domingo, 14 de noviembre de 2021

¡Prohibido olvidar!


Teresa sabe que no puede olvidar cuán importante es: no culpar solamente a los demás por los errores cometidos, saber cambiar de opinión, buscar soluciones a los problemas, despojarse de falsa cortesía, saber aceptar o tolerar las ideas adversas, hacer una pausa para no dejar de mirarse por dentro, disfrutar de las tertulias espontáneas, saber recordar también los días felices, no pedir siempre explicaciones, no revolver maniáticamente las mismas páginas de vida una y otra vez, no querer ser empática con los demás, no cerrar los ojos ante la realidad, saber diferenciar las risas tristes de los silencios alegres, ser agradecida con la vida, renovar las ideas porque éstas estimulan la mente, tener un propósito de vida, no renunciar a curar las heridas, saber reconocer que la felicidad es un viaje mas no un destino, ser honesta y sincera consigo misma, saber que siempre hay un nuevo punto de partida, no dejarse enredar entre los hilos vestidos sólo de  fantasía, saber perdonar, juntar correctamente las piezas de los pensamientos, no dejar su dignidad de lado, hacerle frente a lo inevitable o a situaciones incómodas, no perder el sentido común, no rodearse de personas oscuramente sórdidas, saber celebrar la vida,  aceptar los retos sin temor, no perder tiempo en sentirse superior a los demás, dejar iluminar su sol interno en sus pupilas cuando sea necesario, ser consciente en el efecto de las palabras, no poner en duda el sentido de la vida, saberse poner nuevamente de pie, no autocompadecerse rompiendo con rabia las hojas de su calendario de vida, aceptar las rutinas con responsabilidad, no perder esa energía llamada voluntad, desafiar con aplomo las adversidades, mitigar toda desazón, dar sólo pasos erráticos, vivir en oscuridad, no tener un firme propósito de poner fin a tanto desatino, persistir sólo en el balanceo de las decisiones y no tomarlas como debe ser, hacer digerible lo complejo con responsabilidad, no aferrarse a clavos ardientes porque hacen daño, no ser sólo una descreída y desconfiada todo el tiempo porque desgasta y arruga su alma, sufrir sólo de inútiles angustias, etc, etc. Una lista que podría ser interminable, ¿verdad, querido lector? Teresa sabe con claridad, en este momento, lo que quiere y lo que no le gusta. 

En este momento Teresa toma conciencia que cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de  un solo momento: el momento en que ella sabe quién es. Y es que la identidad de cada uno de nosotros no son los antepasados que hayamos tenido, no es el nombre que tengamos, el lugar donde hayamos nacido,  ni la fecha en que vinimos a este mundo. Pues bien, la identidad de Teresa, tuya o mía consiste, simplemente en ser. Como todos bien sabemos el ser no puede ser negado por nadie. Y lo más importante, querido lector, es que nadie puede ser esclavo de su identidad porque cuando surge una oportunidad o posibilidad de cambio para mejorar, hay que cambiar. 

Voy más allá, después de haber conversado con Teresa. Estamos de acuerdo que la globalización está provocando un obsesivo afán de identidad. Todo esto hace que haya muchos enfretamientos entre unos y otros y lo que es peor, con uno mismo. Al final, nuestras mentes se mundializan mientras nuestros corazones se localizan. No perdamos, pues, nuestro tiempo, en querer ser o en aparentar quienes no somos y sabernos aceptar tal cual somos con la voluntad de cambiar lo que debemos cambiar, cuando sea necesario, para poder fluir en concordancia con la vida que Dios nos ha regalado ya que Él nos ha prohibido olvidar que la vida de un amigo o pariente, es la nuestra, como la verdadera vida es la de todos y sin olvidar nuestra propia identidad.

