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lunes, 21 de julio de 2025

Entre la realidad y la existencia

 

Mientras la noche cae de rodillas ante esta lluvia triste y pesada, siento que miro imágenes falsas. Son como proyecciones que mis ojos ven en la oscuridad. Definitivamente la realidad es más profunda y completa, compuesta no sólo de meras apariencias de las esencias donde la existencia se mueve entre el mundo sensible (físico) y el mundo inteligible (conocimiento), y nos observa atentamente.

¿Será cierto que la realidad es el mundo en su totalidad, mientras la existencia es la propiedad de pertenecer a ese mundo? Pienso que sí porque mientras un árbol, una flor, un río, etc. existe formando parte de la realidad, un personaje de novela, existe pero sólo en tu imaginación, querido lector, o en la mía. 

Y mientras yo pienso en la diferencia que hay entre la realidad y la existencia, ellas me piden que guarde silencio porque ambas quieren hacerme saber que si bien hay una relación estrecha entre ellas dos y han sido siempre objeto de debate filosófico, también es cierto que algunos filósofos han explorado la naturaleza de la existencia misma mientras que otros filósofos le siguen dando más importancia a la relación entre la realidad y la percepción humana. ¡Ay! esa percepción sensitiva que muchos hemos perdido, ¿no crees, querido lector? 

En esta noche lluviosa donde el verano se ha ido de vacaciones, percibo que entre las sombras de la vida hay horas en que la realidad que nos rodea desea entender mejor nuestra existencia en este mundo que no fue hecho en el tiempo, sino con el tiempo y que ha sido creado para ser recreado.

¿Será cierto que la realidad es el conjunto de todo lo que es mientras la existencia es el hecho de ser? ¿No será acaso que la existencia es una parte de la realidad mientras ésta abarca todas las existencias?

Al hacerme yo estas preguntas, la Realidad toma la palabra y me dice que ella abarca la totalidad de lo real o verdadero, incluyendo todas las entidades y fenómenos muy indepedientes de si se perciben o comprenden. Es decir, ella es aquello que acontece de manera verdadera o cierta, sea en sentido positivo como negativo, y no se mueve en el mundo de la fantasía, la imaginación o ilusión. Esto es lo que tengo que decirte mientras la percibes, querido lector, a través de tu vista, oído, olfato, tacto y gusto.

Es así como también la Existencia me hace saber que ella puede ser tangible como una montaña o intangible como una idea o pensamiento. Es más, querido lector, te has hecho la pregunta: ¿Qué sentido tiene la existencia? ¡Ay! El sentido de la vida es una búsqueda y tarea personal y trata de encontrar una trascendencia del lugar y de lo que somos, al fin y al cabo, reconociendo la permanencia y la finitud. Algo más, ella como la Existencia, es el "ser" interno aprehendido por tu conciencia, porque no sólo tiene que ver con lo que tú piensas, querido lector, o  con lo que sientes o te motiva, sino también en gran medida con lo que haces. 

- ¡Muy cierto! - exclamó la Realidad. Hay que tener en cuenta este famoso proverbio:   "Del dicho al hecho hay mucho trecho".

- Efectivamente- dijo la Existencia. Los hechos son lo que cuentan y no las palabras porque éstas son como las hojas; cuando abundan, poco fruto hay entre ellas. Y esto es una realidad tangible, ¿no crees, querido lector?

La Realidad sonrió. Y tú, querido lector, en la realidad en la que te encuentras, te pregunto con mucho respeto: ¿Existes o vives? Porque me imagino que conoces bien la diferencia entre "existir" y "vivir". En caso no lo sepas, te hago saber que la diferencia entre ambas radica en la intensidad y propósito con que experimentas tu propia existencia. ¿Y sabes por qué? Pues, porque existir se refiere al hecho de estar vivo mientras que vivir implica, más bien, una participación activa y consciente en la vida. Es decir, mientras unos existen de manera pasiva dejándose llevar por las circunstancias o por lo que otros le digan qué hacer, están aquellas personas que tienen una actitud activa ya que asumen la responsabilidad de construir su propia vida y/o la de ayudar  en todo lo que puedan a sus seres queridos o al prójimo. La realidad nos hace ver que no basta con levantar al débil, hay que saberlo sostener. Por esto mismo te pregunto, querido lector: ¿Qué estás haciendo por los demás aparte de mirarte a tu propio ombligo? Porque he de terminar haciéndote saber con la aprobación tanto de la Realidad como de la Existencia que lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros pero lo que hacemos por los demás y por el mundo permanece y es inmortal ya que uno de los secretos profundos de la vida es que no sólo lo único que merece la pena hacer es lo que hacemos por los demás, sino que ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad de los demás como de la tuya propia, querido lector.

