miércoles, 11 de abril de 2018

Pompa de jabón

Cuento de la vida real


Con paso vacilante caminas, hoy día, a mi lado y en silencio, mi querida pompa de jabón. Siempre temiste que hasta un simple soplo o sonido te destruyera en mil pedazos. Y así fue, al final de tus días. Y yo, en este momento, no puedo dejar de invertir unos segundos interminables y no sin cierto sosiego para simular alguien quien no soy ante ti, mi querida pompa de jabón. Y es que tú tenías miedo de explotar en cualquier momento.

Cuando pienso en ti, siento una punzada en el corazón. Es como si fuera un sinsentido que me apretara la garganta con absoluta firmeza una y otra vez. Tal vez existe en alguna parte de mi mente la posibilidad factible de nada ... esa nada que resulta demasiada llamativa mientras se intensifica mi vulnerabilidad a flor de piel bajo una triste perspectiva. Aquélla que sabe que tú, mi querida pompa de jabón en cualquier momento dejarás de existir. Ya lo has hecho desde que ya no te encuentras más en este mundo desde hace pocos días, sino en otro ...

Y mientras salimos ambas retratadas en unas pocas fotografías, ellas nunca quisieron saber de nefastas consecuencias. Y es que la idea de desaparecer del todo me asusta un poco. Quizá mis inquietudes no han tenido tiempo para reubicar los innumerables recuerdos compartidos contigo, querida pompa de jabón. Y mientras tú me preguntas con timidez desde tu mundo invisible si yo quiero comunicarme medianamente en una larga conversación con esos recuerdos de colores vestidos de un sentimiento auténtico llamado Amor, te digo que sí porque este sentimiento es fuente inagotable de reflexiones tan profundas como la misma eternidad, tan altas como el cielo infinito y tan grandiosas como el universo... ese universo que se convierte en caos cuando uno pierde, sin querer o a propósito, la fe y termina de reventar cual pompa de jabón ante los pies de nuestras vidas  como tú lo has hecho ante mi vida.

¡Ay! Querida Jolanta te recordaré siempre. Cual pompa de jabón frágil, única y vestida de sueños e ilusiones como la vida misma, tú reventaste ante mí, hace pocos días, y ante todos los que te quisimos. Yo aquí quedo triste con un ramo hermoso de flores que mañana depositaré en tu tumba mientras siento tu voz y tu risa a mi lado en este momento mientras te dedico estas palabras como señal de mi inmenso cariño y respeto hacia tu memoria.


MARiSOL


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