 MARiSOL 

 

jueves, 19 de agosto de 2021

Rojo y blanco

 

 

Estar fuera de mi patria no significa  que yo esté ajena a lo que suceda en el país que me vió nacer.  Ese país que tuvo la oportunidad no sólo de ser mi cuna, sino que supo abrigarme y de cobijarme llegado su momento. Sin embargo, no pudo retenerme porque volé a otras latitudes con la esperanza de olvidar el terrorismo sanguinario que costó la vida a miles de peruanos... Han pasado ya muchos años que me encuentro viviendo en otro continente, en un país con otro idioma, con otras costumbres y con otra cultura. ¿Fuí cobarde  al abandonar la tierra en  que me vió nacer? Seguramente ya que otros se quedaron, por fuerza mayor, a tu lado y yo no. En todo caso, tú, querido Perú, seguirás viviendo en mi corazón por siempre jamás. ¿Y sabes por qué? Pues, porque eres un país vestido de ricos aromas, de hermosos paisajes, bellas costumbres, linda música y porque en tu suelo soberano viven amigos y parientes míos. 

Como no puedo agregar nada nuevo a la situación actual en la que se encuentra mi querido Perú sólo doy a conocer este vídeo musical que habla de lo hermoso que eres. Esta linda canción  me hace recordar que tú eres mejor de lo que nos imaginamos. Por ello brindo por ti aún en tiempos difíciles como éste. Pues bien, sin mayores explicaciones dejo que este sentimiento mío se haga presente para recordarme que la vida es maravillosa aunque nos duela vivir con el alma partida en dos. Más de uno sabrá a lo que me refiero, sobre todo, cuando leo las noticias actuales. 

Vivir solo de recuerdos no puedo por más que los recuerdos pueblen no sólo nuestra soledad, sino que la hagan más profunda, quizá porque el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados.

Bien, así tú quieras olvidarme y puedas vivir sin mí, querido Perú, yo te digo desde ya que tú no me eres indiferente ahora más que nunca.

MARiSOL 

 

martes, 17 de agosto de 2021

La soledad de Narciso


¿En qué momento Juan dejó de ser Juan? Según él es que fue por un trauma infantil porque sus padres no le supieron brindar apoyo y amor. Es tanto su odio hacia ellos dos que, con el pasar del tiempo, Juan se ha transformado en un narcisista aunque él no lo quiera reconocer ni ante el espejo de su alma ni ante los demás. Y es que sus cambios de humor son constantes, es egocéntrico con cierto grado de inmadurez, no le gusta asumir, por ningún motivo, sus errores, más bien le echa la culpa de todo lo que le pasa no sólo a sus padres, sino hasta a la misma vida. Es más, no siente empatía por nadie y usa a la gente para su conveniencia aparte de sentir envidia y desconfianza. Sé que Juan sabe cómo llevar la conversación teniendo el don comunicativo de confundir y de hacer que uno se sienta culpable. La verdad es que es una lástima que su inteligencia sea su mayor obstáculo porque por saberse inteligente piensa que los demás no lo son. No es de extrañar que gente amiga y hasta parientes se terminen alejando de él por ser Juan una persona tóxica, sobre todo, al mirar él con desdén o con ira a los demás para encubrir su baja autoestima vestida de fragilidad aunque él mismo no lo quiera reconocer. Lo más lamentable es que Juan se enoja y ofende con facilidad, porque es vulnerable a la crítica más leve. O sea él tiene dificultad para regular sus emociones y su conducta. También tiene grandes problemas para enfrentar la ansiedad, el estrés y adaptarse a los cambios, se siente con regularidad deprimido y tiene sentimientos secretos, que no dejan ver, su inseguridad y vergüenza.

Y pensar que Juan de niño y joven fue una persona de buenos sentimientos; pero cuando el rencor y el odio lo comenzaron a dominar, su alma se enfermó convirtiéndose en un alma prepotente, envidiosa, malhumorada, vengativa y también apática. Seguramente, Juan sufre mucho por llevar una máscara ante los demás para que no vean cuán vacía de amor está su alma.

Juan, ante sus padres, se muestra déspota, inaccesible y arrogante.  Él se olvidó que fue un niño y joven noble de sentimientos, un tanto inseguro e ingenuo, pero también valiente a los desafíos. Pero hoy en día ya  no es así. Juan no se cansa de echarle la culpa de sus miedos e inseguridades a sus padres, a quienes ve como sus más grandes enemigos porque según él no le han brindado protección y amor necesario como para desarrollarse de manera normal ante la vida. La verdad que conozco bien a los padres de Juan. Erika trató de ser una buena madre aunque fuera, por momentos, demasiado  sobreprotectora; negligente o malvada, nunca lo fue; Gonzalo, su esposo, es una persona pragmática, racional, un tanto dominante pero de buen corazón. Pero de ellos no quiero hablar, sino de Juan. Él está convencido que sus padres nunca fueron ni lo suficientemente cariñosos con él ni se interesaron ni se  preocuparon por él. Pero, allí radica el quiebre emocional porque cómo entender, entonces, que César, el hermano de Juan (dos años menor que él), sí tenga una buena relación con sus padres.

