viernes, 27 de noviembre de 2009

Lazos de lealtad



Como loba leal logré salir, yo Laura Lizárraga, un lunes de Abril -a la luz de la luna- con un corazón lábil, débil, laso, laxo y lacerado luego de luchar contra mis lamentos, languidez y letargo, y limpiar mis lágrimas. Mis labios lacrados con tus besos lustrosos de líquen se quedaron sin lamer más tu lengua ligera y lasciva, querido Leonardo.

En este laberinto de emocionales locuras latentes limpio mi rostro lívido mientras lanzo un largo suspiro. Lentamente me libero de mi vestido de luto lucido por largo tiempo mientras leo tu nombre: Leonardo López sobre una pulida y lisa lápida de lapizlázuli bajo un árbol de laurel en el cementerio "La Molina".

Si bien tu dulce amor de leyenda liberó en mí una nueva luz, ahora con un  leitmotiv bajo el brazo (un libro escrito por ti titulado: "Lazos de lealtad"; una linda novela de amor) levanto vuelo (con tus letras) hacia Londres para olvidarme, no de ti, querido Leonardo, sino de tanto dolor acumulado en mi alma.

Ligera, liviana y lúcida me siento. Y aunque mis latidos leales a ti luzcan lastimados, después de haber lidiado con los recuerdos y librado una terrible lucha interior, ahora estoy lista para mi nueva libertad en un lejano lugar, fuera de Lima, aunque mis latidos leales a ti aún luzcan lastimados en esta despedida final. 

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Es una lástima que hayas quedado viuda, Laura, y que Leonardo haya muerto de leucemia, pero ahora te levantarás y volarás alto sin lastres en tu alma. Tú eres una luchadora de la vida. ¡Lo lograrás!


Marisol


He tratado de jugar con la letra "L"


 

Imagen sacada de Bing