viernes, 17 de octubre de 2014

El mar de la vida y yo


- "¡Quédate donde estás y no continúes caminando!" - me grita el mar. Al escucharlo y obedecer lo que dice mi mente racional, el mar se calma por un momento en lugar de aprobación.
- ¿Por qué me prohíbes ahora caminar por estos pilotes de madera? - le pregunto al mar disgustada.
- Porque resbalarías y podrías morir inútilmente en el intento de querer caminar sobre ellos - me dice el mar levantando nuevamente su voz y mientras sus olas vuelven a crecer en fuerza y violencia me dice que yo camine sobre este muelle cuando yo me sienta en armonía conmigo misma porque ahora yo no llegaré, con seguridad,  hasta el final de éste.
- Pero, tú ¿no crees que si yo espero a que tus olas sean pequeñas me resultará muy fácil poder caminar sobre este muelle? - le pregunto casi desafiante.
- ¡Te equivocas! - ruge el mar. 
- ¿Quieres decir que no tendría ningún sentido si ahora camino sobre este muelle?  - le pregunto tratando de entender el significado de sus palabras.
- Exactamente - me responde el mar. El mérito tuyo es caminar en armonía sobre la vida desafiando los obstáculos pero con serenidad y no en tensión y sintiendo miedos innecesarios. Allí radica en obtener el éxito deseado sobre cualquier meta que tú te propongas alcanzar. Escoge una meta, en este momento. Házlo en silencio. No hay necesidad que me des ninguna explicación. 
Yo, sin embargo, abro la boca y sin pensarlo dos veces le digo:
- Curar mi enfermedad, la que llevo en ....
- ¡Sh...! - me dice el mar interrumpiéndome y continúa hablando - Sea tu enfermedad física o mental está en ti sobrellevarla lo mejor que puedas. Y si tú me necesitas, yo sólo te puedo ayudar si yo también estoy sereno. Si estoy agitado como ahora no puedo serte de ninguna ayuda. ¿Me entiendes?
- Sí, tienes razón - le contesto. Esperaré a que tú también te calmes para convertir juntos cada paso mío en una meta y cada meta mía en un paso seguro y firme sobre cualquier obstáculo que se me ponga delante mío. 
- Con esta respuesta tuya te ayudaré a cruzar el muelle - me dice el mar ya más sereno. Sus olas grandes se hacen pequeñas mientras mi espíritu, de naturaleza inquieta y agitada, se va tranquilizando. Después de aprender esta lección, le digo al mar que ahora sí estoy lista para este reto.


MARISOL

 

Imagen sacada de Bing


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