lunes, 27 de abril de 2015

La ventana abierta

 

Alicia abrió la ventana de su  subconsciente para dejar escapar sus más profundos pensamientos y sentimientos, quizás porque éstos no pueden escapar a la sentencia de su destino. Y es que  en el mundo de los sueños podemos no sólo ser todo y nada, sino que nuestros sueños se convierten en recuerdos y anhelos. ¿Y qué pasa con los temores? No sé si yo esté errada y mejor dejo cerrada mi propia ventana para no saber qué es lo que me espera al otro lado de la cortina. Pero, ¿y qué pasa con la ventana de Alicia?

Alicia me miró y haciendo que mis palabras se volvieran insignificantes me dijo:
-Nuestros sueños nos ayudan a mantenernos jóvenes. ¿Qué sería de nosotros sin ilusiones?
- Pero yo no quiero tan sólo mirar en dirección a ese tipo de sueños - le respondí a mi amiga.
- ¿Y por qué no? - me preguntó Alicia un tanto disgustada.
- Pues, porque no quiero volverme, al final, sólo en la sombra de éstos - le contesté sin saber si lo que yo decía era cierto. 
Alicia dándose cuenta de mis dudas me hizo saber que los sueños o ilusiones  forman parte de la vida, de esa que se encuentra no siempre a nuestro lado, sino en el porvenir ... ese futuro por venir que todavía no ha llegado a mirarnos cara a cara porque no sabe si colocar mis sueños y los de ella en un lugar un poco cómodo: en nuestro saber.
Después de escuchar a mi amiga le pregunté:
- ¿Cuándo es mejor soñar, de día o de noche?
Alicia, antes de responderme, me preguntó si yo me refería a dormir despierta. Al decirle que sí, porque al día lo asocio con estar despierta aunque haya gente que duerme de día y está despierta de noche, mi amiga me dijo que las personas que sueñan de día son mucho más conscientes de muchas cosas que aquellas que sólo sueñan de noche ya que el subconsciente (la parte más profunda de nuestra mente) toma el control de nuestra mente y comienza a hilar toda la información que por ésta ha desfilado a lo largo de todo el día para comenzar a hablarnos en el lenguaje de los símbolos ... ese lenguaje raro y misterioso al cual no estamos acostumbrados de entender. 
- Prefiero los sueños de día, esos sueños que son las ilusiones que me sostienen para vivir  - le contesté a Alicia y luego le hice saber que los símbolos, ésos que se presentan de noche, me pueden llegar, por momentos, a atemorizar.
- Entonces, deja la ventana abierta de tu dormitorio para que éstos se escapen por ésta - me dijo Alicia retándome.
- ¡No! - un grito inesperado salió de mi garganta. Si bien con estos sueños no podré construir castillos en el aire, por lo menos, podré ver las señales que éstos emiten. Nunca se sabe si estas señales me pueden llevar a abrir de par en par la ventana de mi futuro ... ese futuro que se avecina a sesenta minutos por hora en pos de mis más queridos sueños.
Alicia me miró en silencio. Ella ya no sabe de qué tipo de sueño ambas hablamos. No importa ya. Lo único que yo sé es que en la tierra de los sueños mi espíritu inquieto abre la ventana, ya que la puerta de la razón está cerrada con llave, para poder salir volando por ésta y así vivir mis ilusiones en libertad. 

Al convertirme en pájaro me doy cuenta que   razonar yo no quiero, sólo sostener mis ilusiones sobre las alas de mi propia imaginación para salir volando ya no sólo a través de la ventana (del subconsciente, dormitorio o futuro),  sino hacia la vida.

MARiSOL





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