sábado, 5 de abril de 2014

El listón negro


En este momento Verónica quiere guardar silencio. Algo de cierto habrá que si ella calla nadie la traicionará. Ella siempre ha sido sincera, abierta.... demasiado, piensa ella. ¡Qué ingenua que fué! 
- Pero, ¿de mí también desconfías? - le preguntó su amigo, el pájaro rojo ... el pájaro del amor (si no me equivoco).
- ¡Ya no sé qué pensar! - exclamó Verónica.  
- Para mí la desconfianza es un signo de debilidad, amiga mía. ¿Qué pasa contigo? - le dijo el pájaro rojo.
- Estoy empezando a dudar de la amistad de algunas personas que creo conocer, pero que al final, no las conozco realmente porque se muestran de una manera, pero son otras, en realidad.
- Entonces, da tu amistad solamente a las personas de las cuales puedas aprender algo positivo - le dijo el pájaro rojo y luego agregó - Para serte sincero tu desconfianza hacia mí no me agrada nada y tu silencio, menos. Conmigo puedes hablar de todo. 
- ¿Te molestas conmigo si guardo ahora silencio? - le preguntó Verónica al pájaro rojo.
Él le dijo que no, que lo podía hacer.
- Gracias, pájaro rojo. Lo que sucede es que mi mente está llena de mucho ruido. Sólo quiero tenerte entre mis manos y acariciarte por un rato. Estoy decepcionada. Te pido que regreses a mí cuando me veas más tranquila. ¿Qué dices? 
- Como yo te conozco bien regresaré a ti cuando te vea más relajada. Ahora te veo tensa. Y al terminar de decir estas palabras y despedirse se fué volando el pájaro rojo.

Verónica al quedarse sola se dió cuenta que su soledad era mucho más solitaria que su propia desconfianza y que su silencio se estaba convirtiendo en el ruido más fuerte de todos los ruidos. Aceptó el reto puesto que ella quería empezar, desde hoy día, a seleccionar mejor a sus amistades, sobre todo, a las de internet, que dicen ser una cosa y son otra. Verónica los hizo desaparecer de su vida. Se quedó viuda de muchos de ellos, sin dar ningún tipo de explicación, y, por este motivo, se ha colocado un listón negro sobre su boca para no irse de lengua y así no hablar mal de ninguno de ellos. 

Yo entiendo a Verónica. No es la primera vez que limpio mi lista de amigos, sino que hasta me cambio el nombre porque en el mundo del internet son muchísimas las personas que usan listones negros sobre la boca como Verónica pero no para guardar silencio, sino para guardar en secreto su verdadera identidad.

 MARISOL




1 comentario:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Marisol:

Aunque no lo parezca, a veces viene viene bien algo de desconfianza, porque como dice el refrán: Ojos vemos, corazones no sabemos.

Abrazos.

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