domingo, 29 de noviembre de 2015

Apariencias


Mientras las apariencias me entregan, de bienvenida, sidra en una copa de champán y me sonríen amablemente, yo me pregunto si seré capaz de ser la que no soy. En esta fiesta no sólo han regalado máscaras, a la entrada, a aquellos invitados, como yo, que no hemos venido disfrazados, puesto que todos tenemos roles a jugar. Bien, todos queremos vivir esta noche de apariencias para ocultar no sólo nuestras verdaderas identidades, sino también para olvidarnos de la verdadera realidad del mundo en la que nos toca vivir.

Entre falsedades y engaños quiero vivir esta noche aunque tú no estés de acuerdo, querido lector. Pues sí, ésta es la cara que quiero mostrar, mejor dicho, máscara, porque no encontré ningún disfraz que me gustara. Para tu información muchos invitados están súper bien disfrazados y otros pocos, como yo, tenemos máscaras puestas ya que las apariencias, como dueñas de la fiesta, las han hecho repartir entre todos los que vinimos sin disfraz (como ya te comenté).

Pues bien, entre estos invitados hay una que se niega a ponerse máscara: es la incertidumbre. Como ella nos exponía a todos a encontrarnos en una posición incómoda entre cuatro guardaespaldas la sacaron de la fiesta mientras ella gritaba amenazante:
- ¡Cobardes! disfruten esta noche, pero recuerden que vivir de apariencias no sirve de nada. Yo soy más fuerte que todos ustedes pues soy la única que puedo manejar la realidad del mundo a mi antojo.

Y mientras un alivio se hizo presente entre todos los invitados al ver que la incertidumbre ya no se encontraba entre todos nosotros, nos dejamos llevar al ritmo de la música de la orquesta contratada por las apariencias. Y es que todos queremos parecernos a lo que no somos, dejando de lado nuestras verdaderas identidades. ¡Ay! unos quieren parecerse a árabes millonarios, los otros quieren aparentar ser muy inteligentes como Einstein, otros juegan a imitar a actores de cine o a otras personalidades del mundo de la farándula, del ambiente político, filosófico, musical, literario, etc, etc... hasta algunos juegan a ser Batman o Superman. Esta fiesta brilla por sus magníficos disfraces aunque algunos se repitan.

¿Y yo qué pretendo ser esta noche? Sólo quiero aparentar ser feliz. Quizás porque me gustaría encontrar en la felicidad de los demás invitados mi propia felicidad. Las apariencias al darse cuenta de lo que yo pienso (ellas son los únicas que son capaces de leerles los pensamientos a sus invitados y saben bien quién es quién), me llevaron a una esquina y amablemente me dijeron:
- No aparentes ser feliz esta noche, sino simplemente sé feliz, porque la felicidad es mejor imaginarla que tenerla.

Al preguntarles el motivo de esta forma de pensar, las apariencias me contestaron a dúo:
- Pues, nunca podrás ser siempre completamente feliz ya que tú no estás dispuesta a mantenerte ignorante ante la verdad del mundo... aquella que es capaz de causarnos mucho dolor o impotencia. Por esta razón, nuestro deseo es que disfrutes, unas horas, de nuestra hospitalidad para que te olvides de tus preocupaciones, frustaciones o sueños rotos ante la realidad del mundo en que nos toca vivir actualmente.

Después de escuchar hablar a las apariencias, entré rápidamente al inmenso salón, con mi máscara ya puesta, donde cientos de invitados se encontraban reunidos charlando, comiendo y bailando con el mismo propósito que yo... de eclipsar (más no extinguir) por una noche no sólo nuestras propias realidades, sino de las del mundo entero.

MARiSOL





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