¿Qué hacer para poder ayudar a Juan? Ante este trastorno de la personalidad sólo un especialista de la mente puede realmente ayudarlo, pero si Juan sólo levanta murallas alrededor suyo nunca habrá una mejoría. Lo único que él consigue es sentirse más solo porque no todos estamos dispuestos a escuchar siempre sus mismos lamentos e insultos. Juan tiene que darse cuenta, en caso hasta ahora no lo desee aceptar pero sí lo entienda, que él como dueño de su propia vida, tiene que buscar con ayuda profesional la mejor forma de sacarlo de esta oscuridad en la que su alma se encuentra atrapada. Y es que la oscuridad no puede a nadie sacarnos de la oscuridad. Sólo la luz de la sabiduría vestida de perdón puede realmente hacerlo. Y es que el odio no puede sacarnos del odio. Sólo el amor.  Y es que el amor no existe como tal, sino, más bien, las pruebas de amor. Y la mejor prueba de amor es empezando a amarse a uno mismo de manera genuinamente sana para ser capaz de amar a su prójimo porque la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. ¿Y sabes por qué, querido lector? Porque si bien en un principio los pensamientos pertenecen al amor, al final todo el amor pertenece a los pensamientos. Y todo lo que somos es el resultado no sólo de lo que pensamos, sino de lo que sentimos. Es más, decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, es saber concordar nuestras palabras con nuestra mente, sobre todo, con una mente abierta y generosa para saberla llenar con cosas valiosas que nos alimenten el alma. 

Finalmente quiero decir que así como Juan hay otros seres humanos que se niegan a ver la realidad, la suya propia, pero también existen aquellas personas con trastornos de la personalidad (sea genético, producido por un trauma o por consumo de drogas alucinógenas) que sí desean dejarse ayudar para poder salir de la oscuridad en la que se encuentran. Ojalá que Juan, a quien creo conocer bien, sepa esforzarse sinceramente en liberar a su mente de malos pensamientos que cual prisión tiene atrapada, desde hace tiempo, a su hermosa y valiosa alma de niño... esa alma cual gran tesoro, que debe saber defender, porque es por lo que vive, siente y piensa.


MARiSOL

 

lunes, 28 de junio de 2021

Idara e Iman

 En este cuento juego con la letra "i" lo más que puedo

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Idara Iozelli (60) italiana millonaria, quien vive en la Isla de Ischia, idealizó a Iman Izadi (60) ¿de Irán? Pues bien, Idara tuvo un idilio increíblemente íntimo e intenso por internet con este impresentable. Se comunicaban imparablemente en inglés. It is incredible! Isn't? Idara nunca se imaginó que su ídolo tenía innumerables identidades y era un impostor invencible. Este insensible, indiferente e insolente estafador, de imbécil no tenía nada. Iman era, más bien, implacable, impredecible, imperturbable e inmutable ante sus ingenuas, inmaduras, indefensas e insatisfechas víctimas como Idara. El inmutable, impávido, imponente e inquebrantable de Iman, si bien había tenido una infancia indigna e infeliz invadida de intranquilidades, incomodidades e inconformismos inigualables, hacía uso de su ilimitada e infinita imaginación con sus innumerables víctimas. Iman tenía una impresionante influencia sobre ellas  y sobre Idara, igualmente.

Integridad no tenía Iman, pero sí, indiscutiblemente, mucha inteligencia. Invitaba a sus incautas e inocentes víctimas a ilusionarse con él; las iluminaba con su imborrable imagen de hombre ilustre e importante. Las impactaba con sus insólitas intenciones e irreales ideas románticas y, luego después, les quitaba inmensas cantidades de dinero. Para Idara no sólo fue inaudito, intolerable e impensable lo sucedido, sino que le resultaba incómodo e inconcebible que Iman se hubiera comportado inadacuadamente con ella. Tanto Idara como igualmente la PDDII (Policía de Investigaciones Italiana) como Interpol, quien también intervino, fueron incapaces de dar con el incierto, indeterminado e inaveriguable paradero de Iman Izadi. Acaso, ¿Iman no es innato de Irán? ¡Qué tal incógnita!

