jueves, 2 de septiembre de 2010

El círculo vicioso

http://padronel.files.wordpress.com/2008/06/falda-de-flores.jpgVerónica se ha alejado de Antonio; le ha dado la espalda, pero no por mala, sino para cuidar su cuerpo y su alma... Ella quiere a Antonio, pero ella sola no lo puede ayudar.... 
Desde hace ya tiempo que Antonio consume diaramente no solamente "la píldora de la felicidad", sino también pastillas para controlar la ansiedad y el insomnio.

Al principio, Verónica pensó que Antonio era de naturaleza melancólica, pero  después de dos años de vivir juntos se dió cuenta ella que él tiene una depresión  que debe ser curada. Lo ideal sería que Antonio se pusiera pronto en psicoterapia para curar esa herida que aún le sangra. Pero a Antonio le resulta imposible esta alternativa porque por motivos de su trabajo, no puede. Él viaja mucho porque trabaja como gerente y representante de un laboratorio -de fama internacional- que produce todo tipo de medicamentos... su salvación pasajera. Si bien su trabajo lo distrae... es en las noches cuando  aparecen sus fantasmas. Un sentimiento de culpa ahoga al pobre Antonio.

Es así, como Verónica agotada psíquicamente, ha decidido romper su relación con Antonio aunque le cause dolor. Muchas lágrimas de miedo ella ha derramado... Antonio, más de una vez, la ha amenazado con que se suicidaría si ella lo abandona. Pero la decisión ya Verónica la ha tomado. Antes de dejarlo, primero, ella se tomará un descanso médico,  pedirá permiso por dos semanas en el colegio donde ella trabaja como secretaria y se irá a visitar a su mejor amiga, por cierto psicóloga, quien vive en otra ciudad. Y cuando regrese, se irá a vivir por un tiempo donde su hermana Sara, quien cuenta con un departamento grande y cómodo.

Ayer me enteré que, aprovechando que Antonio está de viaje en el extranjero, Verónica empacó su maleta y metió todo lo que ella necesita... ropa, un libro de psicología, sus cosméticos, pero las "píldoras de la felicidad" no se las llevará. Es más, con rabia las ha botado a la basura.  Verónica las  empezó también a tomar a escondidas y sin receta médica desde hace unos cuatro meses, porque comenzó a sentir los mismos síntomas depresivos que Antonio. 

Y para no hacerse dependiente de éstas y de otras pastillas más, Verónica ha dado el primer paso para romper el peligroso círculo vicioso en el que se encuentra. Y me alegro por ella. Cuando Verónica regrese, hablarán los dos... Ella no puede  ni casarse con Antonio ni tener hijos con él bajo esta lluvia de problemas. Ella merece recibir flores de amor de un hombre que no solamente la sepa querer bien, sino que él mismo también se sepa querer. Y dejarse ayudar es un signo de amor propio para vivir mejor. ¿No es cierto?

Ahora depende de Antonio en hacer desaparecer esas nubes negras que cubren su vida desde que su esposa murió a su lado -hace cuatro años- en un accidente automovilístico mientras él conducía. ¡Ojalá lo consiga! Porque, en el fondo, Antonio también merece ser feliz con Verónica o sin ella a su lado.


Marisol



Imagen sacada de