viernes, 12 de febrero de 2010

Meditando (un plan)

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-Mamá, ¿Le temes a la muerte? -me pregunta mi hijo Sandro de 8 años con sus ojos color miel vestidos de una gran curiosidad. Ha entrado sin tocar la puerta. Ha interrumpido mi momento sagrado de meditación. Indudablemente que esta pregunta lo inquieta a mi querido hijo. Siento un nudo en la garganta. No sé por donde empezar...
-A veces sí, otras no- le respondo un poco nerviosa y continúo - Al final, vamos por la vida caminando hasta llegar a nuestro paradero final querramos o no.
- Te refieres a que vivimos para morir - comenta Sandro; sigue sin sonreir.  Desde hace cuatro meses que ya no sonríe. Y esto me preocupa mucho.

Yo hago un esfuerzo por no darle importancia al tema...¡ay! la muerte. ¿Será por este motivo que trato siempre de relajarme? Pienso en la horrible muerte de Eduardo. Se me encoge el corazón una vez más. Pongo la música a todo volumen para no pensar más en los motivos que tuvo él para abandonarnos de la manera que lo hizo. No quiero llorar más...

Sandro sabe que de mí no obtendrá más respuestas. Me conoce bien.  Antes de dejarme sola me da un beso y a voz en cuello me dice: 
-Te quiero mucho mamá. Nunca lo olvides. 
Yo le sonrío y me pongo a bailar. Giro y giro. Quiero entrar en trance para no pensar...

Al llegar Sandro a su dormitorio abraza a su oso de peluche y le dice al oído: -Panchito, termino de despedirme. Ya estoy listo para llevarte conmigo.  Le daremos  muy pronto la sorpresa a mi papá, ¿de acuerdo?

Mientras Panchito le guiña un ojo en señal de complicidad, Sandro ya tiene un plan... el frasco de pastillas somníferas de su padre y la botella de agua esperan por él. Y por primera vez sonriendo sale Sandro corriendo escaleras arriba... hacia el ático.  Panchito lo acompaña en este viaje sin retorno.

Marisol




Foto sacada de internet

8 comentarios:

ÁFRICA dijo...

Hola Marisol, me pregunto que motivos puede tener un niño, para pensar en la muerte, se que Sandro, solo piensa en encontrarse con su padre.

Bien por tu relato, nos acerca a un tema la muerte , para el que no tenemos respuesta.
Un beso

Gloria dijo...

Marisol , me parece un cuento corto que está magnificamente resuelto ( así definñia mi maestro de pintura , un trabajo bien hecho)
Yo, no temo a la muerte ... no a la mia . En la de mis hijos ¡¡¡¡ no quiero ni que se cruce la sombra ¡¡
La muerte de alguien muy cercano, de alguien de quién tenemos una dependencia , nos hace pensar en la posibilidad de irnos...aunque tan sólo seamos niños.
Me a crujido el corazón al leerte ...¡ que pena Dios mio¡¡¡
Un beso, con tanto o más frio que en Berlin.

Gloria dijo...

jaajajajjaa Marisol , te envio una h que se ha quedado en el teclado . Colocala en ese "me *a crujido " jajajajajajaj ¿ Vale ?
Otro beso grande.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Encantador blog el tuyo, un plcaer haberme pasado por tu espacio...

Saludos y un abrazo enorme.

Anónimo dijo...

Hola, ola de mar...
Pobre madre , no me gustaría vivir esa situación. Es triste tu relato, pero no menos lleno de sensibilidad y buena escritura, como nos tienes acostumbrados.
Un beso, del Aire

ShaO dijo...

No sé que palabra emplear para decirte como me ha quedado el cuerpo después de este cuento terrible y una vez más magistral...ainssss.
Un abrazote cielo

Clara dijo...

Me ha encantado¡. El niño, la madre que no habla,pero trasmite esa ausencia.Hoy en el trabajo he vivido algo que me ha recordado a tu relato y después de la emoción lo que me viene a la cabeza es el terrible peso que deja el suicidio,es una especie de coraza que aprisiona de por vida.
Un abrazo

Un abrazo

Belkis dijo...

Buena historia con triste final como resultado de un nefasto plan por alguien que no supo ver más allá y poder disfrutar aún y a pesar de la partida de un ser amado. Hace falta valor para la ejecución de ese tenebroso plan, pero sobre todo fortaleza para seguir con vida aún en la adversidad. Profundo Marisol.
Besitos desde Murcia

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