lunes, 28 de enero de 2013

Mi muñeca Penélope


 
Anoche el llanto de mi muñeca Penélope me despertó. Y es que ella desde hace cinco años me dice que tiene un sueño que se repite todas las noches. Ella se ve esperando la llegada de un gran amor en una estación de tren. Hay veces que él llega, la saluda, pero ella no lo puede ver, solamente escucha su voz. Otras veces ella se ve esperando en vano. Él no baja del tren, sigue viaje y solamente la ve desde una ventana del tren mientras él la observa con ojos tristes.

No sé como calmar a Penélope. Yo también tengo un sueño por contar, pero se remonta a más de cinco años. Y este sueño no se presenta solamente de noche, sino a cualquier hora del día. Pero yo no tengo ganas de hablar de mí, sino más bien de Penélope. Y mientras escribo estas líneas, ella me pregunta:
- ¿Te molesta verme triste?
- Sí - le contesto seria y mientras la veo a los ojos le digo que si no cambia de cara la voy a regalar.
- ¡No lo hagas! -grita asustada mi muñeca.
- Mira, está bien sentirte triste un momento, pero hacer de la tristeza una manía, un vicio ya es otra cosa. Me pone mal. Es un desgaste emocional innecesario y yo necesito de toda mi energía para ser feliz aunque todo o nada hable en mi contra. 
Penélope no sabe qué decir. Solamente se disculpa.
- ¡Mira! la tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza del alma - le digo con voz enérgica y continúo hablando- Tú no haces ningún esfuerzo por ser feliz. Además, déjame decirte que si bien la tristeza forma parte de la vida, el pesimismo es otra cosa, es una enfermedad del espíritu.Y yo no sé que más hacer para alegrarte la vida.
Penélope me mira largamente y tímidamente me pregunta:
- ¿Es la vida triste o soy yo el problema?  
- La vida tiene dos caras - le contesto y sigo hablando - Si yo fuera como tú, no estaría acá. Yo soy de la opinión que las personas fuertes crean sus acontecimientos; las débiles como tú, Penélope, sufren lo que les impone el destino.
- Entonces, ¿mi destino está en tus manos? - me pregunta un poco asustada mi muñeca.
- Si tú sigues mirándome con tus ojos tristes, no creo que sea buena idea regalarte, porque no quiero que nadie sufra con tu tristeza.
- Entonces, ¿qué piensas hacer conmigo? - me pregunta ahora sí bien asustada Penélope.
- Es hora que despiertes de ese sueño - le digo y luego agrego - porque si no cambias de mirada, voy a meterte en una caja para no verte más. Tu triste egoísmo no me hace nada bien y tú sabes bien por qué.  
Penélope se acerca a mí, me abraza y me dice:
- Prometo esforzarme en sonreir más a menudo y a no dejarme manipular emocionalmente por ese sueño.
- Espero que así sea, porque esta tristeza tuya prolongada me está causando un dolor grande en el alma. No hay peor cosa que estar cansado de la alegría de vivir. Y yo, a pesar de todo, no dejaré nunca de sonreirle a la vida te guste o no, Penélope.

Marisol




Penélope
Joan Manuel Serrat  (1943)
cantautor español

Penélope,
con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo.
Penélope
se sienta en un banco en el andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico.

Dicen en el pueblo
que un caminante paró
su reloj
una tarde de primavera.
"Adiós amor mío
no me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mí
volveré a por ti..."

Pobre infeliz
se paró tu reloj infantil
una tarde plomiza de abril
cuando se fue tu amante.
Se marchitó
en tu huerto hasta la última flor.
No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope.

Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.
Penélope
uno tras otro los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.

Dicen en el pueblo
que el caminante volvió.
La encontró
en su banco de pino verde.
La llamó: "Penélope
mi amante fiel, mi paz,
deja ya
de tejer sueños en tu mente,
mírame,
soy tu amor, regresé".

Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.



Imagen sacada de bing