miércoles, 8 de febrero de 2012

Amor de Kindergarten


"Ni siquiera con vestido corto Enrico me hizo caso." - pensó Carla. ¡Qué tiempos! Se puso a recordar después de ver esta foto tomada por su madre en el día de su tercer cumpleaños. ¡Qué cara tan fea tenía ella! Estaba molesta porque Sheila, la nueva vecinita francesa que llegó al barrio de italianos en Brooklyn, delante de ella le daba besitos a Enrico, su vecino y amor de Kindergarten. Enrico, después que conoció a Sheila se olvidó de Carla; ya no le tomaba de la mano ni le daba besitos ni jugaba con ella a las escondidas como antes. Y ya no lo vió más cuando Carla con sus dos hermanas y sus padres (ambos descendientes de italianos) se mudaron de ciudad y de estado (se fueron a vivir a Albuquerque en Nuevo México) y ella entró a otro Kindergarten.

El tiempo pasó y ahora Carla de mujer mayor se encontró a Enrico vía Facebook. Ella fué la que tomó la iniciativa. Ella tenía a sus espaldas un divorcio, dos hijos, tenía un buen trabajo; era jefa de personal en un periódico local de su ciudad de nacimiento, Nueva York.  Y hacía pocas semanas que se había mudado a Brooklyn a vivir cerca del edificio donde ella vivió de pequeña con sus padres y hermanas, le entró, por un momento, nostalgia y se acordó de Enrico, su primer amor. ¿Qué sería de él?  

Enrico le aceptó la solicitud de amistad. Vivía en otro país, en otro continente; se había casado tres veces, tenía también como ella dos hijos de la misma edad de los de Carla (23 y 25), y trabajaba como diplomático norteamericano en Camberra, Australia. Ninguno de ellos tiene contacto con Sheila, pero yo sí.
 
Sheila se ha quedado viuda desde hace ocho meses de un millonario norteamericano. No tuvo hijos pero sí tiene muchos caballos árabes y un amante más joven que ella que la ayuda en la cría y venta de sus caballos en la hacienda que ella tiene en Pomona, California.

Lo que no sabe Carla hasta ahora es que Enrico nunca la olvidó. En más de oportunidad él pensó en qué sería de ella. Si bien le apenaba que se encontraran tan lejos el uno del otro, bien que se alegró que Carla lo hubiera ubicado vía internet. Así fué como Enrico le contó a Carla que Sheila se aburrió de él al poco tiempo que Carla se fué del barrio. A Sheila lo que le divertía era ver como Carla se molestaba cuando ella le daba besitos a Enrico. Era su juego preferido. Nada más. Y Enrico se dió cuenta tarde de lo tonto que fué. Carla sí lo había querido de verdad.

Enrico casualmente viajará en dos semanas a Nueva York porque tiene una entrevista de trabajo en las Naciones Unidas. Él quiere regresar a los Estados Unidos y vivir nuevamente en Nueva York; está cansado de viajar y de tantos cambios de países. Aprovechará la estadía para ver a Carla. Enrico sonrió. Carla también. A pesar que la vida los ha llevado por distintos caminos, ¡quién sabe si este amor de Kindergarten vuelva a renacer! 

Marisol



Como Hemos Cambiado

Presuntos implicados

¡Ah! Cómo hemos cambiado
qué lejos ha quedado
aquella amistad.
Así como el viento lo abandona todo al paso,
así con el tiempo todo es abandonado;
cada beso que se dá, alguien lo abandonará.
Así con los años unidos a la distancia,
fue así como tú y yo perdimos la confianza;
cada paso que se dio, algo más nos alejó.
Lo mejor que conocimos,
separó nuestros destinos
que hoy nos vuelven a reunir;
tal vez si tú y yo queremos
volveremos a sentir aquella vieja entrega.
¡Ah! Cómo hemos cambiado
que lejos ha quedado aquella amistad.
¡Ah! ¿qué nos ha pasado?
cómo hemos olvidado aquella amistad.
Y así como siento ahora el hueco que has dejado
quizás llegada la hora vuelva a sentirte a mi lado
tantos sueños por cumplir, alguno se ha de vivir.
Lo mejor que conocimos,
Separó nuestros destinos
Que hoy nos vuelven a reunir;
Tal vez si tú y yo queremos
Volveremos a sentir aquella vieja entrega.
¡Ah! Cómo hemos cambiado
Que lejos ha quedado aquella amistad.
¡Ah! ¿qué nos ha pasado?
Cómo hemos olvidado aquella amistad.

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