Idara había sido incapaz de seguir su instinto. Más bien, se dejó intoxicar por Iman. Indudablemente que Idara tuvo el imperioso, intenso e impulsivo deseo de insultarlo y enviarlo al infierno. De nada sirvió. Si Idara hubiera sido incrédula, hubiera interpretado mejor las malas intenciones de Iman y se hubiera mantenido incólume, impersuasible e impávida ante sus incoherentes, pero incansables e incesantes indicaciones, Idara no se sentiría incómoda e indispuesta en admitir que irremediablemente no sólo había perdido una inmensa suma de dinero (ya irrecuperable), sino que había invertido su tiempo irracionalmente al enamorarse ingenuamente e inútilmente de Iman.

En este impactante intermezzo de infinitas interrogantes, Idara intenta en no implicarse más con hombres como Iman por su propio interés económico. De lo contrario sería una idiotez y una insensatez impensables si Idara cometiera el mismo errror. Sería imperdonable, intolerable e incompresible. Si bien, las incalmables, inquietas, incansables e ¿intachables? PDII e Interpol ya interrogaron a Idara, Iman parece mantenerse invisiblemente escondido en la India, Inglaterra, Irak, Irán o Irlanda. Pero yo, Ingrid Iozelli, hermana de Idara, pienso que Iman vive invisible en una de las 17.000 islas o islotes de la increíble nación de Indonesia. ¡Toda una intriga! 

Por suerte, los inquietos agentes de la PDII y de Interpol no están inmóviles y siguen investigando intensamente e incansablemente, a nivel internacional, insólitos casos de ilegales fraudes como el de Iman hecho a Idara y como otros infinitos casos más realizados en nuestro inmenso mundo, muchas veces, inmundo por tanta insoportable inmoralidad. 


MARiSOL

 


miércoles, 14 de abril de 2021

El Sentido de la Vida

 
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¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Preguntas tras preguntas que dan pie a otras preguntas más que abarcan la totalidad de la realidad y merecen ser cuestionadas por ti, por mí, por todos.  ¿No será que hay que darle un sentido a la vida por el mismo hecho de carecer de sentido? ¿Y si no estoy llevando la vida que quiero? ¿O será que la vida por no tener ningún sentido es una buena razón para vivir? ¿Y si esto que hago no me corresponde en realidad? ¿Será que la pregunta "¿Cuál es el sentido de mi vida?" es la más grande y la más profunda de todas?
 
Pues bien, el Sentido de la Vida me pidió  que callara por un momento. Y él, quien puede leer mis pensamientos, me dijo muy serio:
- Tú mejor que nadie sabe qué significa el sentido de la vida con pandemia o sin ella. ¡Alégrate por ello! Tú bien sabes que la mejor manera de darle sentido a tu vida es intentando servir al prójimo ... ese prójimo próximo revestido de solidaridad familiar. Y tú, Carmencita, lo estás haciendo desde hace ya tiempo y en silencio. Sólo pocas personas saben lo que te mueve a seguir adelante y no te cuestionan qué es lo que haces, y sobre todo, para qué haces lo que haces. 
 
- Pero quisiera poderles ayudar más y, sin embargo, no puedo. Siento además que las fuerzas me fallan. Quizás allí radique esa constante insatisfacción vital que me cuestiona qué es lo que me pasa realmente - le hice saber al Sentido de la Vida quien me observaba con esa tranquilidad pasmosa que lo caracteriza.
 
- Carmencita, debo hacerte recordar que las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, sino, más bien, se multiplican. Mira, tú no te dedicas a contar cuentos llenos de pura palabrería, sino que tú actúas haciendo realidad lo que piensas y sientes. Además, has aprendido que la vida significa ir hacia adelante y no dar marcha atrás. Te has dado cuenta que la vida, en realidad, es como una calle de un solo sentido  donde tú manejas tu vida con un propósito y con un objetivo muy claro y sin proclamarlo a los cuatro vientos.
 
