domingo, 4 de enero de 2015

La desnudez de(l) Alma




Alma había desnudado su alma sin pensar en lo que podría pasar; simplemente la había desvestido en sus versos para evitar que ésta se ahogara con el calor que salía de sus entrañas, ese calor envuelto en deseos no cumplidos que nunca tendría entre sus manos limpias, pero no llenas.

Sin fijar distancias Alma había desnudado su alma entre su presente, pasado o aquel futuro que ella nunca vería al lado de Piero, porque ella siempre supo que su amor por él quedaría viviendo entre sus letras, esas letras que pedían en grito silencioso sólo su abrazo sin medios de comunicación de por medio.

Alma había desnudado su alma sabiendo a conciencia que no tenía nada que perder, pero tampoco tenía ella nada que ganar. Lo único que ella sabía era que la desnudez de su alma nunca exigió nada, sólo ofreció lo mejor que tenía. Es así como Alma llegó al aeropuerto a buscar a Piero para mostrar, de una vez por todas, a la desnudez de su alma, la cruda realidad. Esa realidad que no necesariamente le da la mano a sus sueños porque son más grandes que la vida misma.

Y mientras Alma desnudaba su alma ante Piero, él no resistiendo tanto amor, bajó la mirada y cayó en un sueño profundo con la esperanza de encontrar allí a Alma para dejarse caer en sus brazos porque sólo en la tierra de los sueños, podían ambos ser libres y amarse hasta la eternidad.

La vida le ha aconsejado a Alma que nunca rechace sus sueños, por más irracionales que éstos sean, porque el mundo sin ilusiones qué sería ... un mundo sin alma. Y es que el alma siendo inmortal se desnuda no sólo ante la vida, sino ante la eternidad ... allí donde no existen sueños, sino sólo otra realidad vestida con la desnudez de nuestras almas.


MARiSOL







 Imagen sacada de Bing
  

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