MARiSOL 


lunes, 25 de noviembre de 2024

El enigma de la vida

 


¿Será  cierto que el teatro de la Creación parece estar construido para el ejercicio del libre albedrío y para el fortalecimiento potencial de la existencia de un plano de conciencia superior? Quizá. Mi pregunta no tiene ningún color de profecía. Sabe, más bien, a ese enigma que uno cree haber resuelto de joven y que con el paso de los años uno reflexiona sobre él para sólo descubrir que es insoluble. Quizá no estamos preparados para hacerle frente al enigma de la vida porque es difícil de entender o de dilucidar. ¿Será, querido lector, que  se debe a que no tiene una respuesta o una solución fácil?, ¿o, acaso, incluso, no la tiene en absoluto?

Pienso que el enigma de la vida no es ni humo ni niebla, sino, más bien, un concepto que presenta un problema complicado. Yo diría que hasta oscuro. Es, en todo caso, un desafío que incita al pensamiento, que te plantea  a ti, querido lector, como a mí también, una pregunta. Diría que pone en marcha el proceso de conocimiento hacia un fin aún incierto, quizá porque el futuro no es más incierto que nuestro presente. Y, por este motivo, viendo que la vida es tan incierta, hay que abrazarnos a la felicidad, cual premio pasajero que se aferra al tiempo, y aprovechar el momento en que se nos presenta.

No sé si mis ideas sean sólo un cúmulo de desatinos o disparates o si tanto tú, querido lector, como yo seamos un maravilloso misterio en un mundo tan cambiante e inexplicable mientras vamos buscando las cosas inciertas porque las ciertas las hemos perdido de vista. Es como cuando uno no puede descubrir nuevas tierras por no tener el valor de perder de vista la orilla o no poder nadar hacia nuevos horizontes por no tener el valor de perder de vista la costa.

Finalmente, me pregunto si será cierto que existen tres clases de testigos ante el enigma de la vida. Aquellos los que han visto bien, pero dudan de lo que han visto. Luego, los que han visto mal, pero creen haber visto bien. Y los que no han visto nada y aseguran haber visto todo. Y tú, querido lector, ¿qué clase de testigo eres?  Tal vez el enigma de la vida nos haga saber que no sólo hemos visto más cosas de las que recordamos, sino que recordamos más cosas de las que hemos visto. ¿Y sabes por qué, querido lector? Pues, porque gracias a la energía que despierta el enigma de la vida en nosotros, nos impulsa a seguir adelante, a sobreponernos a nuestros temores e incertidumbres mientras nos pide, una y otra vez, intentar desvelar su misterio, así sea éste de difícil entendimiento por ser un conjunto de palabras de sentido encubierto como un acertijo por ser un enigma envuelto en un misterio dentro de un enigma. 

MARiSOL 

 

miércoles, 10 de julio de 2024

A la luz de las farolas


Ana María, tal vez, nunca logre llegar donde tenía la intención de ir, pero, algún día, habrá terminado donde tenía que estar. Pues sí, ¡quién sabe!, allí donde su vida nunca estuvo ajena a la magia... esa magia que cual puente la ayudó a cruzar para ir del mundo visible hacia el invisible mientras ella veía sorprendida como la felicidad, viajando de incógnito y flotando en el aire, había llegado  a tocar la puerta de su corazón más de una vez, sobre todo, cuando ya no se lo esperaba. Quizá por ser lo inesperado lo que acontece entre la realidad y lo trascendente. Y es que el que no cree en la magia nunca la encontrará y menos en las estrellas y en los libros...

Es así como a la luz de las farolas es de poca importancia lo que pensamos, lo que sabemos, lo que sentimos, lo que imaginamos o lo que creemos. Sólo es importante lo que hacemos, sobre todo, si nuestras acciones están vestidas de buena voluntad por llevar dentro nuestro la magia del corazón... allí donde la vida ni te araña el alma ni tampoco ésta se viste de rituales, símbolos y técnicas para influir en nuestra realidad de manera inexplicable o sobrenatural. 