- ¡Ay! quizá no digo nada públicamente porque, por momentos, me siento en un laberinto del cual no puedo salir porque me veo no sólo olvidando las causas y razones de mi propia existencia, sino que no estoy dispuesta a recoger ni tempestades, ni huracanes porque trato que mi mar interno se encuentre tranquilo y no revuelto ni turbado - le respondí a modo de queja.
 
- ¡Ay, Carmencita! El sentido de la vida no es más que el acto de vivir en uno mismo. Lo importante es saber cómo uno experimenta sus horas, sus días, sus meses y sus años. Por suerte,  tú no eres una persona hedonista que sólo obtiene satisfacción a través de una constante y permanente autogratificación. Además, recuerda que si actúas a pesar del miedo, el resultado aunque no sea perfecto lo has visto llegar porque tu coraje, valentía y tu dosis de fe y confianza ha movido montañas, sobre todo, al dejar tu zona de confort por fuerza mayor aunque las personas a las cuales tú ayudas no reconozcan, del todo, tu esfuerzo físico y emocional que dejas a la vera de tu camino de vida. Y así cojees y avances poco, no olvides que te acercas a la meta porque la única meta es vivir ayudando a los demás, sobre todo, si alcanzas el éxito convirtiendo cada paso tuyo en una meta y cada meta en un paso por dar con decisión y alegría (así esta última se te escape de las manos, por momentos, y regresa a ti sacándote una gran sonrisa, así ésta sea sólo una sonrisa triste).

El Sentido de la Vida le volvía a dar sentido a mi vida. Me hacía reflexionar sobre el tipo de motivación que tengo. Me hacía ver la diferencia que hay entre una motivación extrínseca e intrínseca. Mientras la primera es externa a uno y a la actividad que uno realiza, la segunda procede del interior de uno siendo la más importante porque no espera ninguna recompensa exterior. Me explico: la recompensa interior es como las raíces de un árbol que no piden ninguna recompensa por hacer que sus ramas den flores y/ o frutos.
 
Y "last but not least", en realidad no importa lo que esperamos de la vida, sino lo que la vida espera de nosotros porque si no se tomara la vida como una misión, dejaría de ser vida... esa vida que ríe y llora con cada uno de nosotros; esa vida que no es significado, sino que es, más bien, deseo porque actúa como nuestra fuerza motriz... esa fuerza motriz revestida de amor, mejor dicho, de pruebas de amor. Y es que la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor, ese gran milagro que le da sentido a la vida porque el amor jamás reclama, sino que da siempre sin pedir nada a cambio. Lo importante es encontrarle un sentido a nuestra vida, un propósito, una misión porque es el fin último y más elevado de todo ser humano. ¿No crees, querido lector?

MARiSOL
 




sábado, 6 de febrero de 2021

Doña Ansiedad y Don Miedo

 

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El mundo entero está atrapado entre las garras de Doña Ansiedad y Don Miedo. Por más que todos tratamos de llamarnos al orden y  seguir con nuestras vidas, no podemos realmente ya que están truncadas por la pandemia. Ambos se han apoderado de nuestras almas... esas almas que cuando son grandes tienen voluntades pero cuando se sienten débiles tan sólo están vestidos de deseos. Pero ¡ojo! si te alimentas sólo de deseos reprimidos, al final terminas pudriéndote. Y hoy en día, ni tú ni nadie así lo desea. ¿No es cierto? Y sin embargo... ¿Qué hacer para combatir a Doña Ansiedad y a Don Miedo? La solución exacta no la tengo, pero sí tengo a una aliada, un poco difícil de entender, pero si te esfuerzas, realmente la entenderás mejor que yo ...

Ante todo, debemos saber quién es Doña Ansiedad.  Pues bien, ella proviene del latín "anxietas" y es un estado de angustia o aflicción que puede sufrir una persona sin necesidad de existir motivo alguno para tener una preocupación o estrés que conlleve a la pérdida de control o sensación de no tener solución al problema presentado. Sin embargo, motivos hay y es por culpa de esta incertidumbre en la que nos encontramos todos viviendo desde hace un año. No sabemos ya para dónde mirar y a quién creer. Unos dicen que esta pandemia tiene para rato, otros dicen que no. Unos dicen que las vacunas, por un lado, sí son efectivas, otros aseguran que no saben cuanto tiempo de efectividad tienen, sumado a un largo etcétera de muchos otros problemas como falta de mascarillas, respiradores, vacunas, etc. 

