas partes. Pero yo pienso que le hablaba a Elena desde su corazón.
- Gracias por acompañarme - le dijo Elena.
- De nada - le contestó el Universo y luego le dijo - recuerda que tú eres un pedazo de mí hecho vida.
- ¿Cómo debo entender esto que me dices? - le preguntó Elena.
- Pues, es muy sencillo, querida Elena. Existe un rincón del Universo que tú mismo puedes mejorar.
- Sigo sin entenderte - le dijo Elena apenada.
- Ese rincón del Universo al cual yo me refiero, es donde habitan tus pensamientos y sentimientos, es decir, eres tú mismo. Así como ahora tu alma está en paz, trata de mantener lejos de ti a todos los sentimientos negativos que te habitan y, más bien, trata de convertirlos en positivos para que tu propio universo se vea hermoso, porque el mejor universo que existe no soy yo, sino el corazón que te habita. Si tú aprendes a mantener tu equilibrio emocional de la mejor manera que tú puedas sin hacerte daño a ti misma ni a los demás, tendrás un corazón fuerte y noble capaz de conquistar no sólo el corazón de todas las personas que habitan tu universo, sino que serás capaz de conquistar también mi corazón. ¿Me entendiste ahora?
Elena entendió que la voz del Universo no era quien le estaba hablando, sino era la voz de Dios que le estaba indicando el camino correcto a seguir.

MARISOL





domingo, 2 de noviembre de 2014

Concurso de flores


Que yo sepa desde la Antigüedad las flores han sido un canal para dar a conocer y transmitir sentimientos. Si bien el lenguaje de las flores tiene sus orígenes en Oriente, se ha dado a conocer también en Occidente.  Por ejemplo, el lenguaje de las flores, llamada floriografía, fué un medio de comunicación en la época victoriana, en donde variadas flores y arreglos florales se usaban para enviar mensajes codificados, sirviendo así para expresar sentimientos que, de otro modo, nunca se podrían dar  a conocer.

Pues bien, yo te haré saber cuales son las flores que me gustan y tienen un significado propio y expresan un sentimiento diferente. Vayamos, entonces, de la A hasta la Z. 

Acacia: Elegancia
Begonia: Cordialidad
Clavel Rojo: Corazón que suspira
Dalia roja: Te querré siempre
Eupatorio: Gratitud
Fucsia: Gusto
Gardenia: Amor secreto
Hortensia: Capricho
Iris Blanco: Esperanza
Jazmín Blanco: Amabilidad
Lavanda: Constancia
Margarita: Inocencia y pureza
Narciso: Egoísmo
Orquídea: Una belleza
Pensamiento: Recuerdo
Rosa: Amor
Saúco: Fervor
Tulipán Rojo: Amor eterno
Ulmaria: Inutilidad
Violeta: Simplicidad y pudor
Zinnia Blanca: Bondad
  

Al enterarse mi novio Roberto de las flores que me gustan dudó en mandarme un ramo de flores con todas ellas porque prefería dejar bien claro lo que él siente por mí. Así que hoy día él me ha regalado un ramo de sólo rosas rojo intenso que significa "Amor para toda la vida". Espero que Roberto siempre me mande sólo rosas rojas ahora y siempre.

MARISOL

 

 Imagen sacada de Bing