jueves, 31 de marzo de 2022

CARPE DIEM

 

Lo Impredecible no soporta a la Incertidumbre porque ésta tiene una mala reputación. Pero, ¿realmente es cierto? Pues, lo Impredecible sabe que la Incertidumbre nos provoca mucho estrés y ansiedad. Sin embargo, la Incertidumbre se defiende argumentando que no sólo ella es una mentalidad crítica cada vez que termina tu rutina o la mía sino que tener incertidumbre es inesperadamente lo que uno debe tener en un momento de volatibilidad y desafíos complejos. Es así como antes que lo Impredecible la contradijera, la Incertidumbre siguió hablando y le hizo saber que no la viera sólo como una amenaza sino, más bien, como un desafío. Y como lo Impredecible se quedó pensando en esta respuesta comienza ahora él a entender que la Incertidumbre no significa que uno esté paralizado ni tampoco que uno esté renunciando a un problema. Es más, lo Impredecible se da cuenta que la Incertidumbre nos ayuda a ver qué tan estrechamente pensamos bien para sacar conclusiones correctas.

Pues bien, lo Impredecible después de disculparse con la Incertidumbre le preguntó por la opinión que tenía de él a lo que ella le contestó que no sólo le tenía temor a él por no poder ser ni pronosticado ni vaticinado o anticipado sino porque sus efectos suelen ser desconocidos.

- ¿Crees que yo tengo un comportamiento errático o evidencias una falta de coherencia en mi accionar? - le preguntó lo Impredecible a la Incertidumbre. Acaso, ¿no crees que yo pueda tener una cualidad positiva? Piensa que la vida, en general, es impredecible y que hace que ésta se vuelva más interesante.

- ¡Sí, es cierto lo que dices! - exclamó la Incertidumbre y luego le hizo ver que también existen los sucesos negativos, ésos que nos golpean y nos obligan a tomar decisiones para las que no estábamos preparados.

- Pero no te olvides - le hizo hincapié lo Impredecible- que si conseguimos recordar la posibilidad que nos sucedan cosas positivas, entonces, podremos hacerles frente con más fuerza para poder soportar el dolor que nos causa. 

¿Y tú que piensas, querido lector? ¿No piensas que estamos viviendo una época llena de muchas incertidumbres y que nos vemos expuestos a situaciones impredecibles, sobre todo, aquellas que ni siquiera nos hubiéramos imaginado vivirlas? Pero así la misma vida nos desafíe, en estos momentos, a no poder pensar, por fuerza mayor, en un mejor futuro, vivamos lo mejor que podamos nuestro presente no sólo porque es brevísimo sino porque éste vive entre la ilusión y la añoranza de un mundo mejor y aquí no hay cupo ni para lo impredecible ni para la incertidumbre. ¡CARPE DIEM!

 

MARiSOL 

 

 


domingo, 20 de marzo de 2022

Al garete

 

- ¿Qué quieren? ¿Cara o sello? - le gritó el Cielo a los miles de soldados que se encontraban en sus trincheras esperando el momento indicado para atacar a su enemigo. Ellos desconcertados no entendían la pregunta que retumbaba en sus oídos. Ésta se había dejado escuchar como un poderoso relámpago. Temor sentían los soldados ante esta pregunta porque parecía guardar una amenaza o acaso, ¿una solución al conflicto? Bueno fuera porque muchos se encontraban cansados y querían regresar a sus hogares, al lado de los suyos.

En vista que casi nadie se atrevía a decidirse por una cosa o por la otra, más que todo por miedo, el Cielo los retó haciéndoles saber que los que deseaban escoger "Cara"  tenían que tomar conciencia que no sólo la cara es el espejo del alma, sino que quien al Cielo escupe, en la cara le cae. Es más, también el Cielo les hizo saber que es triste ver que el hombre es como la luna porque tiene una cara oscura que a nadie enseña. 

Después  de decir esto, los soldados se pusieron muy inquietos. ¿Qué quería el Cielo de todos ellos?, ¿por qué no les hablaba de una manera más sencilla o más fácil como para poderlo entender del todo? Muchos de los soldados retaron al Cielo blandiendo sus armas y le preguntaron que qué pasaba si escogían "Sello". Pues, la respuesta del Cielo no se hizo esperar y les dijo a todos ellos que los pueblos son como una cera blanda y que todos dependen de la mano que les imprime el sello. Seguidamente el Cielo con voz muy seria exclamó: - ¡Ay, hombres ilusos, acaso no se dan cuenta que el alma humana sólo vive, de su incesante esfuerzo, por marcarse en todo, como sello imperial? 

Nuevamente, después de que el Cielo hablara de manera encriptada, prácticamente los soldados, tanto de un lado como del otro, se quedaron pensativos. El Cielo aunque pudiera hablar en todos los idiomas, su mensaje era muy difícil de entender. Y es así como varios soldados, tanto de un bando como del otro, se amotinaron maldiciendo al Cielo. Pero éste impertérrito les contestó con voz soberana: -¡Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender! Es más, sólo durante  los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos.  

Al terminar el Cielo de decir esta última frase y caer en un profundo mutismo mientras observaba a los soldados, éstos comenzaron a sentir que sus cabezas les explotaban. El Cielo había mandado clara la señal: "Era hora de ponerse a pensar en el otro, en hacer compromisos, en sentir empatía o en ponerse en los zapatos del otro porque no sólo todo nuestro conocimiento tiene su principio en los sentimientos, sino que mientras las teorías, las doctrinas o los sistemas se explican, los sentimientos se sienten ... Y es aquí donde el Cielo te pregunta a ti, querido lector, qué sientes tú en este momento. ¿Miedo, dolor, impotencia, rabia o una gran indiferencia porque el mundo entero está "al garete"? 

¡Ay! es que yo (ni soy el Cielo ni soy soldado) como la conciencia del mundo te hago saber como también a los soldados (si fueran sólo de plomo, sería mejor) que esta locución adverbial significa "a la deriva". Puede usarse como sinónimo de estar extraviado, sin rumbo, sin plan definido, fracasado o malogrado. También puede usarse coloquialmente para manifestar desagrado, disgusto o repulsión. Por este motivo, te hago saber, querido lector, que una guerra nuclear no es la solución para evitar que el mundo entero esté al garete. Todo lo contrario,  nuestras almas se convertirían en embarcaciones que se quedaron a merced de las corrientes y de los vientos del tiempo porque cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en que se pudo.

MARiSOL


 Imagen: "Al garete" de Ulises Bretaña Hevia (artista cubano, 1957)