¡Ay! si dirigimos nuestra mirada a Don Miedo, él sólo nos hace saber que no es sólo un estado emocional que surge en respuesta de la consciencia ante una situación de eventual peligro, sino que también es un sentimiento de desconfianza de que pueda ocurrir algo malo. Por este motivo, todos nos encontramos a la defensiva para asegurar nuestra supervivencia ante el peligro de contraer no sólo el Covid-19, sino de estar expuestos a sus mutaciones que se están dejando ver en distintos países.  

¡Ay! no es justo vivir así entre Doña Angustia y Don Miedo. Ni tú ni nadie los quiere a nuestro lado como amigos. Todo lo contrario. Más bien, queremos tener de aliada a Doña Espiritualidad. Pero, ¿por qué? Pues, porque ella es definida como la conciencia de una parte de nosotros que no se manifiesta materialmente y que está ligada a algo superior a todos los seres vivos. Es más, ella es un valor positivo y superior puesto que es una cualidad que determina en la mayoría de los casos, un comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan al desarrollo individual de cada uno de nosotros.

Sin embargo, mi alma está llena de dudas. Y ¿sabes por qué? pues, porque si comienzas con certezas, terminarás, finalmente, con dudas; pero si aceptas a empezar con dudas, llegarás a terminar con certezas. ¿Una gran verdad? Sí, porque la certeza es la conciencia no sólo de saber que conocemos la verdad, sino que se refiere al estado de conocimiento según el cual estamos conscientes de que poseemos la verdad, sobre todo, cuando la base de la certeza es un conocimiento racional de la realidad que va de la mano de la confianza cuando se maneja la información exacta. Pero, ¿desde cuándo? Mmmm....

Sin embargo, hoy en día los medios de comunicación nos confunden. Nos lanzan descaradamente a los brazos de Doña Ansiedad y de Don Miedo. ¡Es hora de despertar! Te preguntarás ¿por qué? Porque sólo tu visión se volverá clara cuando puedas mirar en tu propio corazón, ya que quien mira hacia afuera duerme y quien mira hacia adentro, despierta. 

- Todo un reto, ¿verdad?   - nos dice Doña Espiritualidad. Ella nos hace ver  que es un estado de gracia que cada uno de nosotros obtenemos dentro de nuestros corazones y que debemos encontrar por nosotros mismos para no permanecer dormidos y paralizados ante Doña Ansiedad y Don Miedo.

Y mientras Doña Espiritualidad termina de hablar, Doña Ansiedad y Don Miedo la ven con rabia porque ambos saben que, finalmente, es ella quien tiene la última palabra ya que Doña Espiritualidad no sólo determina un comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan a nuestro desarrollo individual, sino que también es un valor positivo y superior a ellos dos, sin lugar a dudas, sobre todo en estos tiempos de gran zozobra. Y es que la palabra "zozobra" hace referencia a la acción y efecto de zozobrar que puede ser utilizado para denotar la acción que realizamos, tú y yo, al momento de alterar nuestro estado psicológico por causa de la pandemia. Y a su vez para hacer ver el efecto que podemos estar sufriendo en el que nos encontramos bajo el estado de ansiedad o miedo que se nos ha impuesto a la fuerza. 

Doña Espiritualidad mueve su cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación.  Yo también. Y tú, querido lector, haces lo mismo. Será, porque ambos nos estamos dando cuenta que la vida moderna ha descuidado la espiritualidad y no podemos seguir pensando sólo en las necesidades físicas y materiales. ¡Ay! esta maldita pandemia, por más ansiedad y miedo que nos cause, nos está ayudando a una búsqueda del sentido de la vida que trasciende de lo mundano.  O acaso, ¿me equivoco?

