jueves, 20 de febrero de 2014

La postal de Rebeca




Querida Carla:
Lindas vacaciones paradisíacas estoy teniendo y bien lejos de mis alumnos. ¡Ja! En esta playa he estado junto con un grupo de turistas ingleses tomando un curso de buceo. Primero estuve insegura, después no. ¡Fabulosa experiencia! Tengo tanto por contarte... En cuanto regrese te llamo para reunirnos. Estoy segura que te gustaría estar aquí.
Cúidate mucho y ya nos vemos pronto,

Rebeca
               
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"Qué coincidencia que esta postal haya llegado justamente hoy día. La llevaré conmigo", pensó Carla con tristeza mientras la metía dentro del bolsillo izquierdo de su chaqueta azul. Luego se duchó, se puso su uniforme, tomó un jugo de naranja y salió hacia su trabajo en taxi.


El taxista, después de saludarla y meter la maleta de su pasajera en el auto, pensó: "Esta mujer lleva una pena tan grande en el corazón que más bien espero a que ella me hable". Razón tenía puesto que apenas Carla se sentó en el taxi comenzó a llorar. El atento taxista le pasó rápidamente a su pasajera un par de pañuelos de papel que Carla los recibió agradecida.
- Disculpe si lloro pero es que una gran amiga mía ha muerto hace pocas semanas y me ha impresionado recibir hoy día su postal - le dijo Carla con voz entrecortada.
- Lo lamento - dijo el taxista. Otra frase de consuelo no se le ocurría. Carla permaneció en silencio mientras se secaba las lágrimas durante todo el recorrido que hicieron juntos por la ciudad.


En cuanto el taxista aparcó su auto delante del aeropuerto Carla se llamó al orden y después de pagarle por sus servicios, ella caminó con paso firme hacia adentro del inmenso edificio. Faltaba casi una hora para empezar a trabajar y la jornada sería larga. Tiempo habría para llorar nuevamente la ausencia de Rebeca, pero ahora no debía aunque que quisiera. 

Si bien Rebeca había muerto en un trágico accidente aéreo hacía tres semanas atrás, Carla (ya dentro de la cabina de mandos del gigante avión) tenía que concentrarse mucho ante el nuevo tablero que tenía delante suyo. No podía ahora estar pensando en su querida amiga de la infancia.


El ingeniero de vuelos antes de tomar asiento, le dijo alegremente a Carla:
- ¡Felicitaciones!  Hoy es un gran día para ti, ¿verdad?
Carla después de agradecerle su comentario, habló con la jefa de azafatas para saber si todos los pasajeros ya estaban preparados para el despegue. Luego después se comunicó con la torre de control, y al recibir la señal de luz verde, le preguntó a Robert, el co-piloto de vuelo, con voz serena y firme:
- ¿Listo para el despegue?
La respuesta de su co-piloto de turno fué clara y sonora:
- ¡Sí, mi capitana! Me alegro de volar juntos. Espero que no sea la primera vez.
- Ni la última tampoco - respondió el ingeniero de vuelo mientras le guiñaba un ojo a Carla. Ella no dijo nada, sólo sonrió. Luego, tocó con su mano derecha el bolsillo izquierdo de su chaqueta azul donde había metido la postal antes de agarrar el timón del avión. 

Para Carla sería la primera vez que volaría como capitana su primer vuelo trasatlántico con pasajeros a bordo. Y aunque nadie viera a Rebeca, los ojos del corazón de Carla sí la veían y estaba feliz de saberla a bordo como su ángel protector.

Yo sé que Carla nunca se ha desprendido de su postal. Y aunque ésta ya esté arrugada por el tiempo, todavía Carla deja que su querida amiga de la infancia siempre vuele con ella. ¡Aloha!
 


Marisol


Aloha es palabra hawaiana, utilizada para saludar y bendecir a los visitantes. Se le puede traducir como belleza, paz, disfrute, o bienaventurado seas.


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Para tu información:
La línea aérea "Lufthansa" cuenta con 4,000 pilotos de los cuales 100 son mujeres y 15 son capitanas.


 




Imagen sacada de bing




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