Antes de que mi abuela muriera, dijo en voz baja que mi abuelo estaba parado junto a la cama donde ella se encontraba agonizando. Yo no lo ví, pero sí ví, mejor dicho, vimos mis padres, dos hermanos míos, mi esposo e hijos y dos sobrinos cuando mi abuela extendió su mano derecha y como mirando a alguien, dijo en voz alta: "Me voy contigo".
Después que mi abuela Frida diera su último suspiro, abrí la ventana de su dormitorio (ella empezó a vivir con nosotros en casa de mi madre en cuanto quedó viuda) para que su espíritu volara. Después de dejar la ventana abierta de par en par (afuera brillaba el sol, el cielo estaba despejado en un hermoso día de Primavera), regresé al lado de mi abuela muerta. Sonreía. Mi madre llorando le cerró los ojos. La pena se apoderó de todos.
De repente, dos gorriones se pararon sobre la rama de un árbol, que estaba frente a la ventana, y empezaron a cantar. Y después, todos los que estábamos allí reunidos para despedirnos de mi abuela Frida, vimos entre lágrimas como los dos gorriones entraron a la habitación y después de volar alrededor de la cama de mi abuela, se fueron por donde llegaron. Mi abuelo Diego realmente había venido a buscarla.
Marisol