 

MARiSOL

 

jueves, 14 de enero de 2021

Doña Inseguridad

 

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Todos sabemos que en nuestras vidas nos podemos sentir, en menor o mayor escala, inseguros. Pero, ¿qué pasa en estos momentos? Pues que nadie puede sentirse seguro al cien por ciento. Esta pandemia nos tiene en vilo, nos tiene temblando para bien o para mal desde hace varios meses. 

Doña Inseguridad ha venido para volvernos vulnerables, para hacernos sentir inestables amenazando, de este modo, nuestra autoestima. Esa autoestima que nos ayuda a hacer visible nuestro propio universo mientras tratamos de aceptarnos, de ser auténticos y de ser verdaderos. Pero, en este momento, de nada nos sirve sentirnos valiosos. El que diga que lo que yo digo, es una gran mentira, está engañándose así mismo. Lo único que deseamos es no perder nuestra salud a manos de un bicho intransigentemente mutante.

¡Ay! esta vulnerabilidad nos produce una sensación de malestar, de nerviosismo y hasta de ansiedad. Y es que en los momentos de ansiedad, no vale de nada razonar. Dejamos que otros lo hagan por nosotros. Sea por comodidad, por cobardía o simplemente porque ya no damos más. Y, ¿sabes por qué? Porque a todos los narcisistas  ya no los estimula más sus conductas compesatorias. Han caducado, finalmente, mientras siguen durmiendo no de noche, pero sí de día. Ellos no han despertado o no quieren despertar ante la cruda realidad. Tal vez, porque la realidad es un eterno insatisfecho.

Doña Inseguridad se ha propuesto enfrentarnos ante el espejo de nuestras almas mientras ella nos hace ver la dificultad para escoger entre diferentes opciones para conseguir un objetivo determinado que, lamentablemente, por el momento no existe. Se ha evaporado; ha desaparecido. 

La verdad que la maldita duda constante nos hace ver que lo que hemos hecho o dicho de manera acertada o no, no vale, hoy en día, para nada. Curioso, ¿verdad? Pienso que nos estamos moviendo en aguas movedizas desde que empezó el 2021. Me explico haciéndote esta pregunta: ¿Cómo podemos comenzar algo nuevo con todo el ayer que llevamos a cuestas? ¡Cuánta inseguridad nos rodea, más que nunca!

¡Ay! por más que sepamos que la inseguridad es una reacción emocional que supone una falta de seguridad y de confianza acompañada de malestar y tensión que se presenta en diversas situaciones, normalmente asociada a situaciones de ámbito social y en la toma de decisiones, hoy en día no hay terapia que nos ayude a superar ni nuestros miedos irracionales ni nuestros pensamientos negativos mientras no cambie esta realidad impuesta a la fuerza que sigue existiendo y no desaparece por más que queramos. ¡Qué gran pesadilla!

Doña Inseguridad nos reta no a cambiar la situación en la que nos encontramos viviendo, sino, más bien, a enfrentarnos de cambiar nosotros mismos. Y es que cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar porque el cambio es ley de vida. Indudablemente que no somos las mismas personas que el año pasado, ¿verdad?

¿Quién se atreve a decir que el cambio prepara el camino para la revolución? Y no hablo de una revolución violenta, sino, más bien, pacífica y permanente como el amor, el goce fundamental de la vida. Pero, si bien, Doña Inseguridad me deja hablar todo lo que quiera, ella muy bien sabe lo que nos espera.

Ahora, yo te pregunto a ti, querido lector, ¿sabes  que en una revolución, al igual como en una novela, la parte más difícil es la de inventar el final? Si bien doña Inseguridad se ríe de mí,  yo soy de la opinión que hay que tener fe porque el tiempo no sólo es el mejor autor, sino porque siempre encuentra un final feliz aunque te suene, querido lector, cursi, ridículo o ingenuo. Y, ¿sabes por qué? Porque así bien no creamos en los políticos (hasta ahora no han encontrado una solución perfecta a los problemas del mundo), por lo menos, nosotros con nuestras buenas obras, podemos demostrar nuestra fe no a través de nuestras creencias religiosas, sino del valor  protagónico que ésta les da a nuestras vidas y a la de los demás. Pienso que es la única manera de mantener, aunque sea un poco. a raya a Doña Inseguridad.

