jueves, 2 de octubre de 2014

La voz del viento

Es el viento quien me habla. Sólo yo lo escucho. Nadie más. ¿O acaso es sólo mi imaginación quién me hace creer que el viento tiene voz?
- ¡No me extrañes!  - me dice el viento con voz firme.
- ¿Por qué me lo prohibes? - le pregunto desconcertada.
- Porque yo no puedo darte lo que tú más deseas. Es imposible lo nuestro - grita el viento molesto. 
- Pero, ¿por qué?  - le pregunto intrigada de su extraña respuesta.
- Mira, querida Celia, yo estoy más cerca tuyo de lo que tú te puedes imaginar - me contesta el viento y continúa hablándome - No importa el lugar donde tú te encuentres, yo llego siempre a ti ya sea como brisa ligera o viento huracanado. No importa cual sea el disfraz que yo me ponga. Lo que cuenta es que tú no tienes motivos ni para extrañarme ni para sentirte triste porque yo siempre estoy a tu lado.
- Y tú, entonces, ¿por qué me sigues? - le pregunto desafiante - pero, ¿condicionas nuestro amor?
El viento, por un momento, se queda sin respiración y luego me dice con voz seria - Si te sigo a todas partes es porque tú eres el aire que yo necesito para respirar porque te amo más de lo que tú te puedas imaginar aunque nuestro amor sea imposible. 

Celia baja la mirada. No sabe qué más decir. Quizás el viento tiene razón. Ella siente que el viento le sacude el alma mientras regresa en silencio caminando por la orilla de su vida. 

Y mientras yo observo, desde mi ventana del instituto meteorológico ubicado en un faro, como Celia camina pensativa, yo sé que mañana ella tendrá motivos para sonreir porque no se sentirá sola. Mañana habrá mucho viento todo el día.

MARISOL





Pintura de Susan Harrison Tustain.
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