Pues bien, si bien la magia se considera una ilusión o una forma de pensamiento mágico que no se ajusta a las normas de evidencia y racionalidad por ser abordada desde un enfoque crítico y hasta escéptico, Ana María piensa que si bien tanto la magia como la religión comparten una dimensión simbólica, su camino se bifurca en su orientación hacia la divinidad... allí donde, finalmente, todas las leyes humanas se alimentan de la ley divina. 

Y es que haciendo el bien, querido lector, tu corazón y el mío irradian esa luz divina que les envuelve vistiéndolos de magia. ¿Y sabes por qué? Pues, porque la divinidad está en ti y en mí. Es así como Ana María, a la luz de las farolas de su vecindario, entabla un diálogo abierto con Dios. No le pide una carga apta para sus hombros, sino le pide unos hombros aptos para soportar su mochilla llena de preocupaciones. Y no sólo las suyas propias, sino las preocupaciones que sacuden al mundo desde hace ya tiempo... ese tiempo donde es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con una buena dosis de desconfianza, sobre todo, si se pretende asegurar nuestro porvenir como humanidad. 

Y ¿sabes por qué, querido lector? Porque ya han sido muchos que quisieron traer luz al mundo (manifestando paz, amor, felicidad y sentido de unidad con el universo) y terminaron colgados de una farola, con excepción de uno que no sólo fue colgado, sino también crucificado en una cruz. Y es que la luz de Cristo es la energía divina, el poder o influencia que procede de Dios y que ejerce una influencia para bien en la vida de las personas y las prepara para recibir el Espíritu Santo. Es su luz divina la que nos ilumina tanto espiritualmente que podemos prescindir de estar bajo la luz de las farolas.

MARiSOL

 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Hojas doradas

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En este día otoñal la vida me hace ver que así como la naturaleza no permanece estática, nosotros tampoco.  Y es que a través de las estaciones del año nos damos cuenta que no sólo nacemos, sino que maduramos, envejecemos y morimos. Cada estación tiene un comienzo y un final. Pues sí, este Otoño se está despidiendo de a poquitos con cada día que pasa para darle la bienvenida en pocas semanas al Invierno ... en esta parte del mundo donde me encuentro.
La vida me hace saber que por más que ya no hayan tantas flores ni tampoco hojas en los árboles como antes, quedan las ramas. Y esto no debe entristecerme, de ninguna manera. ¿Y sabes por qué querido lector? porque la naturaleza no se destruye a sí misma, sino que se transforma. ¡Ay! la vida me hace saber también que el Otoño nos pide de no dejar tiradas nuestras hojas por el camino, sino de revisarlas una a una para ver qué debemos transformar en nuestro mundo interno. Estoy todavía a tiempo de prepararme para mi cambio espiritual antes que llegue el Invierno porque por ser la estación más oscura y fría del año, necesito de mi sol interno para poder ver con claridad qué es lo que debo cambiar. Las hojas doradas del Otoño me sonríen aprobando este pensamiento mío.

El Otoño pide la palabra para hablarme:
- Yo soy aquella estación que se encuentra acá para enseñarte a hacer un balance de tu vida. Y mientras la Vida lo mira complacida, el Otoño continúa hablándome - Es hora que hagas un balance de tu vida para que así le puedas hacer frente con entusiasmo al frío Invierno. Mira, si eres honesta contigo misma y estás dispuesta a cambiar lo que quieres cambiar en ti, entonces no le temas a la oscuridad, que ya está a puertas de llegar, porque tu luz interna te sabrá alumbrar no sólo tu camino de vida, sino tus pensamientos siempre y cuando los hayas renovado y tú te sientas satisfecha contigo misma.

Me doy cuenta que el Otoño tiene razón en lo que me dice. Pero todavía siento que hay algo que me impide avanzar para ser la persona que yo quiero ser. Debo pensar seriamente en lo que quiero despedir de mí, lo que quiero dejar morir para que surja algo distinto en mí como un nuevo pensamiento, un nuevo propósito .... Sí, he de rediseñar mis ideas. No es fácil. También me estoy dando cuenta que debo soltar personas, cosas y hasta ideas para seguir avanzando en mi camino de vida. Indudablemente que la vida no es fácil vivirla no sólo en armonía, sintonía y sincronía con todas las personas que conozco, sino también conmigo misma. Por este motivo el Otoño me pide que no sólo revise, sino que revalúe mis hojas (doradas y no doradas) de vida. En ello estoy. 


MARiSOL
 
 
 Imagen sacada de Bing