 MARiSOL 

sábado, 9 de enero de 2021

Renglones torcidos

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¿Qué se trae Dios entre manos? Entre contratiempos, desgracias y fastidios Él escribe siempre derecho sobre nuestros renglones torcidos de vida. Esta gran verdad si bien es lapidaria, nos hace ver que lo que aparentemente parece difícil, al cabo de un tiempo llegamos a entender, desde otra perspectiva, que ya no lo es tanto. Es decir, los problemas que teníamos hace un tiempo atrás no son los mismos que los de ahora. Aprendemos a relativarlos o quizás a sobrellevarlos de mejor manera. 

Así piensa Bertha. Ella está convencida que cada paso que da, es un salto al vacío. ¿O acaso es un salto de fe? Sea como sea ella sabe no sólo lidiar con sus dudas y sus emociones, sino que arrastra sus pies hacia el borde del precipicio así sienta mucho temor. Parece una salida muy fea y, sin embargo aunque todo plan falle, sabemos que nuestra fe será nuestra mejor red para sostenernos ante las adversidades cuando vayamos en picada. Bertha inconscientemente sabe que Dios estará allí para escribir derecho sobre sus líneas torcidas, imperfectas e impuras de vida.

Si bien Bertha ha cometido muchos errores, ella está consciente que todos pertenecemos a un plan divino aunque nuestras mentalidades finitas no lo entiendan del todo. La verdad que los duros golpes que ha enfrentado Bertha a través de los años la han ayudado a fortalecerse interiormente aunque ella no pueda demostrar su plena confianza en Dios. Allí donde se encuentran esos renglones torcidos. Y es que Dios quiere ayudarla a que ella escriba mejor la historia de su vida, de manera derecha, en línea recta. Y mientras Bertha se mira hacia adentro para enfrentarse a su destino, ella sabe que no hay más destino que el que nos hacemos a mano sobre los renglones torcidos de nuestras vidas.

Bertha sabe que las cosas buenas y malas obran a su favor, sobre todo, dependiendo del lugar donde se encuentre no sólo su corazón, sino también su confianza porque todo tiene un propósito. Y por más que ella tome decisiones equivocadas, Dios estará allí para enderezar su camino porque ella ha degustado el amargo sabor de haber sido herida, de haber sido humillada y también defraudada. Así como Bertha ha conocido el amor, también no le es desconocido el desprecio. Conoce tan bien a la humildad como al envanecimiento. Bertha ha reído no sólo a carcajadas, sino que también ha llorado creando pequeños o grandes mares dentro de su alma. 

Pues bien, Bertha sabe que toda desgracia se transforma en una oportunidad, sobre todo, cuando uno está dispuesto a cambiar de actitud. Y es que lo que comienza chueco, puede terminar derecho. Pero para ello hay que invertir no sólo energía física, sino también una energía aún más grande, el de la fe. Ésa que es la creencia de una persona en relación con algo o alguien. Y como tal, se manifiesta por encima de la necesidad de poseer evidencias que demuestren la verdad de aquello en lo que se cree. Pues sí, la palabra Fe significa lealtad y fidelidad. Bertha comienza a entender que la fe es definida como fundamento en una creencia o una convicción que admite lo absoluto mientras que la razón es fundamento en la evidencia ya que la evidencia es la más decisiva demostración. Aquélla que se demuestra y no se proclama.

Antes de terminar, querido lector, te hago saber  que lo que Bertha ha aprendido es que cuando veamos alguna situación difícil, por ejemplo, como una enfermedad, un conflicto, una deuda o una depresión lo que podríamos llamar "renglones torcidos", Dios, que es amor y representa también a la salud, felicidad o prosperidad es el que nos ayuda siempre a escribir derecho aunque sea de manera lenta. Si bien Bertha, por un largo tiempo, ignoraba lo que significaba "Dios escribe derecho sobre renglones torcidos", hoy en día ella ya comprende que todas las cosas que le han sucedido la han ayudado para su bien. Y mientras Bertha sigue en pie a pesar de todas las decisiones equivocadas que tomó, también ella toma conciencia que la vida le enseñó a levantarse y a caminar con paso firme y derecho sobre las líneas o renglones torcidos de su vida. Esa vida que no es sólo de cada uno de nosotros, sino que es la de todos.


MARiSOL