viernes, 22 de enero de 2010

Injusticia

Jugando con la letra "I"



Querida Iris:
Impresionada e impactada quedé con las irrebatibles, irremediables e irrepetibles imágenes vistas. Es increíble saber como iras irracionales cual inmensos incendios invadieron caseríos e idílicos pueblos indígenas infundiendo e irradiando inquietudes, intranquilidades, inestabilidades e impactos impresionantes. Hago lo indecible no sólo para intentar interpretar con inteligencia la inmadurez, ignorancia, idiotez, irresponsabilidad e insensatez de tanto inconformista asesino, sino para entender cómo muchos quedaron inalterables e impasibles e inexpresivos sin interrupción, ante tanta masacre ilógica. 

A los indeseables, implacables, indolentes, insolentes, insufribles, inquietos e impulsivos terroristas no les importó cuando los indefensos indígenas imploraban por su vidas y sus inesperados gritos indelebles no pasaban inadvertidos para nadie. ¡Insoportable e inconcebible idea!

Ni imágenes inmaculadas ni íconos idolatrados ni dioses imaginarios intervinieron en ese infierno incomprensible e inexplicable. ¡Cuántas inocentes identidades quedaron indocumentadas e instantáneamente fueron sepultadas con sus incógnitas ilusiones  bajo la indiferencia ilimitada e innadmisible  de tantos incrédulos ilusos!


En este instante -intermezzo de verdades incómodas- no soy ni inoportuna ni indiscreta ni imprudente ni impertinente al intercambiar contigo estas ideas ni inventadas ni imaginadas por mí. Más bien, estoy intranquila porque cuando a la inteligencia humana  se le instrumentaliza infamemente, se vuelve infinitamente inconfundible, insensible e ilógica. Las ideologías políticas dejan de ser idealistas, sino más bien, inexpresables, indebidas e inextricables,  cuando la igualdad de derechos inmediatamente desaparece ipso facto.

Inmovilizarte no es mi intención, Iris. Sólo me interesa informarte. No quiero influir en tus ideas, sino más bien intercalar ideas. Lo irreconocible tiene una cara y se llama "Yuyanapaq, para recordar". Interesante es, intensa también.

Como una intrusa me inmiscuyo ...  me imagino el horror insultante (inadvertido por tanto tiempo) de los miles de individuos torturados implacablemente.  Indignación es lo que siento. Es inconcebible, inadmisible e imperdonable lo sucedido. Nada fué irreal o incierto. A la intemperie salió lo inaudito. ¡Cuanta injusticia impronunciable!

Imaginarás como me siento ... indignada, irritada e indispuesta,

Irene



Marisol


* Fué una exposición de fotos realizada en Berlín en Octubre 2007 a la cual fuí.


Estas letras mías se las dedico a las 70,000 víctimas del terrorismo ocurrido en Perú de 1980 al 2000